El pasado
lunes 27 de noviembre se llevó a cabo, en el Auditorio del
Museo Nacional, la octava edición del
Premio Nacional de Paz 2006
entregado por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), la Fundación Friedrich Ebert en Colombia,
los periódicos El Tiempo y El Colombiano, la Revista Semana,
y Caracol Radio y Televisión.
Este año
fueron postuladas 103 iniciativas en las siguientes
categorías: Niños/Jóvenes, Mujeres, Comunidades (general),
Comunidades indígenas, Comunidades negras, Desmovilizados
/reinsertados, Desplazados, Constituyentes/Gobiernos
locales, Individuales y Otros.
El jurado,
conformado por Augusto Ramírez Ocampo, Darío Echeverri, Ana
Teresa Bernal, Cristina Lleras, Juan Luís Mejía, Rodrigo
Gutiérrez, Jorge Orlando Melo y el general (R) Manuel José
Bonett, le entregó el premio este año a la Asociación Madres
de la Candelaria, Caminos de Esperanza, uno de los 18 grupos
liderados por mujeres.
La
Asociación Caminos
de Esperanza Madres de la Candelaria, nació el 19 de marzo
de 1999 con alrededor de 40 mujeres. A partir de entonces,
luchan por recuperar a sus familiares desaparecidos y/o
secuestrados para que se retornen "vivos, libres y en paz". A pesar de que ya que muchas saben que sus familiares han
muerto, esperan poderles dar una sepultura digna. Pero lo
que realmente quieren las 143 personas que componen el grupo
actualmente es saber toda la verdad acerca de lo ocurrido
con sus familiares.
Desde hace siete años y ocho
meses, la Asociación ha realizado un plantón cada miércoles
frente al atrio de la Iglesia de La Candelaria en Medellín,
clamando por el regreso de sus seres queridos.
Es una protesta ante la indiferencia del Estado, un llamado
al gobierno y al país entero para que no olviden el dolor de
tantas familias ante un problema de índole nacional tan
cotidiano como el secuestro y la desaparición forzada.
En rueda de
prensa, horas antes de la entrega del premio, la directora
de la asociación,
Teresita Gaviria,
afirmó que el premio implica un gran reto para ellos, pero
es apenas un "abrebocas" del trabajo que les espera. Como
los talleres de ayuda a familias de desaparecidos que han
brindado en Urabá, Barranca, Bucaramanga, el Oriente
Antioqueño y otras regiones del país.
En el
último año han contado con el apoyo de la
Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación. De ella esperan
recibir la ayuda para realizar la exhumación de cadáveres y
las pruebas de ADN, que les permita identificar los
cadáveres de quienes podrían ser familiares. Como su mismo
nombre lo dice (Caminos de Esperanza) la Asociación mantiene
vive la esperanza, ahora más que nunca, de poder superar la
incertidumbre que los aqueja a diario sobre el paradero de
sus familiares.
Además de la entrega del Premio Nacional, el lunes se hizo
una mención especial para el
Programa Paz y
Reconciliación de la Alcaldía de Medellín,
recibido por su alcalde
Sergio Fajardo.
El programa, del cual se han beneficiado 100 mil personas
hasta el momento, lleva 2 años trabajando por los
desmovilizados y las víctimas del conflicto armado en esa
región del país. Con el primero de estos dos grupos se busca
el regreso a la legitimidad por medio de un diagnóstico, el
seguimiento, apoyo jurídico, capacitación y reinserción
laboral. Con las víctimas buscan recuperar su dignidad, para
lo cual reciben apoyo psicosocial y enlaces con
instituciones que las puedan ayudar.
Daniel
Garrido
Convenio
La Insignia / Rel-UITA
20 de
diciembre de 2006
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