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Hernán Darío “Bolillo” Gómez,
SABMiller y la violencia

 

La sociedad colombiana condenó al entrenador de la selección nacional por haber golpeado a una mujer en un bar. Al escarmiento público se sumó la voz de un jerarca de SABMiller-Bavaria, que esponsoriza al combinado. Supremo cinismo, ya que esta transnacional es campeona colombiana del antisindicalismo y la explotación, formas repugnantes de violencia social y económica.

 

El entrenador de la selección mayor del fútbol colombiano, Hernán Darío “Bolillo” Gómez, confesó públicamente haber cometido un acto de agresión física contra una mujer que le acompañaba y con quien compartía unos tragos el pasado sábado 6 de agosto.

 

Bolillo reconoció la gravedad de su actitud, y teniendo en cuenta lo que él representa para el deporte colombiano -la juventud y la imagen del país-, renunció como entrenador de la selección y  solicitó perdón a quien agredió, a su señora madre, su esposa e hijos y al país en general por el bochornoso acontecimiento.

 

No escribiría esta nota –ya mucho han dicho la prensa nacional e internacional-si no fuese para no dejar pasar desapercibida la declaración hipócrita que ofreció a los medios en nombre de su empresa Fernando Jaramillo, vicepresidente corporativo de SABMiller–Bavaria, patrocinadora de la selección de Colombia.

 

Jaramillo manifestó: “Una persona con este tipo de comportamiento no puede ser director técnico de la selección de Colombia”.  Quiere decir que SABMiller es capaz de percibir y condenar a quien, como Bolillo, violenta los límites de la moral y la ética.

 

Al igual que otro sinnúmero de hipócritas, Jaramillo no ve la viga en su propio ojo, sin duda aterradoramente voluminosa, puesto que son miles los hogares colombianos que hoy sufren las consecuencias del desempleo y la miseria social, condenados por la política de despidos colectivos, la destrucción de la Convención Colectiva de Trabajo y del sindicato SINALTRABAVARIA por parte de SABMiller.

 

Asimismo, a través de la imposición de su “Código de Ética”, la transnacional ha transformado las plantas cerveceras en auténticos guetos de sobreexplotación, donde campean las Cooperativas de Trabajo Asociado.

 

Esta política repugnante de SABMiller ha incrementado enormemente su fortuna y utilidades, reduciendo de forma mañosa el valor de los salarios, las prestaciones sociales y eliminando de tajo conquistas fundamentales que existían en la Convención Colectiva de Trabajo.

 

En la actualidad, hablar de sindicalismo en SABMiller–Bavaria, es sinónimo de pérdida del empleo y de ostracismo profesional.

 

Esta política criminal en lo laboral y antisindical en lo social, es totalmente aberrante desde el punto de vista de la violación de derechos colectivos, y constituye una forma execrable de violencia económica y social que debe ser erradicada y unánimemente condenada por la sociedad colombiana.

 

 

En Bogotá, Luís Alejandro Pedraza

Rel-UITA

17 de agosto de 2011

 

 

 

 

 

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