La Oficina
Internacional del Trabajo (OIT) difundió hoy un informe
advirtiendo que en el mundo hay al menos 12,3 millones de
personas víctimas del trabajo forzoso. "Este es un mal
social que no tiene cabida en el mundo moderno", dijo el
Director General de la OIT, Juan Somavia.
El nuevo informe titulado "Una alianza global contra el
trabajo forzoso" precisa que cerca de 10 millones de estas
personas son explotadas por la práctica del trabajo forzoso
en la economía privada y no directamente por los Estados.
Además dice que alrededor de 2,4 millones también son
víctimas del tráfico de seres humanos.
En este informe de la OIT se entrega por primera vez un
cálculo mundial de las ganancias generadas por la
explotación de mujeres, hombres y niños objeto del tráfico,
que ascienden a 32.000 millones de dólares, lo que equivale
a un promedio de 13.000 dólares por cada persona traficada y
forzada a trabajar.
"El trabajo forzoso representa la otra cara de la
globalización, una que le niega a las personas sus derechos
fundamentales y su dignidad", dijo Somavia. Y destacó que
"para lograr una globalización justa y un trabajo decente
para todos, es esencial erradicar el trabajo forzoso".
Este informe es el análisis más completo realizado por una
organización intergubernamental sobre las características y
las causas del trabajo forzoso. Fue preparado en el marco
del proceso de seguimiento a la Declaración sobre los
principios y derechos fundamentales en el trabajo adoptada
por la OIT en 1998, y será objeto de debates durante la
próxima Conferencia Internacional del Trabajo de la
Organización en junio.
El trabajo forzoso es un problema global importante y está
presente en todas las regiones y en todos los tipos de
economía. Al nivel regional el número más alto de
trabajadores forzosos se registra en Asia, con 9,5 millones.
Además el informe dice que hay 1,3 millones en América
Latina y el Caribe, 660.000 en África al Sur del Sahara,
260.000 en Medio Oriente y África del Norte, 360.000 en los
países industrializados, y 210.000 en los países en
transición.
La explotación económica forzosa de personas (en sectores
como agricultura, construcción, fabricación de ladrillos y
talleres manufactureros informales) afecta en proporción más
o menos similar a mujeres y hombres. Sin embargo, la
explotación forzosa sexual, con propósitos comerciales,
tiene como víctimas principales a mujeres y niñas. Por otra
parte, los niños menores de 18 años están entre los más
afectados, pues representan entre 40 y 50% de todas las
víctimas de trabajo forzoso.
Cerca de la quinta parte de todos los trabajadores forzosos
también son víctimas del tráfico, pero la proporción varía
en forma importante en las diferentes regiones del mundo. En
Asia, América Latina y África subsahariana la proporción de
trabajadores forzosos que además han sido traficados es de
menos de 20%, mientras que en los países industrializados y
en transición, así como en Medio Oriente y África del Norte,
más de 75% del total son también víctimas de tráfico.
La mayor parte del trabajo forzoso existente en la
actualidad ha sido detectado en países en desarrollo donde
formas antiguas de esta práctica se adaptan a los tiempos
actuales, en especial en una serie de actividades en el
sector informal. La servidumbre por deudas con frecuencia
afecta a grupos minoritarios que sufren discriminación en el
mercado laboral, incluyendo a los grupos indígenas. En
general, quedan atrapados en un círculo vicioso de pobreza
del cual les resulta cada vez más difícil escapar. Muchas de
las víctimas trabajan en zonas remotas, donde la inspección
laboral constituye un desafío.
El documento contiene información sobre nuevas formas de
trabajo forzoso que afectan a los trabajadores migrantes, en
particular a los que son ilegales, tanto en los países ricos
como en los pobres. También examina las condiciones bajo las
cuales suele presentarse el trabajo forzoso, como aquellas
que se producen cuando hay controles poco efectivos sobre
las agencias de reclutamiento o los sistemas de
subcontratación, o cuando las inspecciones laborales son
débiles.
La aparición de nuevas formas de coacción en la economía
globalizada plantean algunos interrogantes. El informe
analiza las fuertes presiones para la desregulación de los
mercados laborales, como un modo de reducir los costes
asociados al trabajo y aumentar de esa manera la
competitividad.
Para Juan Somavía, "el trabajo forzoso es la verdadera
antítesis del trabajo decente, que es la meta de la OIT y es
urgente diseñar estrategias efectivas para combatir el
trabajo forzoso en el mundo actual. Se requiere contar tanto
con la aplicación de las leyes como con formas de abordar
las razones estructurales del trabajo forzoso, bien sea por
sistemas agrícolas anticuados o por mercados laborales que
funcionan de forma deficiente".
El informe dice que el trabajo forzoso puede ser abolido,
pero advierte que para lograrlo será necesario que los
gobiernos y las instituciones de los países cuenten con las
políticas adecuadas, apliquen la ley con vigor y muestren un
sólido compromiso con la erradicación de esta forma de
tratar a los seres humanos. También destaca la experiencia
positiva alcanzada en algunos países donde, con respaldo de
la OIT, se está abordando el problema del trabajo forzoso
mediante la adopción de legislación más estricta y de
mecanismos para su aplicación, poniendo en práctica
programas y políticas para atacar sus causas, y ayudando a
las víctimas a reconstruir sus vidas.
"A pesar que se trata de una gran cantidad de personas, no
son tantos como para que sea imposible lograr la abolición
del trabajo forzoso", dijo Somavia. "Por eso la OIT plantea
la necesidad de una alianza mundial contra el trabajo
forzoso que involucre a gobiernos, organizaciones de
empleadores y trabajadores, agencias para el desarrollo e
instituciones financieras internacionales comprometidas con
la reducción de la pobreza, y a la sociedad civil,
incluyendo instituciones académicas y de investigación. La
voluntad política y el compromiso global nos permitirían
alcanzar durante la próxima década la meta de relegar el
trabajo forzoso a la historia", agregó.
UGT
12 de mayo del 2005