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Surge con creciente claridad
que estos 155 campesinos que entraron en Curuguaty fueron llevados
allí por los propios conspiradores con la promesa de que les darían
esa tierra. Fueron usados de señuelo para justificar la presencia
policial. |
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El pasado 1
de diciembre dos sicarios esperaron a Vidal Vega fuera de su casa. Lo
acribillaron allí mismo, en la puerta. Fue la víctima número 18 de la masacre de
Curuguaty ocurrida el 1 de junio pasado donde murieron once campesinos y seis
policías. Sirel dialogó con el Paí Oliva sobre estos hechos y sobre el actual
panorama político paraguayo.
-¿Por qué asesinaron a Vidal Vega y
quién lo hizo?
-Era un campesino que estuvo
presente durante los hechos de Curuguaty en junio pasado. Él aportó su
testimonio a diversas organizaciones internacionales que vinieron a investigar
la masacre, revelando cosas que otros no sabían.
Obviamente, su aporte era esencial
para el futuro juicio pidiendo a libertad de los que ahora están presos por esos
hechos. Este asesinato consumado por sicarios tuvo el objetivo de “destruir
un archivo”. Esto va directamente en contra de los intereses de los doce
campesinos encausados, ocho en la cárcel y cuatro en prisión domiciliaria.
-¿Qué cosas reveló Vidal Vega?
-Eso está en manos de los
investigadores que trabajaron con él. Lo que puedo decir es que cada vez hay
más evidencia de que lo que ocurrió en Curuguaty fue una conspiración, algo
preparado, y que la Policía y los campesinos no se mataron entre ellos sino que
existió la intervención de un grupo de personas con armas de guerra, armas que
ni los campesinos ni la Policía tenían.
Se usaron fusiles automáticos. Hay
grabaciones de audio en las cuales se escucha claramente el sonido de este tipo
de armas.
-O sea que esta masacre fue un
simple instrumento en la conspiración para destituir a Fernando Lugo...
-Eso es, y muchos nos preguntamos
por qué no concretaron esta acción antes, en una ocupación campesina llamada
Ñacunday, y concluimos que éstos se habían entrevistado varias veces con el
entonces presidente Lugo, mientras que los de Curuguaty no habían tenido
ningún contacto con él.
Por eso surge con creciente claridad
que estos 155 campesinos que entraron en Curuguaty fueron llevados por los
propios conspiradores con la promesa de que les darían esa tierra. Fueron usados
de señuelo para justificar la presencia policial, que está confirmado que iba
con una orden de allanamiento y no de desalojo, por lo que mal habría necesitado
armas pesadas.
Esta masacre largamente orquestada
le costó la vida a 17 personas, seis policías y once campesinos. Y ahora a Vidal
Vega...
-¿Qué pasa con la investigación
policial?
-Casi nada. No parece que se esté
investigando seriamente nada.
-¿Cómo se vincula esto con el
escenario político?
-Toda la energía y los recursos que
no se usan para esclarecer la verdad sobre Curuguaty aparece en las campañas
internas de los partidos tradicionales: el Partido Colorado las tendrá el
domingo 9 y el Liberal el domingo 16. Se gastan millones en publicidad,
mientras la ciudadanía se pregunta cómo es posible que en Paraguay se pueda
inventar hechos falsos, masacrar inocentes, mentir descaradamente, asesinar
testigos con tal de echar a un Presidente democráticamente electo...
-¿Qué pasa con la izquierda?
-Lamentablemente se dividió, y lo
curioso es que eso se produjo porque cuatro personas no lograron ponerse de
acuerdo en cuál sería el lugar que cada uno tendría en la lista al Senado
después de Lugo, que por acuerdo general sería el primer nombre en la
lista.
Hubo cuatro meses de negociaciones
infructuosas, y al final dos de ellos se escindieron del Frente Guazú y
conformaron otra agrupación política.
Mucha de la gente que quiere el
cambio ahora se encuentra desinformada y confusa, porque todo el proceso de
negociación se hizo a puertas cerradas y entre cúpulas. Los periódicos no hablan
nunca de la gente que está con Lugo, así que la gente está tremendamente
desorientada.
-O sea que la izquierda se
presentará dividida a las próximas elecciones...
-Claro, lo que compromete mucho sus
chances de ganar. El sino de la izquierda paraguaya ha sido siempre la
atomización. Y esta vez no fue la excepción.
Es un momento difícil. Hay un
cerco mediático contra estos temas, tanto lo de Curuguaty como el reciente
asesinato, y también sobre la campaña de la izquierda.
Por otro lado está a pleno la
campaña del candidato colorado, Horacio Cartes, que ocupa un
espacio enorme a golpe de sus millones obtenidos “a su manera”. Los únicos
medios para informarse que tiene la gente son Radio Fe y Alegría y la Radio
Comunitaria.
-¿Han recibido amenazas?
-Hasta ahora no, pero como vamos a
seguir insistiendo, no sería extraño que empezáramos a recibirlas, sobre todo en
Radio Fe y Alegría que es la de mayor alcance. Es muy importante darle difusión
internacional a lo que ocurre aquí porque nos encontramos solos absolutamente y
cercados por dentro.
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