Se considera, que
como mínimo, doscientas personas fueron asesinadas
por el ejército y la policía durante la represión
El gobierno militar de Birmania enfrenta actualmente
su mayor desafío desde el levantamiento nacional de
1988. La ola de protestas, inicialmente disparada
por el incremento en el precio de los combustibles a
mediados de agosto, ha crecido y reunido suficiente
fuerza para nuevamente llevar a miles de personas a
protestar en las calles de Rangún y otras
ciudades, en abierto desafío a la amenaza de los
militares de responder con arrestos y violencia. La
hasta ahora renuencia del gobierno a recurrir a la
fuerza no debe adjudicarse a falta de capacidad. Dos
décadas de dictadura y guerra civil no han saciado
su apetito ni su arsenal de represión.
La junta militar que
asesinara a 3.000 birmanos en 1988 no ha cambiado.
Lo que cambió fue que Birmania ha logrado escurrirse
de la vista, eclipsada por la "guerra al
terrorismo". Si bien el régimen no ha alcanzado
exactamente respetabilidad, ha logrado aumentar las
exportaciones de alimentos y otros y obtenido la
preciada moneda extranjera para los militares (en
tanto infligen terribles hambrunas a su propio
pueblo mediante incautaciones y trabajo forzoso).
El turismo, y en particular el turismo de los países ricos,
continúa creciendo, a pesar de los repetidos
llamados de la Liga Nacional por la Democracia a la
realización de un boicot.
Accor se retiró -en parte gracias a la presión sindical-
pero otros grupos hoteleros, incluidos
Nikko y Orient
Express, están invirtiendo en mejoras, expandiéndose y ofreciendo
paquetes especiales.
"HA VUELTO LA NORMALIDAD EN BIRMANIA" -
Nyan Min, Ministro de Asuntos
Exteriores, en la Asamblea General de la
ONU
el 1° de octubre
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Cientos de
trasnacionales -incluida
Nestlé-
permanecen activas en Birmania. ASEAN,
el agrupamiento político y económico de naciones del
sureste de Asia proporcionó apoyo económico y
cobertura política a la junta. A pesar del llamado
de la OIT a tomar medidas sobre el trabajo
forzoso, el ASEAN Furniture Industries
Council (industrias de mobiliario) solo le asignó a
Birmania la tarea de “investigar los recursos
laborales” como parte del desarrollo de una “marca
ASEAN”.
El actual desafío a la dictadura ofrece muchas posibilidades
para la acción sindical en apoyo a la lucha por la
democracia. La sentencia, el 7 de septiembre, de 6
activistas laborales a condenas de hasta 28 años de
prisión por organizar actividades en el Día de los
Trabajadores subraya el rol de los trabajadores
birmanos y de la clandestina FTUB en el
desarrollo de una sostenida oposición al gobierno
militar.
Los sindicatos deben presionar a sus gobiernos para que
apoyen el llamado de Confederación Europea de
Sindicatos (CES) a una sesión de
urgencia del Comité de Seguridad de la ONU.
Pero hay un gran campo para la acción nacional,
comenzando con la renovación de esfuerzos para
detener la inversión, comercio y turismo
extranjeros. Es necesario tomar medidas de urgencia
en apoyo de los miles de birmanos que se encuentran
en las calles, en el exilio, bajo arresto
domiciliario y en la clandestinidad, arriesgando sus
vidas en la lucha por la democracia.
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