Ayer, 17 de diciembre, la Plaza de los Tres Poderes, en
Brasilia, fue escenario de una vigilia que reunió a organizaciones y movimientos
sociales de ex presos políticos de todo el país que buscan que se responsabilice
a los torturadores y asesinos de la Dictadura Militar. La manifestación contó
con la presencia de participantes de la 11ª Conferencia Nacional de Derechos
Humanos que está siendo realizada en la capital federal.
"El objetivo de esta vigilia es
presionar para que el debate sobre la amnistía se amplíe y para que el Supremo
Tribunal Federal nos conceda la decisión favorable", afirma la vicepresidente
del Grupo Tortura Nunca Más de Río de Janeiro, Victoria Grabois, que
participó el pasado martes 16 del panel sobre derecho a la memoria y a la verdad
en la Conferencia Nacional.
Según Victoria, todavía
falta mucha información sobre la cuestión de la amnistía en el país: "Las
personas no tienen idea de lo que significa la amnistía. Me sorprendí al ver el
auditorio del panel completamente lleno". Durante la vigilia de mañana, víctimas
y parientes de las víctimas van a protestar para que se abran los archivos
secretos de la dictadura y para que sean castigados los torturadores de aquella
época.
Representantes de varios estados
estarán presentes. Del Grupo Tortura Nunca Más, delegaciones de Río de Janeiro,
Bahía, Sao Paulo y Minas Gerais participarán de la manifestación. Se exhibirán
cerca de 100 paneles con fotos de presos políticos asesinados durante la
dictadura.
Esta semana, el gobierno va a
enviar al STF su manifestación sobre la Acción Declaratoria de Precepto
Fundamental (ADPF), propuesta por el Consejo Federal de la Orden de los
Abogados de Brasil, que cuestiona el dispositivo del artículo 1° de la Ley de
Amnistía, de 1979. El gobierno no va a posicionarse en contra o a favor de la
tesis de que los crímenes de tortura no fueron beneficiados por la Ley de
Amnistía.
Quedó determinado que la
Abogacía General de la Unión recogiera las opiniones de los ministerios de la
Defensa, Justicia, Casa Civil y Secretaría de Derechos Humanos y las enviara al
Supremo. El presidente Lula quiere que el Poder Judicial decida sobre el
castigo o amnistía a los torturadores. Dentro del Gobierno, el ministro de
Justicia Tarso Genro y el ministro Paulo Vannchi, de la Secretaría
Especial de Derechos Humanos, sostienen que los torturadores no deben ser
beneficiados por la prescripción de los delitos.
La Asociación Jueces para la
Democracia (AJD) requirió el ingreso como "amicus curiae" en la ADPF
153. "Consideramos fundamental que se establezcan los parámetros para la
democracia brasileña. Concordamos con la OAB en el sentido que la
amnistía no se extienda a los delitos comunes practicados por los agentes de
represión durante el régimen militar. Por eso, ingresamos como ‘amicus curiae’",
explica la presidente del Consejo Ejecutivo de la Asociación Jueces para la
Democracia, Dora Martins.
Para la AJD, esta acción
es un marco para la democracia brasileña: "Es necesario conocer nuestro pasado
para que sea posible construir otro futuro, libre de la desesperanza, del miedo
y de la tiranía, que se refleja en nuestra vida cotidiana. Los pasos dados por
la llamada Justicia de Transición deben ser seguidos. Ella exige el cumplimiento
del Derecho a la Justicia: es necesario investigar, procesar y castigar; ofrecer
reparación adecuada de carácter monetario o no; revelar la verdad a las
víctimas, familiares y a la sociedad y exigir reformas institucionales con la
reorganización del Estado", afirma el comunicado de la asociación.