Los días 21 y 23 de febrero, una
delegación de la Coordinadora Civil para
la Emergencia y la Reconstrucción (CCER)
viajó a Washington en cumplimiento de su
labor de incidencia política ante el
FMI. La visita se realizó ante la futura
negociación del quinto Programa
Económico de Nicaragua con este
organismo.
La delegación tuvo la oportunidad de
reunirse con los representantes de
diversos países ante el Directorio
Ejecutivo del FMI, con el jefe de
la Misión Técnica del FMI ante
Nicaragua y con la directora del
Departamento de Evaluación y Políticas
de Desarrollo, el cual está a cargo de
la evaluación del desempeño de los
Programas del FMI en el caso de
Nicaragua. Finalmente se
reunieron también con dos directores del
BID y con representantes de la
red "Jubileo 2000" en los Estados
Unidos.
Según un documento presentado a los
medios de comunicación “los directores y
los demás funcionarios del FMI
coincidieron en que el nuevo gobierno de
Nicaragua tiene la oportunidad de
presentar su proprio programa económico,
orientado primordialmente a la reducción
de la pobreza, preservando la
estabilidad económica. Reconocieron que
los logros alcanzados en términos de
estabilidad económica no habían estado
acompañados por la reducción de la
pobreza y que el futuro programa debía
avanzar en esta dirección. Dejaron claro
–continúa el documento– que el nuevo
programa debía tener sentido para
Nicaragua y los nicaragüenses,
respetando la nueva realidad política y
el marco constitucional del país, aunque
preservando la consistencia
macroeconómica”.
SIREL
conversó con el economista y miembro de
la Comisión Económica de la CCER,
Adolfo Acevedo Vogl, para conocer
en detalle los alcances de este viaje.
-¿Cómo evalúan este encuentro con los
representantes del FMI en Washington?
-La impresión es que por parte del
FMI exista ahora la voluntad de
aceptar que Nicaragua defina su
política económica, su política social,
su reforma a la Seguridad Social, su
política para la reducción de la pobreza
y para alcanzar los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM). Lo
único que el FMI requeriría es
que todas estas políticas se produzcan
en un marco de consistencia
macroeconómica.
-¿Cuál ha sido la política del FMI en el
pasado?
-El FMI intervenía directamente
en la política específica del país, como
por ejemplo en la política de
descentralización, de seguridad social,
en la política presupuestaria y esto iba
mucho más allá de su mandato.
Cada país es libre de definir su propia
política y lo único que el FMI
podría asegurarse es que estas políticas
se realicen en un marco de consistencia
macroeconómica, que el gasto se financie
con los recursos disponibles, que no
haya emisión inorgánica de dinero, que
la tasa de inflación sea moderada. Estas
son las únicas cosas que el FMI
debe ver, porque no tiene sentido que
venga a imponer nuevas leyes,
modificaciones a leyes ya existentes o
peor aún, a pedir reformas a la
Constitución de Nicaragua. Las
condiciones que el FMI impone
deben atenerse a lo que es su mandato,
es decir que los países que reciben su
asistencia se mantengan bajo su control
macroeconómico.
-¿A qué se debe ese aparente cambio de
actitud del FMI?
-Desde nuestro punto de vista tiene que
ver con la profunda crisis que está
atravesando. Hay una crisis financiera
porque la mayor parte de los países de
ingresos medios en América Latina y Asia
han pagado anticipadamente la deuda con
el FMI, siendo que este organismo
mantiene su burocracia a través de los
intereses que pagan estos países. Además
hay una crisis de legitimidad, porque
países de medianos y grandes ingresos
-que han pagado anticipadamente- lo han
hecho para deshacerse del FMI. El
“poderoso” Fondo Monetario, únicamente
está tratando con pequeños y pobres
países como es el caso de Nicaragua
y de algunos países africanos.
-¿Cuánto se puede confiar en estas
nuevas posiciones del FMI?
Hay algunos ejemplos en este sector de
los organismos financieros
internacionales. Inglaterra
suspendió su aporte al Banco Mundial
porque le estaba exigiendo políticas de
priorización y regulación en su
programa. Lo mismo está pasando con
otros países de Europa y existe un
cuestionamiento muy fuerte al papel del
FMI. Lo que fuimos a hacer como
Coordinadora Civil es a contribuir un
poco a que no vengan con el afán de
querer imponer políticas pero, a pesar
de esta situación de debilidad del
FMI, lo fundamental va a ser la
posición que asuma el país frente a este
organismo.
-La Coordinadora Civil siempre ha
planteado la importancia de que se
negocie con el FMI presentando una
propuesta de nación, discutida y
consensuada de manera amplia con todos
los sectores de la sociedad. ¿Ya hubo
algún tipo de contacto con el Gobierno?
-La CCER ya se reunió con el
equipo técnico del Gobierno que está
preparando la propuesta de programa y en
lo personal me reuní con algunos
miembros de este equipo para plantearles
lo que queríamos aportar. Por el momento
encontramos disponibilidad.
-¿Cuál es el reto y también la
oportunidad que tiene ahora el Gobierno
frente a esta negociación?
-El FMI está pidiendo que el
Gobierno formule su propia política y su
gran desafío técnico y político es
exactamente lograr definirla. Esto
quiere decir, por ejemplo, definir muy
claramente su política de
descentralización, de reforma a la
seguridad social, de combate a la
pobreza y para alcanzar los ODM.
Por el momento estas políticas no están
definidas. En su exposición, Adolfo
Acevedo recordó que la
Coordinadora Civil “desde hace cinco
años viene planteando que no se está
llevando el presupuesto de educación, de
salud, de vivienda, de agua potable y
alcantarillado, de caminos rurales, al
nivel requerido para alcanzar el
cumplimiento de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM). La
única manera para hacer esto es
reestructurar a fondo la onerosa Deuda
Interna, lo cual no se hizo por
negligencia de todas las instituciones
públicas y alcanzar la progresividad
tributaria”.
Según Acevedo, no es suficiente,
como está planteando el gobierno,
eliminar sobre todo las exoneraciones a
los productos de la canasta básica
“porque para nosotros hay que eliminar
las exoneraciones que representan un
subsidio a los grandes grupos
económicos. Hay estudios que demuestran
que con estos subsidios los
contribuyentes les estamos financiando
el 50% de sus inversiones. Es cierto que
se está aumentando el gasto social, pero
cuando se va a comparar con lo que se
requeriría para el cumplimiento de los
ODM, es evidente que no es
suficiente y a veces llega a penas a
compensar el crecimiento de la
población. Lo que no existe todavía es
la voluntad política para buscar una
progresividad tributaria, porque esto
quiere decir tocar los intereses de los
grandes grupos financieros del país y
hacer que quienes tienen y ganan más,
que son los que concentran los ingresos,
paguen finalmente lo que les corresponde
en impuestos.
En Nicaragua -concluyó
Acevedo- el 20% de los hogares más
pobres tienen una carga tributaria
relativa que es el doble de la carga
tributaria promedio, mientras que el 20%
de los hogares más ricos tienen una
carga tributaria relativa que es el 20%
por debajo de la carga promedio. Esto es
un sistema tributario que hace descansar
toda su carga relativa principalmente
sobre los sectores de menores ingresos.
Lo de mayores ingresos nunca han
contribuido con lo que deben”.
En Managua,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
6 de
marzo
de 2007 |
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Fotos:
Giorgio Trucchi
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