Rodolfo Stavenhagen, relator especial de las
Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y
las libertades fundamentales de los pueblos indígenas, al
concluir su visita al Ecuador que inició el pasado 25 de
abril, afirma que hay abuso de la fuerza pública contra los
indígenas. En marzo y abril de este año el movimiento
indígena protagonizó una serie de movilizaciones para
oponerse a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC)
entre Ecuador y Estados Unidos y exigir la caducidad del
contrato con la empresa petrolera estadounidense OXY por
incumplimiento del contrato firmado con el Estado
ecuatoriano.
El relator
manifestó que las movilizaciones generaron una respuesta desmesurada por
parte de las autoridades, porque hubo represión en algunas instancias, hubo
actos de discriminación contra los indígenas que se dirigían a la reunión de
Quito y a otras partes. La fuerza pública detuvo a los indígenas, los bajó
de los autobuses porque usaban la vestimenta indígena.
Según el
relator, estas últimas movilizaciones han polarizado a la opinión pública.
En la prensa hubo un discurso de tinte racista por parte de algunos
comentaristas que va en contra de la tradición que el Ecuador siempre ha
tenido y en contra de la tolerancia mutua y de la convivencia que es la base
de la resolución de los conflictos.
Además para
ello hay un peligro en estas movilizaciones recientes que es la posible
criminalización de la protesta social, aplicando el derecho penal a
legítimas expresiones que en este caso era con respecto al TLC, pero que
pueden ser con respecto a la presencia de la OXY en el país. Y esto plantea
un desafío para el libre ejercicio de los derechos humanos y para la
protección de los mismos no solo de los pueblos indígenas sino de todos los
sectores del país.
Tras recorrer
cinco provincias del país (Pichincha, Imbabura, Esmeraldas, Chimborazo y
Pastaza), una primera conclusión del relator es que los pueblos indígenas
continúan en situación de pobreza a pesar del crecimiento económico de los
últimos años. La débil respuesta de las estrategias de desarrollo ante los
problemas acumulados de falta de empleo de las comunidades indígenas
contribuye a fomentar el incremento de las migraciones de sus miembros. A la
pobreza rural se suma de manera creciente la difícil condición de los
indígenas en el sector urbano. La situación de las mujeres indígenas en ese
contexto es especialmente vulnerable.
Asimismo los
pueblos indígenas carecen de un adecuado acceso a los servicios sociales
básicos, como la educación y la salud. Las niñas indígenas continúan siendo
las más marginadas en el proceso educativo. Los programas de educación
intercultural bilingüe no han dado los frutos que se esperaban debido,
principalmente, a la falta de recursos presupuestarios y técnicos. Lo mismo
ocurre en el área de la salud indígena. La mortalidad infantil y la falta de
acceso a servicios de salud en las áreas rurales son particularmente
preocupantes.
En materia
jurídica, se concluye que a pesar del reconocimiento constitucional de los
derechos de las nacionalidades y pueblos indígenas, persisten grandes retos
para su protección y promoción efectivas. Los avances logrados en la
Constitución de 1998 se han visto limitados por la falta de desarrollo
legislativo y la débil aplicación de las normas. No se ha legislado en
materia indígena sobre la consulta previa, libre e informada, la salud y la
jurisdicción indígena.
Con respecto a
los pueblos que viven en la Amazonía ecuatoriana, el relator expresó su
preocupación por el deterioro progresivo del hábitat indígena y el impacto
de las actividades extractivas como la minera, petrolera y maderera sobre el
medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas.
Adital
8 de mayo
de 2006