¿Quién fue Rodolfo Walsh?
¿Un periodista, un escritor,
un militante, un intelectual
que fue más allá de ese
papel? "Fui lavacopas,
limpiavidrios, comerciante
de antigüedades y
criptógrafo", decía él,
queriendo alivianar esa
imagen deshumanizada con la
que se mira a los grandes
humanos. Nació en Choele
Choel en 1927, provincia de
Río Negro. Descendiente de
irlandeses, supo
tempranamente de miserias y
cuando la situación se hizo
insostenible Rodolfo
fue enviado a un colegio
irlandés para huérfanos y
pobres.
A los 17 años consiguió un
empleo de corrector en la
Editorial Hachette. En 1953,
en esa misma editorial,
publicó la primera antología
de cuentos policiales
argentinos. Ese mismo año
apareció Variaciones en
rojo, tres novelas
policiales cortas, cuyas
únicas malas críticas fueron
las del mismo Walsh
años más tarde. Con este
libro ganó el Premio
Municipal de Literatura.
1956 fue un año fundamental
en la vida de Rodolfo,
en el mes de junio se enteró
de los fusilamientos
clandestinos de José León
Suárez. Algunas de las
víctimas habían sido
protagonistas de la
insurrección comandada por
el general Valle,
adepto al peronismo, contra
el gobierno de facto de
Aramburu; otros formaron
parte de esta historia sólo
por casualidad. La obsesión
de Walsh comienza al
enterarse que había
sobrevivientes. "...Ahora,
durante casi un año no
pensaré en otra cosa,
abandonaré mi casa y mi
trabajo, me llamaré
Francisco Freyre, tendré
una cédula falsa con ese
nombre, un amigo me prestará
una casa en el Tigre,
durante dos meses viviré en
un helado rancho de Merlo,
llevaré conmigo un revólver
y a cada momento las figuras
del drama volverán
obsesivamente..."
La publicación del libro no
fue para nada sencilla. Una
vez que tuvo reporteado a
Livraga, uno de los
sobrevivientes, y escrita la
historia, nadie quiso
publicarla. Fue Luis
Benito Cerruti Costa, en
ese momento director de
Revolución Nacional, el
primero que se animó. Allí
apareció "Yo también fui
fusilado", el reportaje
a Livraga. Pero fue
en Mayoría donde se completó
la campaña de denuncia de la
masacre, bajo el título de
"un libro que no encuentra
editor".
Como dice Mario Benedetti
en una de sus poesías,
"Rodolfo convirtió la
realidad en su obra
maestra". Luego de
Operación Masacre
comenzó a indagar sobre el
asesinato de Marcos
Satanowsky, un abogado
especializado en asuntos
comerciales, ocurrido en
1957. Los resultados recién
se publicaron en formato de
libro en 1973 con el título
Caso Satanowsky.
Walsh
se unió a Prensa Latina, en
La Habana, meses
después de empezar a
funcionar la agencia, en
1959. En las oficinas de
Prensa Latina había cuatro
teletipos. A comienzo de
1961 recibieron por una de
esas máquinas un extenso e
ininteligible conjunto de
letras. El enigmático
mensaje llegó a manos de
Rodolfo, que se empeñó
en descifrarlo hasta que lo
logró. Descubrió que aquello
era un mensaje de la
embajada de Estados
Unidos en Guatemala
donde estaba todo el
proyecto del que derivaría
el desembarco de Playa
Girón.
"En todas sus obras, aún en
las que parecían de ficción
simple, se distinguió por su
compromiso con la realidad,
por su talento analítico
inverosímil, por su valentía
personal y por su
encarnizamiento político.
Para mí, además de todo eso,
fue un amigo alegre cuya
índole apacible se parecía
muy poco a su determinación
de guerrero. Pero, sobre
todo, seguirá siendo para
siempre el hombre que se
adelantó a la CIA" ,
escribió de él Gabriel
García Márquez.
En 1968, siendo el director
del semanario CGT,
investigó el enfrentamiento
y la muerte de dos
militantes del peronismo
revolucionario (sobre
quiénes recaían las culpas
del hecho) y Rosendo
García, un matón y
capitalista del juego. De
esta investigación surgió
Quién mató a Rosendo,
libro en el que logra
desentrañar los años del
vandorismo. "Los dos
volúmenes de cuentos que
publicó entre 1965 y 1967 -Los
oficios terrestres y
Un kilo de oro- anonadan
por su perfección", dijo
Juan Sasturain. Una
consulta realizada por el
crítico Sergio Olguín
a 68 escritores, críticos y
editores reveló que su
cuento
Esa Mujer es
considerado el mejor jamás
escrito en la Argentina.
A partir de 1970 comienzan
sus años de militancia en el
Peronismo de Base, para
luego pasar a la agrupación
Montoneros. Después del
golpe de Estado de 1976
Walsh ideó la Agencia de
Noticias Clandestinas (ANCLA).
"Para él -dijo Verbitsky-
la agencia no debía ser un
canal de propaganda de una
organización sino de
difusión popular,
consecuente con su
definición de la resistencia
como patrimonio del pueblo".
A fines de 1976 Rodolfo
discrepaba abiertamente con
la dirigencia de Montoneros.
Sin llegar a romper con la
organización inició su
repliegue personal. La
desaparición de amigos y
compañeros, la caída de su
hija, hicieron que Walsh
se alejara de Buenos Aires.
La "Carta
de un escritor a la Junta
Militar" es una obra
maestra del periodismo y una
inmensa demostración de
coraje. Pero por sobre todas
las cosas demuestra una
visión de la realidad, una
precisión en las cifras, una
claridad del proyecto
económico que se había
impuesto vía golpe de Estado
y el futuro que le esperaba
a la Argentina: la
precariedad laboral y la
desaparición de su
industria, el conurbano
convertido en villas
miseria, la contaminación,
la especulación, etc. Cosas
que muchos renombrados
economistas reconocerían
recién después del fracaso
de este modelo en 2001. El
conocía los hechos y sabía
que debía comunicarlos, y
eso fue lo que hizo.
El 25 de marzo de 1977 envió
diez copias a diferentes
medios y organismos
argentinos e
internacionales. Metió las
cartas en el buzón, justo
antes de que el “Grupo de
Tareas 3” de la ESMA
lo comenzara a perseguir por
plena Avenida de Mayo, a 200
metros de la Casa Rosada.
Alfredo Astíz, falló en
el tacle que debía
inmovilizarlo, y Rodolfo
extrajo una pistola 22 con
la que empezó a dispararles.
Sabía que disparar esa
pequeña arma era una excusa
para que tuvieran que
acribillarlo. Lo que ellos
ignoraban es que esa batalla
ya la tenían perdida, a
Rodolfo Walsh podían
matarlo, pero ya no podían
callarlo. "Estas son las
reflexiones que en el primer
aniversario de su infausto
gobierno he querido hacer
llegar a los miembros de esa
Junta, sin esperanza de ser
escuchado, con la certeza de
ser perseguido, pero fiel al
compromiso que asumí hace
mucho tiempo de dar
testimonio en momentos
difíciles".
En Buenos Aires, Javier
Amorin
© Rel-UITA
27
de marzo de 2007
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