Tráfico de niños se orienta al sexo

en países desarrollados

Las prácticas vinculadas al sexo -prostitución y pornografía- son las más comunes y a la vez las que mayores ganancias dejan al crimen organizado que controla el tráfico de niños en los países en desarrollo, afirmó este miércoles 26 de mayo el autor de un extenso estudio sobre este tema.

 

 

El experto británico en derechos humanos, Mike Dottridge, sostuvo en la presentación de su publicación "¿Niños como Mercancías?: Tráfico Infantil y Cómo Combatirlo" que la explotación infantil en los países occidentales está mayormente vinculada a la industria del sexo.

 

Por el contrario, agregó, cuando el tráfico se realiza entre países en desarrollo, los niños son destinados mayormente al servicio doméstico y al trabajo forzado.

 

En este contexto, el tráfico prácticamente constituye "una actividad artesanal" realizada por parientes o supuestos amigos de la familia del niño traficado y en la que raramente interviene el crimen organizado.

 

Diversas instituciones internacionales dan cuenta de al menos 1,2 millones de niños víctimas de las redes de tráfico, pero todos admiten que se trata de meros cálculos y que es imposible saber cuántos menores realmente están envueltos en esta actividad ilegal.

 

Dottridge sostuvo que para combatirla es necesario que los gobiernos "ataquen toda la cadena del tráfico" y no se limiten a su último eslabón, es decir, al niño explotado.

 

Según el investigador, las bandas de traficantes "tienen una gran capacidad de reacción" ante las tentativas de desarticularlas y pueden dejar rápidamente de operar en un lugar para trasladar sus actividades delictivas a otro.

 

En ese sentido, lamentó que la "respuesta sistemática" de los países industrializados ante el fenómeno del tráfico infantil sea considerar que "el problema es de los países de donde proceden los niños".

 

Por el contrario -subrayó Dottridge-, "el problema más grande está en los países donde se produce la explotación".

 

El estudio señala que el mayor flujo de tráfico infantil se registra en el sur (la India) y el sureste asiático (Tailandia, Indonesia, Camboya y Vietnam, principalmente), desde donde son llevados a Estados Unidos, países de la Unión Europea o del Golfo Pérsico para introducirlos en la prostitución o el trabajo sin remuneración.

 

Sobre la situación en América del sur y central, Dottridge afirma que el tráfico para la adopción ha sido en gran parte controlado, pero continúa el orientado a la explotación del menor con fines económicos.

 

El estudio menciona la existencia de rutas de tráfico de niños bolivianos hacia Argentina, Brasil y Chile, pero también dentro de los países, como en el caso de Brasil.

 

 

EFE

27 de mayo de 2004

 

 

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