Fernando Mendoza
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El viernes 27 de octubre, en la
comunidad de Santa Lucía del Camino, un grupo armado
abrió fuego contra los huelguistas que llevan cinco
meses exigiendo la renuncia del gobernador
Ulises Ruiz.
Del ataque resultaron cuatro muertes, entre ellas la del
periodista Bradley Roland Will, de Nueva York, quien
trabajaba para la red Indymedia.
La
fiscal del estado de Oaxaca, Lizbeth Caña, comentó que
el ataque armado fue obra de "vecinos cansados de la
situación" creada por los huelguistas que han tomado el
centro de la ciudad de Oaxaca. Sin embargo, la verdad
parece ser otra. "Después de la balacera, los supuestos
vecinos seguían sonriendo y gozando de la impunidad les
da el ser supuestos policías", escribió Diego Osorno en
el diario Milenio, de Ciudad de México.
Los
atacantes llevaban rifles AR-15, usados por fuerzas
policíacas; el propio embajador estadounidense en
México, Toni Garza, comentó que los asesinos podrían ser
policías. No debería sorprender: es el estilo de Ruiz,
fiel a la tradición caciquil del Partido de la
Revolución Institucional (PRI), que gobierna Oaxaca
desde 1929. Las excusas de la fiscal forman parte de un
guión repetido desde que se inició el conflicto.
En
mayo, los maestros oaxaqueños pidieron aumentos
salariales y una rezonificación, es decir, compensación
adicional de acuerdo al costo de vida en determinadas
zonas. El gobierno se negó y responsabilizó al gobierno
federal. Este se lavó las manos. Los maestros fueron a
la huelga. Organizaron protestas y plantones en el
centro de la Ciudad de Oaxaca. El 14 de junio, el
gobierno quiso desalojar a los huelguistas por la
fuerza, hubo violencia y muertes. Entonces, el
movimiento se radicalizó, exigió la renuncia del
gobernador y se creó la Asociación Popular de los
Pueblos de Oaxaca (APPO), que incluye a maestros,
organizaciones de base y activistas.
"Pedimos al gobierno soluciones de fondo, desde mejoras
en la infraestructura hasta desayunos escolares -explicó
Fernando Mendoza, maestro oaxaqueño en una reciente
visita a Fresno-. Pero el proyecto de Ruiz es privatizar
la educación y dejar de formar maestros". Mientras los
turistas disfrutan la belleza de la Ciudad de Oaxaca,
"Patrimonio de la Humanidad" según Naciones Unidas,
miles de oaxaqueños deben emigrar a otras tierras para
escapar de la miseria. En Oaxaca, hogar de dieciséis
étnias indígenas, se encuentran los municipios más
pobres de México; "privilegio" compartido por zonas
también indígenas de Guerrero y Chiapas.
Pero la
noche del 27 de octubre, después del nuevo ataque mortal
contra los huelguistas, el gobierno federal decidió por
fin intervenir y envió una fuerza de casi 4.000 policías
para "recuperar y limpiar" la ciudad de Oaxaca. La
muerte del periodista estadounidense "internacionalizó"
el conflicto y sin duda aceleró la decisión del gobierno
de Fox. Sin embargo, las fuerzas policiales querían
evitar enfrentamientos. También los huelguistas.
Mientras los maestros aceptaron regresar a clases el
lunes 30 de octubre, la APPO se está retirando
lentamente de la ciudad tomada.
"No me
parece justo que Ruiz quede en el gobierno", dijo
Catalina Ventura, oaxaqueña residente en Fresno y madre
de dos niños. "¿Hubo 14 muertes y ahora nos vamos a
olvidar de todo?" pregunta con cierta frustración por la
aparente conclusión del conflicto en Oaxaca. Pero nada
indica que éste sea el fin. "Mi opinión personal es que
Ulises Ruiz tiene los días contados -declaró vía
telefónica Rogelio Hernández, periodista de Milenio-.
Posiblemente los sectores radicales de APPO se retiren
de la ciudad a la espera de lo que ocurra en el futuro
inmediato."
Según
Hernández, el gobernador Ruiz se mantiene gracias a la
presión de su partido, aliado del Partido de Acción
Nacional (PAN) del presidente Fox y del presidente
electo, Felipe Calderón. Este último, que asume el 1 de
diciembre, pidió reiteradamente la intervención federal
para que el caso se resolviera antes de esa fecha. Ante
la resistencia del Partido de la Revolución Democrática
(PRD), segunda fuerza política, a reconocer la victoria
de Calderón en las pasadas elecciones del 2 de julio, el
PAN necesita el apoyo del PRI. Aparentemente, esta
combinación le ha permitido sobrevivir a Ruiz.
Pero
parece que su suerte se acaba. "Lo más seguro es que
Ruiz salga y se llame a elecciones", dijo Hernández. Y
agrega que, de acuerdo a la constitución de Oaxaca, si
el gobernador sale al cumplir los dos años en el poder,
el Congreso estatal, en manos del PRI, selecciona a su
sucesor. Este periodo se cumple el 1 de diciembre del
2006; otra razón por la que Ruiz busca aguantar como
gobernador a pesar del repudio generalizado. Si sale
antes, habrá elecciones.
Desde
que estalló el conflicto en Oaxaca, numerosos analistas
han responsabilizado al gobernador por su negativa a
negociar y por su estilo violento; no en vano, se le
atribuyen asesinatos selectivos de opositores,
represión a huelguistas, corrupción y el secuestro del
periódico Noticias, que duró casi dos años. Pero
también responsabilizan a Fox por su inacción inicial.
"Al menos han mandado policías, no al ejército -comenta
Hernández-. Es que el ejército reprimiendo trae muchos
recuerdos negativos a la mente de los mexicanos." La
historia de la represión en México parece estar
cambiando de color.
Eduardo Stanley
C onvenio
La Insignia /
Rel-UITA
2
de noviembre de
2006 |
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