En esta línea acusó a los maestros de tener “grupos armados”.
También atacó al Presidente y al
ministro del Interior, Aníbal
Fernández, que, dijo, se manejan con
grupos parapoliciales de izquierda que
intentan reemplazar por las fuerzas del
orden público. La pregunta inquietante
es cuánta gente cansada de los cortes de
calle y los piqueteros se sentirá
identificada con este “obseso” de las
carreteras libres y los sindicatos bien
cerrados.
El gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, sigue con su
“fuga hacia adelante”, demostrando ser
el político más anti democrático de la
historia reciente argentina y ha hecho
de la tragedia que provocó su bandera
electoral. Curiosamente calificó de
"miserables" y "cobardes" al presidente
Néstor Kirchner y el ministro del
Interior, Aníbal Fernández, de
quienes dijo que "son dos perversos" que
intentan "sacar rédito político" de la
muerte de Carlos Fuentealba.
"Kirchner es un miserable, el ministro del Interior es
un miserable, son dos perversos", dijo
esta noche el gobernador neuquino, que
reafirmó “no renunciará”.
En respuesta, los legisladores de casi todos los dispersos
grupos opositores de Neuquén anunciaron
que el lunes presentarán formalmente un
pedido de juicio político al gobernador
por “incumplimiento de los deberes de
funcionario público y como responsable
directo de la policía” y “por haber dado
la orden de reprimir y no garantizar la
paz social en la provincia”. El
gobernador neuquino, ya fue abandonado
por su socio de campaña Mauricio
Macri y hoy sufre el distanciamiento
del candidato del propio Movimiento
Popular Neuquino (MPN), su
partido provincial.
Sobisch:"Volvería
a reprimir para
que las minorías
no manejen la
provincia" |
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Además, luego del masivo paro nacional del lunes pasado,
enfrenta un paro general de todos los
gremios de su provincia desde ayer
pidiendo su renuncia y que se someta a
un juicio político. Pero Sobisch
“puso primera” y ya nada lo detiene. Hoy
reiteró que él es "el responsable
político" por la muerte de Fuentealba
y aseguró que no se arrepiente de la
decisión de la represión a los docentes
(que nunca pudieron realizar su
protesta), salvo por la “consecuencia
indeseada”.
"La policía de la provincia no es una policía represora",
aseguró el mandatario. Claro que los
grupos especiales de la policía neuquina
los creó el mismo, aun en contra de la
Constitución provincial que los prohíbe.
En este sentido, expresó que "volvería a
tomar las decisiones" para que "las
minorías no manejen la provincia",
aunque aclaro que "en ningún momento
mandé a matar a nadie". El gobernador
viene reiterando que había gente armada
entre los manifestantes y que actúa en
la provincia. Cuando se le pregunta
puntualmente por este tema, lo elude
elípticamente, o acusa a los obreros de
la autogestionada fábrica Zanón o al
famoso “cuco” de “Quebracho”, un
minúsculo grupúsculo político de dudoso
origen que busca fama tirando piedras en
las manifestaciones.
Al parecer las “armas”, según Sobisch, serían bulones
que estarían ocultando los obreros,
aunque esta información no pudo ser
chequeada por este corresponsal, ni
tampoco si existían gomeras,
indispensables para propulsar las armas.
“Si el Gobierno quiere que estos grupos
parapoliciales tomen el poder, que lo
diga públicamente y hacemos desaparecer
a las fuerzas del orden. Kirchner
es un hipócrita porque no blanquea esta
situación”, afirmó Sobisch. “Si
vamos a consolidar lo ilegal en legal,
que tengan la valentía de sancionar una
ley que lo diga”, añadió para reafirmar
su propia convicción de ser el adalid de
la “solución” sobre el tema.
Cuerpos especiales armados
por Sobisch
y prohibidos por la
Constitución |
“En Argentina se debe discutir si vamos a cumplir con la ley
y que las rutas tengan libre tránsito o
vamos a cambiar las leyes y decir que
una protesta sindical puede cortar las
rutas y puede atacar su casa”, dijo.
Ciertamente el ataque a la mansión de
Sobisch se reduce a una escueta
pintada que reza “Sobisch renunciá”, un
leyenda que traduce el deseo de la
mayoría de los neuquinos.
Un dato genera escozor: el sargento primero José Darío
Poblete, el efectivo que disparó
contra el docente, está imputado también
por el asesinato, hace exactamente 10
años, de Teresa Rodríguez. Este
“ejemplo” de la buena policía neuquina
estaba condenado también a dos años de
prisión por apremios ilegales, condena
que apeló. Pese a esto, siguió actuando
en la fuerza.
Lo que más preocupa por estas horas a Sobisch es el
video que aportó un canal de noticias,
que, con imágenes algo difusas,
identifica al policía separándose de su
grupo, con una mano que lo empuja,
disparando, y luego incorporándose a
otro grupo de efectivos que lo cobija.
Las imágenes podrían permitir dilucidar
una hipótesis escalofriante que va
cobrando fuerza entre los acusadores: si
Poblete actuó por impulso
irracional o lo suyo fue pura
premeditación, una acción consciente y
planificada que buscaba provocar un
muerto.
Algunos dirigentes de la oposición no consideran descabellada
la hipótesis, y recordaban que el
policía que mató a Teresa Rodríguez
en 1997 no cumplió una condena, o que el
23 de noviembre de 2003, la policía
neuquina utilizó balas de plomo contra
una movilización que reclamaba por el
pago de los planes sociales. Aquella
vez, de milagro, hubo heridos, pero no
muertos. La teoría de los opositores a
Sobisch es que Poblete
forme parte de un grupo de “ejecución”
que fue inspirado o alentado desde el
propio estado provincial. Según esa
lectura, el gobernador neuquino buscaba
mostrar una política más dura ante las
protestas sociales para diferenciarse de
Kirchner y ganar eco en el competitivo
espacio del centroderecha.
Javier Amorín
©Rel-UITA
13 de
abril de 2007