América Latina
De la
"democracia electoral"
a la
"democracia ciudadana" |
El último informe sobre América Latina del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) brinda, por encima
de todo, una muy buena noticia: los sudamericanos aumentaron
su confianza en las democracias. Un dato: si hace medio año
el 54,7% preferían un régimen autoritario a uno democrático
si aquél era capaz de resolver sus problemas económicos, en
el último informe esta creencia se redujo en casi diez
puntos hasta alcanzar el 44,9%. La estabilidad gubernamental
y las buenas perspectivas de crecimiento son claves para
entender este soplo democrático. Sin embargo, aún faltan
pasos por dar: los avances sociales y políticos que han
gestado una cultura electoral no se han traducido en una
cultura democrática, en una auténtica "democracia
ciudadana".
Uno de los puntos calientes para alcanzar este bienestar
tiene que ver con las desigualdades sociales que imperan.
Hace 20 años, los ingresos del 10% de la población que
ganaba menos "cabían" 24 veces en los del 10% que ganaba más
y ahora "caben" 40 veces". En resumen, los pobres son
cada vez más pobres. De hecho, en este periodo, la pobreza
se ha reducido mínimamente y sigue afectando a 225 millones
de personas, el 43,9% de la población, según datos de 2003;
y los que viven en la indigencia (con un aporte calórico
diario insuficiente para vivir) han pasado del 20% al 17%.
"Es la primera vez en el mundo que existe una región que es
enteramente democrática (el Índice de Democracia Electoral
ha pasado como promedio de 0,28 sobre 1 en 1977 a 0,93 en
2002), que es pobre y que es la más desigual del mundo",
afirmó el ex canciller argentino Dante Caputo, director del
proyecto sobre el desarrollo de la democracia en América
Latina del PNUD, al presentar el informe.
Afianzar
la democracia
El documento, presentado en la III Asamblea del Club de
Madrid, cuyo objetivo es la consolidación de la democracia,
y que reunió el 13 y 14 de noviembre en Madrid a la mayoría
de los 54 ex jefes de Estado y de Gobierno que forman parte
de esta organización, entre ellos el argentino Raúl Alfonsín,
el chileno Eduardo Frei, el colombiano César Gaviria, el
boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, el brasileño Henrique
Cardoso (que además preside el Club de Madrid) o el
estadounidense Bill Clinton, concluye que a pesar de que "el
fantasma de los golpes de Estado" parece alejarse, todavía
hay que afianzar la democracia en la región.
Para Caputo es necesario pasar de la "democracia electoral" a
la "democracia ciudadana" en la que se garantice de forma
real la participación de los ciudadanos. "La democracia
electoral no es un fin en sí misma, sino que la gente elige
para ver realizadas sus aspiraciones políticas, civiles y
económicas, y esto sigue siendo el gran desafío de América
Latina", aseguró.
A pesar de la decreciente cifra de sudamericanos que estaría
dispuesto a aceptar un gobierno autoritario para resolver
sus problemas, y del 41,9% que estaría de acuerdo en "pagar
el precio de cierto grado de corrupción con tal de que "las
cosas funcionen", el documento del PNUD pone de manifiesto
la esperanza de que casi seis de cada diez (el 57%)
prefieren la democracia a cualquier otro régimen.
Déficit
social
Para pasar de la teoría a la práctica democrática hay que
acabar con el déficit de derechos sociales en la región. Una
prueba es que tiene la mayor inseguridad ciudadana del
mundo, con 25,1 homicidios dolosos por cada 100.000
habitantes en 2000, y que las cifras de población carcelaria
alcanza los 145 presos por cada 100.000 habitantes, muy por
debajo de los 686 de Estados Unidos, aunque el 54,8% son
presos sin condena, frente al 18,8% del vecino del norte.
Caputo considera que los Derechos Humanos más elementales no
han avanzado lo suficiente debido no a planes intencionados,
sino a "deficiencias del control político sobre la fuerza
(militar, poblacional, guerrillera)". Por ello, animó a los
políticos iberoamericanos a afrontar el desafío de
consolidar la democracia advirtiendo de que "la realidad no
es optimista ni pesimista, pero es un anticipo de pesimismo
olvidar los peligros".
El Club de Madrid, por su parte, concluye que para prevenir
los peligros de las democracias hay que profundizar el
control civil y democrático de las entidades responsables
del orden público: las fuerzas armadas, el sistema judicial
y los servicios de inteligencia; que los presupuestos de las
fuerzas públicas sean transparentes, eliminando los fondos
secretos; formar a los militares y los policías en valores
democráticos, y el diseño apropiado de instituciones para
enfrentar al terrorismo, mediante la cooperación
internacional y regional.
A puerta cerrada recomienda además la conversión de los
sistemas electorales para evitar la fragmentación de
partidos: la mejor opción es aprobar barreras legales para
que no accedan al parlamento partidos débiles (en España se
exige el 5% de los votos); aboga por partidos políticos
fuertes para que remita la falta de disciplina interna, y
defiende el sistema de balanza de poderes "a la portuguesa":
un presidente con poderes constitucionales y un primer
ministro con poderes ejecutivos donde el primero goce de
liderazgo, algo así como un "sistema monárquico
republicano".
Mateo
Balín
Agencia de
Información Solidaria
19 de
noviembre de 2004
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