En
Argentina, muy pocos testigos que declaran en los juicios
por violaciones a los derechos humanos cometidos durante la
dictadura (1976-1983) aceptan ser custodiados, a pesar de
estar supuestamente en peligro. Si bien ya han pasado tres
décadas, la sombra de la represión sigue vigente entre los
argentinos, ya que dos testigos de estos juicios han sido
secuestrados y varios han sido amenazados.
30.000 personas
desaparecieron a manos de la Policía y las
Fuerzas Armadas |
En
septiembre de 2006, Julio López -testigo clave
en la causa que dio prisión perpetua al ex policía Miguel
Etchecolatz- desapareció en la ciudad de La Plata, en
la provincia de Buenos Aires, y no se supo más nada de él.
En
diciembre pasado desapareció Luis Gerez,
testigo en otro de estos juicios. Luego apareció con vida en
cuestión de horas, pero su secuestro alarmó nuevamente al
gobierno y a la sociedad.
Debate
Los
organismos de derechos humanos, e incluso el gobierno, creen
que detrás de estas amenazas y secuestros hay policías -en
actividad y retirados- relacionados a los presuntos
represores juzgados. Estos casos instalaron el debate acerca
de qué protección se les debe dar a los testigos,
considerando que en los próximos meses unos cien ex policías
y militares serán juzgados por delitos de lessa humanidad
cometidos durante el ultimo gobierno de facto.
Como
consecuencia, son miles los testigos que desfilarán por los
tribunales para relatar los tormentos que presenciaron o que
sufrieron en carne propia. Se estima que, solamente en la
provincia de Buenos Aires, en los próximos meses declararán
unas 1.800 personas.
Tampoco se
debe subestimar el odio de muchos oficiales de Fuerzas
Armadas, al ver que 200 oficiales incriminados en casos de
violaciones a los derechos humanos fueron trasladados desde
los cómodos cuarteles a las “incómodas” cárceles comunes,
mientras esperan los juicios.
“Un zorro en el gallinero”
“Donde hay que buscar a los
responsables del secuestro de López
y de Gerez es, precisamente, en la
Policía bonaerense”
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Luego del
caso López, el gobierno ha ofrecido custodia policial
a todos los testigos. Sin embargo, según pudo saber Rel-UITA,
sólo tres de estos 1.800 testigos aceptaron la custodia.
También se han implementado dispositivos electrónicos de
seguimiento ambulatorio para los testigos, pero -según
informaron en el Ministerio de Seguridad bonaerense- sólo 13
personas lo han pedido.
Sucede que
la enorme mayoría de los testigos desconfía de la Policía,
institución que en Argentina ha quedado muy
desprestigiada por su actuación durante el gobierno militar.
Carlos
Zaidman, uno de los testigos que rechazó la custodia,
explicó a Rel-UITA que lo hace " porque esta
Policía no ha cambiado. No sólo porque permanecen allí más
de 9.000 que estuvieron en la época de la represión, sino
porque ideológicamente no han cambiado. Además, está el caso
del compañero López -agregó-, y creemos que donde hay
que buscar a los responsables del secuestro de López
y de Gerez es, precisamente, entre los cuadros de la
Policía bonaerense que actuaron en esa época y que hoy lo
siguen haciendo", denunció.
Este
hombre, un taxista de la ciudad de La Plata, declarará en el
próximo juicio sobre derechos humanos contra el sacerdote
Christian Von Wernich, ex capellán de la
Policía bonaerense acusado de numerosos delitos aberrantes.
"Ofrecernos
custodia policial es como meter un zorro en el gallinero. Es
poner al investigado a cuidar a quienes los van a
denunciar", graficó Zaidman.
En los secuestros
también participaban
militares en
uniforme. |
Rel-UITA
se contactó con la policía bonaerense para poder incluir su
opinión en este artículo, pero voceros del Ministerio de
Seguridad dijeron que no hablarían del tema.
"Poner fin a la impunidad"
Ernesto
Moreau, abogado integrante de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos, señaló a Rel-UITA
que a los testigos "les resulta difícil tomar contacto con
la misma Policía que los ha reprimido, en una sociedad donde
se debate la necesidad de hacer cambios en esa institución
pero que, en realidad, son cambios muy paulatinos, que no
llegan".
La solución
no es poner policías a cuidarlos uno por uno, pues "para
custodiar a un testigo son necesarios cuatro policías, y
además se sabe que si quieren hacerle daño pueden hacerlo
igual, en forma organizativa", afirmó el abogado. En opinión
de Moreau, la solución para "que nadie sea torturado
o amenazado es terminar con la impunidad. Hagamos justicia,
dictemos sentencias". Y añade que si la justicia acelerara
sus tiempos, los juicios podrían terminar en cuestión de
meses, y así los testigos finalmente estarían tranquilos.
Paralelamente, el abogado destacó la importancia de educar a
la Policía en cuestiones humanitarias. De acuerdo con los
organismos de derechos humanos, unas 30.000 personas fueron
asesinadas por el gobierno durante el último régimen militar
de Argentina.
En Buenos
Aires, Javier Amorín
© Rel-UITA
9 de marzo de 2007 |
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