Como si después del golpe de Estado parlamentario no
tuviéramos bastante con los despidos y otras cosas que ya creíamos que habían
pasado, ahora quisieron volver a poner en vigor una ley stronista(1).
Se trata de la ley 569 de 1975 sobre
las consecuencias del no cumplimiento del servicio militar obligatorio, y su
impulsor es el general Migdonio Godoy, director general de Reclutamiento,
Reserva y Movilización.
La argumentación que esgrimió este
personaje fue curiosa: se debía reimplantar “porque existe una ley que debe de
ser cumplida”.
¿Habrá caído en la cuenta el general de
que los tiempos son muy diferentes?
El militar recordó a las empresas
que, según esta ley, serían multadas y deberían pagar tres salarios mínimos por
cada empleado que no tuviera la baja del servicio militar.
“La persona que no tiene la baja no
debe de trabajar”. Así de sencillo y de absurdo, cuando existe tanta falta de
trabajo.
Ante este hecho, el Ministro de
Justicia y Trabajo ha mostrado su disconformidad. El viceministro de esta
Cartera fue claro: “Lo único que para nosotros es obligatorio es el cumplimiento
del Código Laboral”. Y añadió que las FF.AA. no tienen autorización para
inspeccionar las empresas.
Por otra parte, existe una ley sobre
la objeción de conciencia aprobada hace poco tiempo. Esta ley es acusada de
inconstitucionalidad por la presión de militares y otras personas.
Y una y otra vez nos preguntamos dos
cosas: ¿tan retrógrado ha sido este golpe de Estado parlamentario como para
volver descaradamente a tiempos de la dictadura?
El general Godoy ha sido
destituido, pero es raro que un militar de su rango, por su cuenta, siendo las
Fuerzas Armadas tan jerárquicamente disciplinadas, haya tomado esta iniciativa
por sí solo.
Por eso la segunda pregunta: ¿qué
siniestro personaje estaría detrás de él?
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