El pasado lunes 2 de julio,
el presidente Elías Antonio Saca
pretendía anunciar en Suchitoto
el inicio del plan gubernamental
de privatización del agua,
llamado oficialmente “Política
de Descentralización”. ¿Por qué
eligió para hacer ese anuncio,
exactamente el lugar donde
fueron asesinados los esposos
Manzanares, padres de
“Mariposa”, la histórica
locutora de la radio
“Venceremos”, y por si eso fuera
poco, el día en que se cumplía
el primer aniversario del
repudiable crimen? Las
organizaciones sociales han
señalado esto como una prueba
clara de la provocación
presidencial. Hubo 14 detenidos
en los disturbios callejeros y
amenazan con procesarlos por
terrorismo.
La población civil organizó una
serie de protestas para ese día,
y parecería que en la opinión
del Presidente, ellas dieron al
traste con una más de sus
acostumbradas apariciones
públicas, las cuales van
acompañadas, sin excepción, de
una fuerte cobertura de
publicidad mediática.
Organizaciones de mujeres
campesinas protestaban desde
lanchas que bordeaban el
balneario conocido como “Puerto
San Juan”. Pretendían entregar
una carta al Presidente, pero
fueron perseguidas por una
lancha artillada del Ejército.
Según comentaron algunos
pobladores, cuando Saca
recibió la noticia de que el
cuerpo diplomático y los
Ministros que participarían en
el acto público no podían llegar
debido a las protestas
ciudadanas en la única calle de
acceso, montó en cólera y ordenó
la represión, y especialmente la
captura de “los dirigentes” de
las protestas. Encolerizado, el
Presidente subió a su
helicóptero y abandonó el
balneario recreativo en las
orillas del lago Suchitlan.
Ya en la residencia presidencial
realizó el anuncio de la
“Política de Descentralización”
-que pasó casi desapercibido,
por cierto-, mientras las
explosiones de las bombas de
gases, balas de goma y
convencionales hicieron recordar
a la población de Suchitoto cómo
se escucha y se siente la cólera
de los gobernantes contra la
población.
“Andaban diciendo que le habían
tirado una piedra a un carro del
gobierno, y que una señora casi
se murió del susto, y entonces
que eso es un acto de
terrorismo”, comentó un poblador
de Suchitoto al describir las
excusas policiales para desatar
la represión.
Ahora, la venganza del
presidente Saca parece
subir de tono: una jueza
pretende encarcelar por “Actos
de Terrorismo” a 13 personas,
incluyendo a las líderes de
CRIPDES y a las demás
personas capturadas el 2 de
julio.
Suchitoto: las heridas abiertas
Corría la mañana del 28 de
febrero de 1983. La cuesta de
Guadalupe y la planicie del
cantón Tenango, en las cercanías
de Suchitoto, fueron lugares de
muerte para por lo menos 250
pobladores. Apenas cuatro días
antes, el Presidente de aquel
entonces, Alvaro Magaña,
había visitado Suchitoto en el
marco del operativo que el
ejercito llamó “Guazapa 10”. El
gobierno quería anunciar el fin
del sitio guerrillero a la
ciudad de Suchitoto y el
desalojo de las fuerzas
insurgentes del estratégico
cerro de Guazapa, ubicado a sólo
20 kilómetros de la capital.
Pero lo que ocurrió cuatro días
después de esa visita
presidencial a Suchitoto fue la
masacre de Tenango y Guadalupe.
Miles de campesinos y
campesinas, la mayoría niños,
mujeres y ancianos, huían de los
operativos del “Guazapa 10” que
caían sobre sus comunidades. En
una operación de venganza y
castigo contra una población a
la que consideraban “amigable”
con los rebeldes, se les aplicó
una maniobra envolvente con
infantería y aviación,
masacrando a por lo menos 250
personas que trataban de
alcanzar la zona de Cinquera. La
infantería, a cargo de
Domingo Monterroza,
atacó con fuego de fusilería y
artillería a la población civil
en la explanada de Tenango, y
quienes lograron cruzar el río
Quezalapa fueron bombardeados
por aviones A37 de la Fuerza
Aérea con bombas de 500 libras.
Los ejecutores de la masacre: el
tristemente célebre Batallón
Atlacatl. Sus oficiales eran
entrenados en la “Escuela de
las Américas” por el
Ejército estadounidense, el
mismo que también proveía los
aviones y pertrechos militares
usados por el Ejercito
salvadoreño.
Desde esa fecha hasta 1992
Suchitoto permaneció como un
pueblo fantasma, abandonado casi
totalmente por la población y
ocupado por el Ejército para
colocar piezas de artillería que
dirigía hacia las faldas del
cerro de Guazapa. Éste nunca fue
desalojado por las fuerzas
insurgentes que le llamaron “Una
Flecha en el Corazón del
Enemigo”, y sirvió como lugar de
concentración a las fuerzas
rebeldes que ingresaron a San
Salvador en noviembre de 1989
durante la mayor ofensiva de la
guerra.
El asesinato de los esposos
Manzanares
Rosa Marina Manzanares,
“Mariposa”, era nada menos que
la voz femenina que
caracterizaba una de las dos
radios insurgentes durante el
conflicto armado. Acompañada por
el conocido “Santiago”
–ahora director del Museo de la
Palabra- daban los partes de
guerra del FMLN y
representaban la voz oficial de
la insurgencia.
El domingo 2 de julio de 2006,
en horas de la mañana, los
padres de Mariposa fueron
torturados y asesinados con
barbarie, en su casa ubicada en
el barrio La Cruz de Suchitoto.
“¿Cómo pudieron hacerles esto?
Ellos eran inofensivos, amables
y ayudaban a quien les pidiera
ayuda”, declaró una vecina al
periódico CoLatino.
Como es habitual en estos casos,
en vez de custodiar la escena
del crimen la Policía destruyó
las evidencias. Cuando dos días
después los esposos
Manzanares estaban ya en sus
ataúdes, los agentes llegaron a
abrirlos para, supuestamente,
recolectar muestras de sus uñas.
La hipótesis de que se trató de
una operación de escuadrones de
la muerte con objetivos
políticos toma fuerza creciente
con el hecho de que un año
después, el 2 de julio de 2007,
justo en medio de los actos de
desagravio y conmemoración del
asesinato, el presidente Saca
pretendió anunciar ahí mismo,
una de las medidas más
controversiales de su gobierno:
la privatización del agua.
Demasiadas coincidencias
Hace también un año, el 5 de
julio de 2006, Mario Belloso,
para esa fecha ya expulsado de
la Juventud el partido de
izquierda por sus actitudes
“sospechosas”, disparó un fusil
en medio de una protesta
estudiantil, asesinando a dos
policías de la unidad
antidisturbios que en ese
momento dispersaban la
manifestación. Este lamentable
hecho, que cobró la vida de dos
personas, sirvió como marco
perfecto para que el gobierno
aprobara en tiempo record una
ley antiterrorista que el
partido ARENA había
intentado crear durante años sin
lograrlo ni siquiera en tiempos
de guerra.
El embajador estadounidense
apoyó dicha medida argumentando
que “El Salvador y Estados
Unidos son socios en la guerra
contra el terrorismo”.
Primeramente se invocó para
reprimir a vendedores
ambulantes, y un año después se
pretende aplicar a 13 de las 14
personas capturadas en Suchitoto
el pasado 2 de julio durante las
protestas populares.
Trece presas y presos políticos
Resultado de esta coyuntura, el
pasado sábado 7 de julio una
jueza “blindada” -como se ha
dado en llamar a los
funcionarios que entienden en
estos casos-, decretó la
detención para 13 de las 14
personas capturadas en Suchitoto
durante las protestas. Entre
ellas se encuentran la
presidenta y la vicepresidenta
de CRIPDES, una
organización campesina que
durante la guerra organizaba las
comunidades desplazadas por el
conflicto armado.
La jueza otorgó a la Fiscalía
tres meses para investigar más
sobre los supuestos actos
terroristas. En este tiempo, las
seis mujeres y los siete hombres
capturados permanecerían en
prisión. Según los abogados
defensores y dirigentes
sociales, la jueza respondió a
presiones políticas desde la
Presidencia y el partido
gobernante más que a razones
legales. Ante esto, los abogados
defensores anuncian que apelarán
la decisión; mientras tanto, las
organizaciones sociales
anunciaron que incrementarán la
resistencia social y la denuncia
nacional e internacional ante la
existencia de 13 presos y presas
políticas en El Salvador.
Algo que tanto dentro como fuera
del país, se llegó a pensar que
era cosa del pasado.
Centro de
Estudios y Apoyo Laboral (CEAL)
10 de julio de
2007