Hace 80
años que el Estado de Massachussets
y el gobierno de los Estados Unidos
asesinaron a Nicola Sacco y
Bartolomeo Vanzetti en la silla
eléctrica, dos inmigrantes italianos
acusados de ser anarquistas,
activistas obreros y
antimilitaristas.
Fue el ministro de Justicia Palmer quien inspiró
la política de terror que en las décadas de los años 10 y 20 del siglo
pasado pretendía limpiar las calles de inmigrantes radicales,
anarquistas y socialistas, que se oponían al gobierno y estaban activos
en los combates sindicales y en las huelgas de aquella época. Esta
política fue implementada concienzudamente por el juez Thayer y
por el gobernador Fuller. Sacco y Vanzetti fueron
asesinados por ser unos "bastardos anarquistas", aún cuando el cargo de
homicidio que se tenía contra ellos fue dejado de lado. 50 años más
tarde, el gobernador de Massachussets perdonaba a los asesinados.
Todo quedó como un lamentable error judicial… una sentencia de muerte de
más. Sacco y Vanzetti eran tan culpables como lo son hoy
los proletarios que se organizan y luchan por sus derechos.
Protesta por Sacco y Vanzetti |
Los dos trabajadores italianos fueron arrestados justo
antes de una manifestación en la que se denunciaría la muerte de uno de
sus camaradas, Andrea Salsedo, que "cayera" de una ventana del
piso 14 del Departamento de Justicia. Sacco trabajaba en una
fábrica de zapatos de Massachussets. Tenía familia y trabajaba
seis días a la semana, diez horas al día. Pero tenía tiempo para
participar en las manifestaciones obreras de entonces, en las cuales los
obreros demandaban mejores salarios y condiciones laborales, debido a
esas actividades ya había sido arrestado en 1916. Vanzetti tenía
diversos oficios. En 1916 había dirigido una huelga en una fábrica de
cuerdas y cuando fue detenido trabajaba por cuenta propia como vendedor
de pescados.
Fue en 1916 cuando "Nick y Bart" se
conocieron y juntos se unieron a un grupo anarquista ítalo-americano,
cuyos integrantes fugaron posteriormente a México para evitar ser
llamados al ejército. En 1920 fueron arrestados por sus actividades
políticas y sindicalistas, pese a no tener antecedentes previos. Para
condenarlos, se les acusó fraudulentamente del asesinato de un guardia.
La clase obrera del mundo entero se movilizó reclamando su libertad,
pero en 1927 los guardianes del capitalismo los asesinaron en la silla
eléctrica.
Hacia ellos y
sus luchas va nuestro pensamiento. Los valores que ellos defendían son
los mismos que defendemos hoy.
En
Montevideo,
Enildo Iglesias
© Rel-UITA
23 de agosto de 2007 |
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