La
Declaración
establece que los pueblos indígenas tienen el derecho, como
colectividades o como individuos, a todos los derechos
humanos y a las libertades fundamentales reconocidas por la
ONU. Además reconoce el derecho de estos pueblos a su
autodeterminación y a preservar y fortalecer sus diferentes
instituciones políticas, legales, económicas, sociales y
culturales, al tiempo que mantienen sus derechos a
participar de manera plena, si así deciden, de la vida
económica, social y cultural de los países donde viven.
La
aprobación de la Declaración que se venía discutiendo en las
Naciones Unidas desde 1995 provocó regocijo entre los
indígenas que asisten a las reuniones de la ONU en Ginebra.
Este proyecto fue declarado prioritario por el recientemente
creado Consejo de Derechos Humanos, que sustituyó a la
Comisión de Derechos Humanos, incluyéndolo en la agenda de
una de sus primeras sesiones.
Los
países que se abstuvieron en la votación sobre la
Declaración fueron Ghana, Marruecos, Nigeria, Argelia,
Túnez, Senegal, Argentina, Filipinas y Ucrania. Estuvieron
ausentes Gabón, Djibouti y Malí. La posición de Argentina
quebró la unidad latinoamericana que apoyó la proposición
presentada por Perú. Las razones habría que buscarlas en el
diferendo que mantiene con Gran Bretaña por la posesión de
las Islas Malvinas. Buenos Aires teme que los habitantes de
las Malvinas, descendientes de los británicos, podrían
reivindicarse como población autóctona y reclamar el derecho
de autodeterminación.
Los
representantes indígenas reunidos en el Caucus de los
Pueblos Indígenas emitieron la siguiente declaración:
En esta
memorable ocasión, en nombre del Caucus indígena, queremos
expresar nuestra emoción más profunda sobre la adopción de
la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos
Indígenas.
La
Sociedad
de Naciones no reaccionó ante las demandas de los
representantes de los Maori y de la Confederación Iroques,
así que las raíces de la actual Declaración tienen lugar en
1974 y con el monumental informe de Cobo
En 1977,
la decisiva reunión de los pueblos indígenas aquí en las
Naciones Unidas apremió a la comunidad internacional para
que prestara atención a los pueblos indígenas de las
Américas.
En este
contexto se tomó la importantísima recomendación de
establecer el Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones
Indígenas.
El
importante trabajo de los cinco expertos independientes del
GTPI, dos de los cuales están aquí hoy con nosotros, Erica
Irene Daes y Miguel Alfonso Martínez, refleja que nuestras
constantes demandas por el reconocimiento de nuestro
carácter específico y de nuestros derechos deberían ser
consideradas.
Persistimos en nuestros esfuerzos y nos mantuvimos
vigilantes en contra de las fuerzas estatales más
importantes del mundo.
Nosotros
confiamos en nuestra capacidad para involucrarnos en un
debate sustancial, con posiciones que se mantuvieron
consecuentes con el derecho internacional.
Uno de
los resultados más importantes ha sido que a través de todas
nuestras expresiones, algunas de ellas en nuestras propias
lenguas, hemos podido educar a la comunidad internacional
sobre el estatus, los derechos y las condiciones de vida de
los pueblos indígenas en todos los rincones del mundo.
Nosotros
continuaremos haciendo esto en el Foro Permanente. El
verdadero legado de la Declaración, será la manera en que
los pueblos indígenas de mundo, en colaboración con los
Estados, daremos vida a estas palabras.
La
verdadera prueba será el cómo esto tendrá un impacto en la
vida diaria de nuestros pueblos.
Mientras
que este reconocimiento del carácter específico y
fundamental de los derechos humanos individuales y
colectivos es importantísimo, es su implementación en el
ámbito de las comunidades lo que tendrá un impacto y dará a
nuestros niños la esperanza de un futuro en el que sus vidas
e identidades serán respetadas.
Sería
injusto por nuestra parte nombrar a aquellos Estados que han
tenido un papel de liderazgo en llegar a donde nos
encontramos hoy.
Ellos
saben quienes son y nosotros sabemos quienes son ellos. Han
trabajado con nosotros para asegurar que se consiguiera este
importante instrumento de derechos humanos.
No les
olvidaremos y pediremos a nuestros pueblos que les rindan
homenaje
Confiamos que cada de uno de ustedes estará también con
nosotros en la Asamblea General.
Finalmente queremos expresar nuestro agradecimiento al
Presidente-Relator Chávez por sus grandes esfuerzos para
llegar a la finalización con este texto. Su paciencia para
asegurar que los Estados y los Pueblos Indígenas contribuyó
efectiva y equitativamente al resultado final y merece
nuestro mayor aprecio.
Expresamos nuestra aspiración como Pueblos Indígenas por una
armonía de acuerdo con la naturaleza y tenemos la esperanza
de que nuestros futuros como pueblos indígenas y Estados se
encontraran para hacer posible nuestra contribución positiva
a la humanidad.
Agencia
Latinoamericana de Información – ALAI
4 de julio de 2006