Uruguay

 

27 de junio 1973 - 2006

A 33 años del golpe de Estado en Uruguay

¡NUNCA MÁS!

 

 

El 27 de junio de 1973 las entonces llamadas Fuerzas Conjuntas Uruguayas -que agrupaban a las Fuerzas Armadas y a la Policía- disolvieron el Parlamento y declararon ilegales a los partidos políticos de izquierda y progresistas y al movimiento sindical. Los militares enceparon a la sociedad utilizando el argumento de la "guerra antisubversiva", cuando en realidad el enfrentamiento con los movimientos guerrilleros ya se había saldado en su favor.

 

Con el contexto internacional de la Guerra Fría, el país se encontraba hundido en la peor crisis económica y social de su historia, producto de las políticas que los gobiernos blanco y colorado habían impulsado en los últimos 15 años bajo la presión del Fondo Monetario Internacional. Los años 60 habían sido escenario de durísimas batallas sociales, en las cuales estudiantes y trabajadores intentaron defender en las calles los últimos jirones que iban quedando de un modelo de país con cierta dignidad que acabó cuando las arcas del Estado, antes repletas por el comercio durante la Segunda Guerra, quedaron agotadas. La burguesía nacional, como las del resto de Latinoamérica, comenzó a mirar hacia Estados Unidos como antes a Europa.

 

Los militares que dieron el golpe pertenecían a las generaciones que habían sido formadas en la tenebrosa Escuela de las Américas, una fábrica de torturadores y dictadores creada por Estados Unidos para asegurarse el control de su "patio trasero". Sólo así, a sangre y fuego, a cárcel y tortura, a persecución y exilio de miles y miles de uruguayos se logró quebrar la fenomenal resistencia popular que en múltiples formas luchó durante esos 15 años para mantener su dignidad de vida. Eran los balbuceos del neoliberalismo que creció rápidamente al amparo de la llamada "Doctrina de la Seguridad Nacional" y la "paz" obligatoria que ella impuso.

 

La dictadura uruguaya se engarzó como una joya más en la corona de la política exterior de Estados Unidos en América Latina. Así surgió el Plan Cóndor, el genocidio de la "Guerra Sucia" en Argentina, el "Milagro Brasileño", el Pinochetismo en Chile, el militarismo por doquier. Las dictaduras fueron tan feroces como tenaces las resistencias populares.

 

Ahora, 33 años después, aunque en un panorama político totalmente distinto, todavía se discute cuánto permanece vivo de aquellos regímenes del miedo, del terrorismo de Estado, del saqueo de los recursos, del endeudamiento sin fin, de la represión contra la diversidad social. En los aspectos objetivos, las leyes de impunidad para los genocidas y torturadores han sido abolidas en algunos países, en otros están siendo jaqueadas y en otros más todavía ni siquiera se las cuestiona. En los aspectos subjetivos, sin embargo, aún no se percibe claramente hasta dónde penetró la mancha nauseabunda del autoritarismo, del disciplinamiento por el miedo. Antes bien, no es todavía siquiera un tema en debate.

 

Las sociedades latinoamericanas se han sacudido el yugo de los gobiernos militares y continúan buscando caminos de liberación y justicia social. La historia ha demostrado que sin las bases sociales movilizadas y participando activamente en los esfuerzos de cambio y progreso, cualquier experiencia política se agota en sí misma.

 

Por eso hoy, una vez más, renovemos la consigna que nos reclaman la conciencia y la memoria: ¡Nunca más!

 

 

Rel-UITA

27 de junio de2006

 

 

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