Don Goldwater,
posible candidato republicano a gobernador de Arizona, ha
propuesto confinar a los inmigrantes ilegales en campos de
trabajos forzados y utilizarles como «mano de obra» para
construir el muro en la frontera.
Goldwater, miembro ilustre de los Minutemen («vigilantes» o
«cazadores» de inmigrantes), lleva todas las de ganar en las
primarias del Partido Republicano y figura a 11 puntos
escasos de la gobernadora demócrata, Janet Napolitano, en
los sondeos para las elecciones legislativas de noviembre.
El aspirante republicano, de 50 años, trabajó activamente en
las campañas presidenciales de
Reagan y de
George Bush,
padre e hijo. Su fulgurante ascenso, gracias a sus proclamas
incendiarias contra los indocumentados, son un indicio de
hasta qué punto se ha radicalizado el debate sobre la
inmigración en Estados Unidos.
A Goldwater lo vimos hace tres meses en un mitin de los
Minutemen en pleno desierto de Arizona, rodeado de uniformes
paramilitares y de ultraderechistas con la pistola en la
riñonera. Por segundo año consecutivo, se mostró dispuesto a
patrullar la frontera como un «vigilante» más.
«Cuando sea gobernador, habrá miles de voluntarios como
vosotros trabajando con todas las de la ley junto a la
patrulla de fronteras y la Guardia Nacional», dijo entonces,
ante un centenar de simpatizantes. «Tenemos que
frenar esta invasión como sea».
Su retórica ha salido al encuentro del fuerte sentimiento
antiinmigración que está calando en Arizona, y le ha
permitido llevar la delantera entre los aspirantes a la
nominación republicana.
Campos de concentración
Su plataforma electoral, que hace unos meses habría pasado
desapercibida como una excentricidad, va mucho más allá de
lo que hasta ahora se había atrevido ningún candidato
ultraconservador. Goldwater propone ni más ni menos que
crear campos de concentración para los inmigrantes sin
papeles. Los soldados de la Guardia Nacional desplegados en
la frontera se encargarían de la vigilancia. Los inmigrantes
tendrían que llevar a cabo trabajos forzados como «la
construcción de un muro y la limpieza de las zonas del
desierto que ensucian a su paso».
Goldwater acusó a su rival demócrata, Janet Napolitano, de
«proteger a los indocumentados» y prometió «mano dura» si
llega al poder. Dos de sus primeras medidas serían la
ampliación de la ley que niega la asistencia social a los
sin papeles y la imposición de sanciones mucho más severas
contra las empresas que les dan trabajo.
Goldwater se desmarcó de la línea moderada de su propio
partido y se mostró contrario a una reforma migratoria que
dé cobertura legal a los 12 millones de indocumentados. O
deportación, o trabajos forzados: ésas son las dos únicas
«opciones» que el candidato republicano daría a los
«ilegales».
Su prioridad, dice, es «la seguridad en la frontera», y por
decreto acabaría con los «santuarios» para inmigrantes en
Arizona. Decenas de ciudades, tan significativas como
Chicago, Minneapolis o Detroit, se han
autoproclamado «santuarios» y han prohibido a los policías
locales que pregunten a los inmigrantes por su estatus
legal, tal y como ha requerido el Departamento de Seguridad
Interior. La ofensiva de Seguridad Interior en los últimos
meses se ha traducido en la detención de 2.000 inmigrantes y
la deportación de unos 800. El miedo a las redadas
antiinmigrantes se ha propagado por las empresas y por los
barrios con fuerte presencia hispana.
Carlos Fresneda
Tomado de www.comfia.info
28 de junio de 2006