Uruguay

 

La tortura trasladada al ámbito privado

 

 

 

Hace más de treinta años, bajo la dictadura, recurrían al submarino, el plantón, los golpes reiterados y otros métodos de tortura para castigar a opositores políticos. Hoy los soldados del Batallón 14 del ejército uruguayo practican algunas de esas técnicas sobre sus mujeres e hijos.

 

 

 

En Toledo, una localidad ubicada en el departamento de Canelones, unos 20 kilómetros al oeste de Montevideo, 70 por ciento de las denuncias de violencia doméstica registradas tienen como responsables a personal del Batallón 14 de Paracaidistas y también de la Escuela Militar.

 

“Vas por las calles del pueblo y ves a las mujeres con los ojos negros o niños a los que los ponen a hacer plantón” (permanecer largas horas de pie), señaló el diputado Esteban Pérez, de la coalición progresista Frente Amplio, hoy gobernante en Uruguay.

 

Según el legislador, que reside en Toledo, los soldados de esos regimientos aplican a sus parejas e incluso a sus hijos algunas de las técnicas de tortura más utilizadas en épocas de la dictadura en la represión contra los opositores. Entre ellas citó el submarino (sumergir la cabeza de la víctima hasta prácticamente asfixiarla), los golpes con cachiporras o el plantón.

 

“Han trasladado a la intimidad de sus hogares lo que hacían ellos mismos o sus mayores en aquellos años con los militantes políticos o sindicales que permanecían detenidos en sus instalaciones”, denunció.

 

Pérez atribuyó el fenómeno a que en las Fuerzas Armadas uruguayas no ha habido una real depuración de sus efectivos, a que “lo que se enseña en los cuarteles no difiere básicamente de lo que se enseñaba bajo la dictadura” y a las condiciones de vida miserables de los uniformados, sobre todo los de menor rango.

 

“En muchas familias de la zona de Toledo se viven situaciones extremas, de pobreza material y moral, que se traducen en hechos de extrema violencia, y en la mayoría de ellas los protagonistas son soldados del Batallón 14 o de la Escuela Militar”, dijo el diputado.

 

El delito de violencia doméstica es el más denunciado en la localidad, y “seguramente los casos que se denuncian son muy inferiores a la realidad”, ya que se sabe de muchas mujeres que han retirado denuncias que formularon “por temor a las represalias, por hartazgo ante la inacción de la justicia o de otras dependencias públicas, o por la dependencia económica que tienen respecto a sus parejas”.

 

Pérez pidió a la ministra de Defensa, la socialista Azucena Berrutti, que se instrumente “un trabajo educativo en estas unidades con el doble objetivo de educar y prevenir” y “un seguimiento profesional, por medio de psicólogos y de asistentes sociales, del entorno familiar y social de los uniformados para atacar las causas en sus raíces”. También pidió que se cambie radicalmente la instrucción que reciben estos militares. “No precisamos soldados transformados en monstruos porque no vamos a invadir Vietnam”, ironizó.

 

El Batallón 14 fue uno de los centros clandestinos empleados por la dictadura para mantener detenidos, torturar e incluso asesinar o hacer desaparecer a opositores políticos. Se sospechó que en sus predios hubiera habido enterramientos de cuerpos de detenidos desaparecidos, en parte porque así lo afirmaron los mandos del Ejército en un informe elevado al presidente Tabaré Vázquez en 2005.

 

Por otro lado, la denuncia de Pérez se difunde en momentos en que se conocen nuevos datos sobre la magnitud de la violencia doméstica en Uruguay.

 

De acuerdo a un informe del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior divulgado esta semana, las denuncias por agresiones en el hogar crecieron 56 por ciento en los primeros seis meses de este año respecto al mismo período de 2006.

 

Si bien los hechos de violencia doméstica atraviesan horizontalmente a toda la sociedad y no se puede establecer con exactitud un identikit, un perfil tipo de los victimarios, una categoría está sobrerrepresentada en el fenómeno: el personal policial y militar.

 

Reconociendo esa realidad, las propias autoridades del Ministerio del Interior han relanzado iniciativas para “trabajar” el tema en la interna de la policía. Se presume que ahora podría haber una reacción similar del Ministerio de Defensa.

En Montevideo, Daniel Gatti

© Rel-UITA

20 de julio de 2007

 

 

 

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Ilustración: nicoletta.info

 

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