Se
desarrolla en estos días en Managua el
Foro Internacional “La esclavitud del
siglo XXI – Desafíos de las
organizaciones sociales frente a la
regresión de los derechos humanos
laborales”, impulsado en estos días en
Managua por las organizaciones que
conforman la Campaña Regional contra la
Flexibilidad Laboral. Sirel conversó con
Ariane Grau Crespo, coordinadora
regional de la Campaña, para hacer un
análisis de la situación laboral en
Centroamérica y conocer los objetivos de
este importante foro internacional.
“La fase actual del capitalismo neoliberal, a nivel global,
tiene como motor principal de avance,
reproducción y supervivencia la
eliminación de los derechos laborales.
En la misma medida, intensidad y
proporción en que se otorgan,
profundizan y respaldan los privilegios
para las empresas, se disminuyen,
deterioran y eliminan las regulaciones
que protegen los derechos de las
personas trabajadoras”.
Con estas palabras se abre el documento introductorio al
Foro. Y trayendo el tema a la región,
agrega: “En la Centroamérica del siglo XXI, la clase trabajadora enfrenta este
proceso de pérdidas múltiples: de
derechos, de empleos, de organizaciones
y hasta de vidas. En las últimas décadas
la regresión es innegable. Hay un asalto
cotidiano a los derechos de las personas
trabajadoras, acompañado por impunidad
para quienes incumplen las leyes,
legalización de las violaciones y
persecución y criminalización para
quienes las defienden”.
-¿Cuáles son los objetivos de este foro
internacional que se está desarrollando
en Managua?
-Es una convocatoria que se enmarca en la Campaña Regional
contra la Flexibilidad Laboral y que ha
sido co-auspiciado por diferentes
organizaciones, como la Federación
Internacional de Derechos Humanos (FIDH),
la Plataforma Interamericana de Derechos
Humanos, Democracia y Desarrollo (PIDHDD)
y el Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales (CLACSO).
Es un foro público que va a tener tres momentos. El primero
es de diagnostico e intercambio de
experiencias de lucha y problemáticas
existentes en la región, mientras que el
segundo momento tiene que ver con las
denuncias de lo que estamos viviendo, no
tanto como situación de cada país, sino
como un fenómeno global. El propio lema
del foro es un llamado de alerta a que
hay un proceso de pérdida de derechos
laborales, pensado y articulado desde
las grandes políticas internacionales,
las grandes instituciones financieras
internacionales, pasando por los Estados
y sus poderes, y terminando con las
grandes empresas, tanto transnacionales
como locales.
Se trata de hacer visible este engranaje de violaciones de
derechos, que no es un tema de voluntad
individual, sino efecto de una
complicidad de todos los poderes con la
pérdida y eliminación de derechos para
que el sistema global capitalista
avance, aumentando ganancias y
competitividad, pero eliminando derechos
de las personas trabajadoras, lo que
comporta pérdida de libertad y un rápido
acercamiento a situaciones de
esclavitud.
Hay también un tercer momento en la campaña que es de
fortalecimiento de este esfuerzo de
coordinación y articulación
multisectorial y regional, tratando
también de juntar esfuerzos con otras
redes que están trabajando en pro de los
derechos de los trabajadores y
trabajadoras en América Latina.
-¿Qué cambios hubo en el fenómeno de la
flexibilidad laboral en Centroamérica
desde que arrancó la campaña?
-En estos años hubo un avance de hecho de la flexibilidad
laboral. Cuando empezamos la campaña nos
preocupábamos porque defender los
derechos nos costaba el empleo, mientras
que hoy defender los derechos nos cuesta
la vida. En el último año el tema
principal de la campaña ha sido
denunciar los asesinatos de dirigentes
sindicales, como es el caso de los
dirigentes bananeros en Guatemala
o en el sector de la construcción en
Panamá. La situación para las y los
trabajadores ha empeorado, aunque se
haya logrado crear mayor conciencia en
ellos y trabajar algunos temas de manera
conjunta a nivel centroamericano.
Tampoco vemos cambios en la voluntad
política de las instituciones. Los
gobiernos siguen firmando Tratados de
Libre Comercio (TLC) y ahora
estamos en un proceso de negociación de
un Acuerdo de Asociación (AdA)
con la Unión Europea, siempre
basados en un modelo de libre comercio y
en una política neoliberal que, ya hemos
comprobado, genera desempleo, procesos
de violación de los derechos laborales y
favorecen a las grandes transnacionales.
-¿Cómo se ha ido modificando la campaña
en estos años?
-Empezamos con unas 40 organizaciones y ahora somos 73; hemos
crecido mucho. En este foro estarán
representadas unas 50 organizaciones muy
diversificadas entre ellas. Es una
acumulación continua de experiencias y
de procesos de resistencia, de denuncias
y de propuestas que intentan aportar
algo importante para que se revierta
este modelo.
-El Foro se va a enfocar mucho en el
tema de Flexibilidad y Mujeres. ¿Cuál es
la situación?
-Ha sido uno de los ejes de la campaña, porque la
flexibilidad laboral se ha vendido como
una oportunidad para las mujeres. Es
algo muy engañoso, porque esta
flexibilidad no está pensada para las
mujeres, sino desde la perspectiva de
los empresarios que se quieren
aprovechar de la necesidad de trabajo de
las mujeres, que en la mayoría de los
casos están solas y tienen que buscar
como alimentar a sus hijos. Las mujeres
pierden dos veces en este proceso,
porque cuando las condiciones laborales
se deterioran, aumentan las horas de
trabajo, y hay que recordar que tienen después un trabajo
muy agotador para atender a
sus familias. Al final, las mujeres o se
quedan en estas situaciones de
explotación o son expulsadas del mercado
laboral.
-El derecho a la organización sindical
de las y los trabajadores y a la
negociación colectiva, quizás ha sido
uno de los más afectados por la
flexibilidad laboral. ¿Es así?
-Ese es el tema en toda Centroamérica. En mi
intervención inicial dije justamente que
el más afectado es el derecho a la
organización, porque es el que permite
defender todos los demás derechos.
Cuando tenemos que enfrentarnos a una
lógica que percibe los derechos como una
barrera para sus intereses, sabemos que
lo primero que hay que eliminar es el
derecho a la organización. Como decía
antes, estos procesos represivos contra
las organizaciones sindicales han ido
mucho más allá de las amenazas y
estrategias para que los trabajadores no
se organicen. Tenemos muchos
casos de violencias y asesinatos.
También en el tema de la negociación
colectiva podríamos hablar, por ejemplo,
de los fallos judiciales que en Costa
Rica han declarado inconstitucional
este tipo de negociación. En toda la
región los Estados las están
obstaculizando. Los derechos colectivos
siguen siendo el blanco de todo este
sistema que impulsa la flexibilidad en
Centroamérica. Es por eso que
como campaña seguimos impulsando estos
temas, tratando de seguir fortaleciendo
los procesos de intercambios entre
organizaciones regionales y buscando
estrategias para hacerle frente a esta
situación.