"Entran disparando"
La actuación
policial en las comunidades socialmente excluidas. |
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Disparidades sociales
En 1998, el
20 por ciento más rico del país tenía un 64,4 por ciento de
los ingresos o del consumo, mientras que el 20 por ciento
más pobre sólo tenía el 2 por ciento.
La tasa de
homicidios en los centros urbanos de Brasil es una de las
más altas del mundo. Sólo en el 2002 se cometieron casi
50.000 homicidios, y cientos de miles de personas sufrieron
agresiones o robos con violencia.
La tasa de
asesinatos se concentra en zonas de mayor exclusión
socioeconómica y presencia policial reducida. En la ciudad
de São Paulo, en el 2001 se cometieron 309 homicidios, es
decir, 123 por cada 100.000 habitantes, en Jardim Ângela,
distrito con carencias sociales del sur de la ciudad,
mientras que en el mismo año, el distrito de clase media de
Moema, situado a sólo unos kilómetros de distancia, se
cometieron sólo dos, lo que representa 3 por cada 100.000
habitantes.
El número
de automóviles blindados de propiedad privada en Brasil es
uno de los más elevados del mundo.
Violencia policial
Según las
estadísticas oficiales, entre 1999 y el 2004, la policía de
los estados de Río de Janeiro y São Paulo mató a 9.889
personas en situaciones registradas oficialmente como
"resistencia seguida de muerte". Como consecuencia de estos
incidentes, fueron sancionados 558 agentes de policía de Río
de Janeiro, 14 de los cuales fueron expulsados del cuerpo.
Los agentes
de policía tienen también un riesgo elevado de sufrir
agresiones. En Río de Janeiro, sólo en el 2004 murieron en
acto de servicio 52 policías.
Víctimas de la violencia policial: perfil
La mayoría
de las víctimas de la violencia policial son jóvenes pobres
de raza negra o mestiza, muchos de los cuales carecen de
antecedentes penales.
Según la
UNESCO, el 93 por ciento de las víctimas de homicidio en
Brasil en el 2000 fueron varones. Los jóvenes de entre 15 y
24 años tienen 30 veces más probabilidades de ser víctimas
de un homicidio. Los jóvenes negros padecen el doble de
homicidios. De los 17.900 jóvenes que murieron por homicidio
en el 2002, 11.308 eran negros y 6.592, blancos.
Matanzas
2005,
Baixada Fluminense: matanza de 29 personas por un "escuadrón
de la muerte".
1997,
Eldorado dos Carajás: asesinato de activistas agrarios.
1993,
Catedral de Candelaria: asesinato de niños que dormían en la
escalinata de la iglesia.
1993,
Vigário Geral: asesinato de residentes de la favela.
1992,
prisión de Carandiru: asesinato de internos desarmados en un
centro de detención de São Paulo.
Un gran
número de homicidios más no han sido denunciados.
Armas pequeñas
En Brasil
hay alrededor de 17 millones de armas pequeñas, de las que
15 millones están en manos de ciudadanos particulares. De
ellas, casi 9 millones están en posesión ilegal; se cree que
4 millones están en manos de delincuentes.
En Río de
Janeiro la policía confiscó 3.891 revólveres entre 1960 y
1969. Esta cifra aumentó a 53.526 entre 1990 y el 2001.
Aunque la mayoría de armas de fuego requisadas son
revólveres y pistolas, se ha producido un notable aumento
del número de armas de alta velocidad, como rifles de
asalto, ametralladoras y subametralladoras.
La policía
también ha encontrado granadas, morteros, bazukas y minas
terrestres en manos de facciones del narcotráfico, algunas
de las cuales se cree que han sido robadas u obtenidas
ilegalmente del ejército.
Brasil es
el mayor fabricante y exportador de armas pequeñas de la
región. Alrededor de tres cuartas partes de las armas
confiscadas por la policía están fabricadas en Brasil.
Según
declaraciones recientes del jefe de la unidad de
inteligencia de la policía de Río de Janeiro, el 80 por
ciento de las armas de las favelas de Río de Janeiro
proceden de Paraguay, donde los controles sobre las ventas
de armas de fuego son menos estrictos. Esto incluye armas de
fuego fabricadas en Brasil que se exportan a Paraguay que se
introducen de nuevo ilegalmente en el país.
En julio
del 2004 el gobierno lanzó una campaña de desarme. En junio
del 2005 se habían recogido y destruido en todo el país
356.139 armas de fuego.
Seguridad pública
En mayo del
2005, una encuesta realizada por la Universidade Federal
Fluminense concluía que el 30 por ciento de la población
aceptaba parcial o totalmente la idea de que "el delincuente
bueno es el delincuente muerto". En abril de 2005, Marcelo
Itagiba, secretario de Estado de Seguridad Pública de Río de
Janeiro, declaró que "si la policía fuera más activa mataría
a más personas".
CASOS
Homicidios policiales
Cinco
jóvenes, entre ellos un muchacho de 13 años, murieron el 6
de enero de 2004 en la favela de Cajú, en el norte de Río de
Janeiro. Un testigo que sobrevivió al incidente y varios
familiares de las víctimas denunciaron a la policía que dos
agentes de policía habían llegado corriendo y disparando a
los cinco jóvenes, que estaban sentados en un bar. Las
víctimas trataron infructuosamente de identificarse. El 7 de
enero fueron encontrados sus cuerpos en un lodazal situado
detrás de un garaje, cerca de la comunidad. Se abrió una
investigación policial sobre los hechos. Poco después de
denunciar lo sucedido, el único testigo sobreviviente, que
también había sido alcanzado por los disparos, se marchó de
la comunidad con su familia por miedo a la policía.
En abril
del 2005 Amnistía Internacional entrevistó a Elizabete Maria
de Souza, madre de tres hijas y hermana de la víctima de 13
años. Dijo que no podía dormir por las noches por miedo por
la seguridad de sus tres hijas, y que sólo descansaba
periodos breves por la mañana, antes de ir a trabajar.
Elizabete declaró a los delegados de Amnistía Internacional
que las patrullas de policía pasaban por su casa
periódicamente, reduciendo la velocidad al aproximarse.
Añadió que estaba buscando medios para llevarse a sus hijas
de la comunidad para que pudieran estar seguras.
Incursiones policiales en
favelas
A las cinco
de la mañana del 28 de agosto de 2005, un grupo de miembros
de la policía militar de São Paulo entró en Jardim Elba, una
favela situada en Sapopemba, al este de São Paulo. Los
habitantes de Sapopemba describen así el incidente: "Fue
como si hubiera una guerra. La policía invadía nuestra 'favela'
desde arriba y desde abajo. Las calles estaban bloqueadas,
pues la policía militar a caballo bloqueaba todos los
accesos peatonales."
Las
autoridades informaron posteriormente a los líderes de la
comunidad de que la operación "Saturación" estaba dirigida a
combatir el narcotráfico en la comunidad y estrechar lazos
entre los residentes y la policía. Según una declaración de
prensa publicada en el sitio web de la Secretaría de
Seguridad Pública del estado de São Paulo, la policía había
dado el alto e interrogado a 4.797 personas y registrado 474
vehículos, 401 motocicletas y 210 establecimientos
comerciales.
Sin
embargo, los movimientos sociales de Sapopemba denunciaron
que se habían cometido violaciones de derechos humanos
durante la operación, como entradas en domicilios sin
mandamiento, registros abusivos y violentos de mujeres y
confiscar o tirar paquetes de almuerzos de residentes
Amnistía Internacional
Convenio La Insignia / Rel-UITA
6 de
diciembre de 2005
Foto:
http://img.terra.com.br
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