Cuando
despierte ponga los noticieros de la TV, vea las portadas de los diarios que
allí se muestran y verá que actualmente la inseguridad crece y crece, inclusive
con matices esquizofrénicos, pues mucha de esa inseguridad la ejecutan quienes
deberían defendernos de los atracadores.
Lamentablemente son los propios
policías aliados con delincuentes profesionales. Y ya no son solo oficiales de
bajo rango los que caen, sino también comisarios.
Pensando en la inseguridad, recuerdo
que una de las acusaciones lanzadas contra el presidente Lugo para
fundamentar el “juicio político” -o golpe de Estado, pueden usar los dos
términos pues son sinónimos-, fue hallarlo responsable de la creciente
inseguridad.
Y ahora, siguiendo esa lógica,
alguien me dijo que ya teníamos un argumento para iniciarle el juicio político a
Federico Franco ya que tenemos una inseguridad igual o mayor que la
existente en tiempos del presidente Lugo.
Pero, pensando también con pura
lógica, me parece absurda esta reflexión. Porque con cualquier Presidente,
haya sido elegido o llegado de facto a tal poder, los verdaderos culpables de
esta inseguridad son los 60 años de corrupción.
Por lo tanto, esta acusación cae hoy
sin fuerza en “la puesta en escena” del juicio político del 22 de junio. Es un
argumento menos contra la destitución del presidente legítimo Fernando Lugo.
Quedan otras cuatro acusaciones: una
de ellas el episodio de Curuguaty. Hubo muertos. Debió ser investigado
por fiscales y juzgado por jueces en lo penal, y solamente con sentencia
condenatoria dada por ellos debió de haber sido usado válidamente para el
juicio.
Nada de esto se hizo. Y este
comportamiento le quita a la acusación toda fuerza condenatoria, por no ser una
causa probada por la autoridad correspondiente.
¡Qué poca seriedad cuando se
manipula la justicia y hasta la misma política!
Pareciera que en ellas vale todo con
tal de conseguir lo que se quiere. Defienden descaradamente la terrible máxima
de que “el fin justifica los medios”.
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