Brindó refugio en Brasil a cientos de perseguidos durante la
dictadura y el jueves dio una conferencia sobre periodismo y
derecho a informar.
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Foto: A. Cuenca. |
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-¿Usted
es periodista?
-No, en Brasil tienes que ir a la Univer-sidad y estudiar
periodismo, sino no te reconocen. Pero tengo vínculos
profundos con el periodismo. En la lucha por los derechos
humanos hay que tener una complicidad con la prensa. Siempre
estuvimos acompañados por ella, hasta en la dictadura.
-Durante la dictadura, ¿se podía ser activista y
periodista al mismo tiempo?
-No, nada era compatible. Era muy peligroso, había una
censura brutal.
-¿Se
puede no tomar partido político y mantenerse al margen?
-Creo que es la única forma. Partido es parte, y nosotros
trabajamos con el conjunto. Pero mis compañeros que tienen
militancia, en varios partidos, todos los días les están
creando problemas. Nosotros interrogamos a todos los
gobiernos. De derecha, de centro, de izquierda. Es difícil,
pero es lo único que puede garantizar a una sociedad
democrática: la información. Todos saben que yo no
pertenezco a ningún partido, y eso da otra autoridad. Si te
critico es por lo que hiciste o lo que no hiciste, no por el
partido.
“En Brasil el tema
desaparecidos fracasó”
Fundador del Movimiento
de Justicia y Derechos Humanos, del
Centro Latinoamericano de Investigación,
reconocido en toda la región y nombrado
Visitante Ilustre de Montevideo por la
IMM en 2003, Krischke se define a sí
mismo como un luchador por los derechos
humanos. En la dictadura dio refugio a
cientos de uruguayos en Brasil. “A quien
pegó tiros en esta región, yo lo
conozco”, asegura. Pero él no participó
en la lucha armada. En cuanto a la
relación entre derechos y
responsabilidades, Krischke sostiene que
“quien no tiene conocimiento de sus
derechos, no sabe cómo respetar el
derecho de sus semejantes”. |
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-¿Qué
clases de censura existen hoy?
-La económica. Siempre digo así: hoy no tenemos censura de
prensa, tenemos censura de empresa; en portugués queda
mejor. Por ejemplo, en el tema de medio ambiente, que es un
tema de derechos humanos. Si la empresa tiene interés
económico en esto, pone toda la plata del mundo para que no
se publique.
-¿Cómo
percibe el trabajo de los últimos meses en Uruguay por los
derechos humanos?
-En el tema de los desaparecidos se tiene que avanzar. No es
fácil; cuando hablo con los compañeros uruguayos, traigo la
experiencia brasileña, que fue un lamentable fracaso, para
que no pase acá. Luchamos por años y teníamos la esperanza
de que el gobierno de Lula resolviera este tema. Pero no.
Para mí es claro que fue Lula quien pidió a Fernando Enrique
que no abriera los archivos. Ya va a cumplir tres años de
gobierno, y al día de hoy no recibió a los familiares.
Espero que acá en Uruguay las organizaciones de derechos
humanos y la opinión pública -y por eso la importancia de la
prensa- apoyen al presidente para tomar decisiones frente a
los militares.
-¿Encuentra eco en los dirigentes políticos de la región
cuando habla del periodismo como garante del derecho a
informar e informarse?
-Es muy complicado. Cada gobierno tiene la inclinación a
querer que la prensa publique lo que le favorece. Todos son
así. A mí me gustaría hablar un poco de mi país. Lula
intentó crear un consejo nacional de periodistas, una
estructura clásica de censura. Logramos que no. Yo soy de
Rio Grande do Sul, donde hubo un gobierno del PT antes de
Lula. Fue el gobernador que más causas judiciales llevó
contra los periodistas. En un número que asusta: más de
dieciocho. Un gobierno que empieza a denunciar el trabajo de
un periodista: ojo, algo está mal. Hay dificultades con
estos nuevos gobiernos. Esta cosa maravillosa… no es tan
maravillosa. No sé si por los presidentes o por quienes
están alrededor.
María
E. Dupin
El
Observador
26 de
setiembre de 2005