Este lunes 28 de abril se cumplen 43
años de la tercera invasión militar
estadounidense a la República
Dominicana, perpetrada en 1965.
La primera ocurrió en 1905, y la segunda
en 1916, cuando los marines ocuparon el
país hasta 1924 y dejaron preparado el
terreno para “su hombre”: Rafael
Trujillo, servil al invasor,
ambicioso y corrupto, que Estados
Unidos colocó en el gobierno en 1930
donde se mantuvo a sangre y fuego hasta
1961.
La invasión de 1965 ocurrió porque el
gobierno de Estados Unidos y sus
serviles criollos (una parte de la
oligarquía, las cúpulas eclesiales, los
jefes militares y policiales más
corruptos) se negaron a aceptar el
retorno al poder del último presidente
constitucional, Juan Bosch, del
Partido Revolucionario Dominicano, a
quien habían derrocado el 25 de
septiembre de 1963, sólo siete meses
después de su asunción.
El 24 de abril de 1965 los militares más
honestos se unieron a una parte de la
dirigencia política y se rebelaron
contra la dictadura golpista para
reponer el gobierno legítimo.
A quienes luchaban por el retorno de
Juan Bosch al poder, bajo la
consigna de "Vuelta a la
constitucionalidad sin elecciones”, se
les llamó “constitucionalistas”, en
contraposición a los golpistas de la
extrema derecha.
En pocos días, los constitucionalistas
ganaron un gran apoyo popular, y aunque
con menos armamento que su enemigo
habían logrado poner bajo control gran
parte de la ciudad capital.
Los informes que recibía el Departamento
de Estado decían que los liberales
constitucionalistas estaban a la
ofensiva, mientras que el ala
derechista, que todavía apoyaba al
gobierno dictatorial, estaba a la
defensiva.
En esas circunstancias, Estados
Unidos, gobernado por Lyndon B.
Johnson, decidió enviar militares a
la República Dominicana, pero
para guardar las formas ordenó a sus
aliados dominicanos que enviaran un
mensaje firmado pidiendo su ayuda.
Pasado el medio día de ese viernes 28,
marines de la 82 División
Aerotransportada desembarcaron en el
puerto de Haina. Durante el tiempo
que duró la intervención directa, en
total 42.420 marines mancillaron el
territorio dominicano. De esta manera,
la guerra civil por asuntos internos
dominicanos pasó a convertirse en guerra
patria contra los invasores y sus
aliados dominicanos.
Lyndon B. Jhonson
argumentó que la intervención buscaba
"salvar vidas", y expresó el temor de
que República Dominicana se
convirtiera en “otra Cuba”, por
lo que no dudó en respaldar a los
golpistas.