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Con Jair Krischke

El Senado nacional otorga a Jair Krischke la Orden de Derechos Humanos Dom Helder Câmara

 

 

El pasado 11 de noviembre, el Senado Federal brasileño distinguió a nuestro compañero y amigo Jair Krischke otorgándole la prestigiosa Orden de Derechos Humanos Dom Helder Câmara, condecoración que ese cuerpo legislativo entrega a personas con una labor sobresaliente en la defensa de los derechos humanos.

 

Al solicitar que se le incluyera en la lista de candidatos a la condecoración, el senador Simon explicó que Jair es responsable por haber salvado más de 2 mil vidas durante el período de los gobiernos dictatoriales en el Cono Sur, Paraguay y Brasil.

 

Jair es miembro fundador del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH/Brasil), con el cual la Rel-UITA mantiene una antigua y fecunda coordinación. Sirel quiso conocer su reflexión al recibir este importante galardón.

 

“Entiendo que éste es un reconocimiento al trabajo del Movimiento Justicia y Derechos Humanos, porque todo lo hicimos el grupo de hombres y mujeres que conformamos esta organización. Sin falsa modestia, creo que hicimos mucho, pero eso no puede ser y no fue obra de un hombre solo -expresó Jair-.

   
 

 

No recibo esta distinción de forma privada, como Jair Krischke, sino como un homenaje al trabajo de todos estos años del MJDH

 

   

 

Esta distinción se me entrega de manera personal, pero no la recibo de forma privada como Jair Krischke, sino como un homenaje al trabajo de todos estos años del MJDH”, puntualizó.

 

-¿Cómo fue ese trabajo?

-Fueron momentos a veces muy difíciles, primero con la dictadura aquí en Brasil que empezó en 1964, y durante la cual estuvimos sacando gente sobre todo hacia Uruguay y Argentina. Se trataba de personas perseguidas cuya vida corría peligro.

 

Desde Paraguay siempre estuvimos sacando gente como consecuencia de esa dictadura tan larga y feroz como fue la de Stroessner, y después, con los golpes en Chile y en Uruguay, llevábamos a muchos y muchas para la Argentina que, hasta 1976, acabó siendo el único refugio. Además, allí estaba ya la sede del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) con, entre otros, nuestra querida amiga Belela Herrera.

 

-Pero eso no duró mucho…

-No, porque el cerco se cerró también sobre Argentina y el flujo fue desde esos países hacia Brasil, tratando de sacar la mayor cantidad de gente para Europa por medio de la ACNUR. Fue un tiempo muy duro durante el cual tuvimos como Movimiento una actuación bastante fuerte.

 

-¿Cómo impacta esta Orden Dom Helder Câmara en el MJDH?

-Esta distinción llega en un momento muy importante para nosotros, porque estamos organizando nuestros archivos que son voluminosos y contienen documentación de Argentina, Paraguay, Chile, Uruguay y Brasil. Esto adquiere una especial importancia cuando pensamos que en varios de estos países, especialmente en Brasil, los archivos locales permanecen vedados a la opinión pública.

 

Estamos haciendo este trabajo de organización de estos documentos con el apoyo de Archiveros Sin Fronteras, con el objetivo de que merced a esta tarea se produzca un libro y una exposición itinerante que comenzará su camino en Porto Alegre, siguiendo por São Paulo, Rio de Janeiro, Brasilia y después por Montevideo, Buenos Aires, para finalizar en Santiago de Chile.

 

-¿Cuándo estará listo todo esto?

-Pretendemos que en diciembre de 2012 el trabajo preparatorio haya finalizado y tengamos ambas cosas –libro y exposición- prontas para comenzar a hacer su camino. Además, queremos que lo esencial de la documentación esté accesible vía Internet, como forma de democratizar la información que hemos acumulado desde 1964, cuando iniciamos nuestra actividad.

 

-¿Cuál es la situación actual en Brasil con respecto a las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura?

-En el Congreso se aprobó la creación de la Comisión de la Verdad. El texto que se votó no era el que nosotros proponíamos, ya que a sus siete integrantes junto a 14 asistentes se les acordó un plazo de dos años para investigar las violaciones a los derechos humanos desde 1946 hasta 1988. Es un periodo demasiado largo a investigar en tan poco tiempo y con tan escasos recursos humanos.

 

-¿Por qué desde 1946?

-Los que propusieron esa fecha argumentaron que se intenta abarcar el periodo comprendido entre la vigencia de dos Constituciones de la República. La última Constitución democrática del país antes del golpe de Estado fue la de 1946, y la más reciente es la de 1988, actualmente vigente. 

   
 

 

Es mejor tener esta Comisión de la Verdad a no tener ninguna. Eso está claro

 

   

 

Nosotros habíamos propuesto que el periodo a investigar se limitara desde la fecha del golpe de Estado, en 1964, hasta el fin de la dictadura en 1985.

 

Otra debilidad esencial es que la Comisión no tiene presupuesto propio, sino que debe pedir fondos para cada gasto, lo que puede demorar mucho el trabajo.

 

De todas formas, decimos que es mejor tener esta Comisión a no tener ninguna. Esto está claro.

 

Por otra parte, días antes de aprobar la creación de esta Comisión, el Congreso votó una ley reglamentando la clasificación y la desclasificación de documentos oficiales. La legislación anterior incluía la posibilidad de proteger documentos con “secreto eterno”, lo que equivalía a ocultarlos definitivamente. Mientras que esta nueva ley rompe esa barrera y establece que los documentos “ultrasecretos” no podrán ser difundidos hasta 50 años después, y en una escala descendente determina otros grados de sigilo.

 

-¿Y esto en qué puede cambiar la impunidad actual?

-Esto es muy importante, porque si combinamos la Comisión de la Verdad con esta nueva ley que permite el acceso a ciertos documentos, y agregamos la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que condena a Brasil por negarse a abrir sus archivos de la dictadura y le exige que lo haga, entonces creo que hay una gran posibilidad de avanzar.

 

En el MJDH estamos embarcados en una campaña nacional reclamando que el gobierno de Brasil cumpla con la sentencia de la CIDH que exige que se abran esos archivos hasta ahora secretos, como por ejemplo los relativos a la guerrilla de Araguaia1. Dice también esa sentencia que la ley de amnistía aprobada en Brasil en su momento, no otorga impunidad a los militares y civiles que hayan cometido delitos de lesa humanidad. 

 

Uniendo estas cosas, pienso que tenemos una oportunidad de avanzar, y por allí continuará nuestra lucha.

 

 

 

JAIR KRISCHKE DOM HELDER

En Montevideo, Carlos Amorín

Rel-UITA

16 de noviembre de 2011

 

 

 

 

1-A fin de la década de los 60, al sur del estado de Pará, a lo largo del río Araguaia, un grupo escindido del Partido Comunista Brasilero lanzó un movimiento guerrillero de resistencia a la dictadura. Las Fuerzas Armadas lo reprimieron dejando un saldo de 70 desaparecidos, y decenas de asesinados, torturados y encarcelados. Muchos eran campesinos locales acusados de “colaboradores” por los militares

 

Foto:  Daniel de Andrade Simões

 

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