El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva,
indemnizará a familiares de dos argentinos desaparecidos en
ese país en 1980, durante la dictadura (1964-85), informó
una entidad defensora de los derechos humanos. La
compensación a los familiares de Mónica Pinus Binstok y
Horacio Domingo Campiglia implica un reconocimiento oficial
de la responsabilidad estatal en esos secuestros en Brasil
de opositores a la dictadura en Argentina (1976-83). Lula
ordenó ayer iniciar de “inmediato” la apertura de los
archivos de la dictadura y creó para ese fin una comisión
especial integrada por siete ministros.
La decisión de Lula da Silva de indemnizar a los parientes
de los dos argentinos fue confirmada por Jair Krischke,
consejero del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de
Rio Grande do Sul (MJDH). Krischke fue el principal
interlocutor de las familias de argentinos desaparecidos en
Brasil durante el régimen dictatorial, informó ayer el
portal Folha Online. Mónica Binstock y Horacio Domingo
Campiglia fueron capturados en el aeropuerto de Galeao
(luego rebautizado Tom Jobim), en Río de Janeiro, el 12 de
marzo de 1980 y desde entonces siguen desaparecidos. Ese
mismo año, el 26 de junio, también desaparecieron los
argentinos Lorenzo Ismael Viñas y el sacerdote Jorge Oscar
Adur, en la ciudad brasileña de Uruguaiana, en la frontera
con Argentina. Estos cuatro casos son posteriores a la
amnistía dispuesta en Brasil en 1979, por lo que aún no
fueron indemnizados sus parientes. También desaparecieron en
Brasil los argentinos Norberto Habegger (1978, en Río) y
Enrique Néstor Ruggia (1974, en Paraná) antes de la amnistía
y sus familias fueron ya indemnizadas.
El secretario gubernamental de Derechos Humanos, Nilmario
Miranda, afirmó que “habrá una apertura amplia de los
archivos (de la represión). El secreto será la excepción de
las excepciones”. Los archivos secretos que verán la luz
pertenecen a las fuerzas armadas, la Agencia Brasileña de
Información (ABIN), el Servicio de Información de la Policía
Federal y dos organismos oficiales con documentación del
período de la dictadura.
La reunión en la que Lula decidió la apertura de los
archivos, revelaron testigos, tuvo momentos conmovedores y
los ministros Miranda y José Dirceu, jefe de la Casa Civil,
dos ex presos políticos torturados por la dictadura,
lloraron emocionados. El ministro de Justicia, Marcio Thomaz
Bastos, informó que si algún documento revela crímenes no
prescriptos ni abarcados por la amnistía de 1989, los
responsables tendrán que responder ante la Justicia.