Brasil - Ecuador

Con Jair Krischke

Este intento de golpe de Estado enciende una luz roja para toda América Latina

 

El compañero y amigo de la UITA Jair Krischke, consejero fundador del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH) de Porto Alegre, dialogó con Sirel sobre los recientes hechos ocurridos en Ecuador.

 

-¿Cómo has observado lo que ocurrió en Ecuador?

-Esto hace parte de algo mayor. Empezó con Honduras, con el golpe de Estado que se dio allí y todo el proceso posterior que inauguró una nueva modalidad de intervencionismo en la región. Ese experimento les está saliendo bien, porque el tiempo sigue transcurriendo y no pasa nada que termine con ese régimen nacido de la violación de los principios democráticos.

 

Parecía bastante claro que el siguiente paso podía ser la desestabilización del gobierno de Rafael Correa, y no en vano él mismo ya lo había anticipado durante un encuentro con Fidel Castro, cuando dijo: “Yo seré el próximo”.

 

-¿Otra vez la mano del imperio?

-Me parece que “el imperio” tal como lo conocimos en épocas anteriores no tiene mucho que ver en este episodio, y sí mucho más algunas grandes corporaciones que pretenden cuidar o consolidar sus intereses.

Uno de los tres coroneles arrestados en Ecuador y acusados de intento de homicidio del Presidente es Manuel Rivandeneira Tello, entrenado como tantos otros en la siniestra Escuela de las Américas

 

De todas formas, no es que no tenga ninguna participación; por ejemplo ya se ha difundido que uno de los tres coroneles arrestados en Ecuador y acusados de intento de homicidio del Presidente es Manuel Rivandeneira Tello, entrenado como tantos otros en la siniestra Escuela de las Américas, ubicada en Fort Benning, estado de Georgia en Estados Unidos. Por allí pasó la casi totalidad de los militares y policías implicados en las peores violaciones a los derechos humanos de las últimas décadas en América Latina.

 

-¿Qué significado tiene este episodio para Latinoamérica?

-Es una luz roja estridente, porque esta gente no se detiene ante nada. No es una casualidad que Lucio Gutiérrez estuviese justamente en Brasil en esos días. Cualquiera se da cuenta de que había una conspiración, que el golpe estaba preparado y que él viajó para tener una coartada que lo eximiera de responsabilidad. Esto fue tan orquestado que apenas 20 minutos después de que comenzaran los disturbios en Quito, en la ciudad de Guayaquil ya había tropa militar y policial en las calles, otras cortando rutas y ocupando aeropuertos.

 

-Hay un gran esfuerzo mediático para desvirtuar la existencia de una conspiración...

-Esto no fue una insurrección espontánea. Como diría mi abuela, fue “un paso pensado”. Pero es muy preocupante, porque a nosotros nos costó mucho recuperar la democracia, y con el golpe en Honduras parece que comienzan nuevamente a desestabilizarnos. Y se apunta a países que quieren retomar el camino de su soberanía, como lo está intentando Ecuador con el gobierno de Correa, que inequívocamente ha asumido esa posición. 

 

Esto contradice poderosos intereses que reaccionan generando este tipo de cosas.

 

-¿Por qué dices que el imperio no tiene interés en la región?

-Desde hace un par de años el imperio como tal no tiene mucho más que sacar de aquí. El petróleo está en el Oriente, donde está asumiendo un protagonismo tremendo, invadió Irak, se enfrenta muy duramente con Irán y tiene un frente muy caliente abierto en Afganistán... Creo que están bastante enmarañados en estos compromisos, lo que hace que nuestra región pase a un segundo plano en este momento. 

Los Presidentes de UNASUR debieron acudir todos a Quito, para que quedara bien claro que no se tolerará más este tipo de actos aberrantes

 

-Es probable que no quieran perder influencia política.

-Pero debemos preguntarnos: ¿por qué no intentan lo mismo con Brasil o con Argentina? ¿Por qué no pasa nada en Chile? ¿Por qué ocurre sólo en los pequeños países? Creo que se trata de intereses más particulares, más vinculados a la antigua forma de hacer negocios en América Latina, a la época de las “repúblicas bananeras”.

 

-¿Cómo valoras el papel que tuvieron la OEA y la UNASUR en este episodio?

-Se ha encendido una luz roja. La OEA está en una situación debilitada, y la UNASUR es muy nueva. Por supuesto ambas reaccionaron bien, pero no con la fuerza que debían. Pienso que los Presidentes debieron acudir todos a Quito, para que quedara bien claro que no se tolerará más este tipo de actos aberrantes. Debieron producir un gesto emblemático que despejara cualquier duda acerca de que de aquí en adelante esto no puede volver a pasar. La reacción, aunque la hubo, fue demasiado discreta, poco efectiva.

 

 

En Montevideo, Carlos Amorín

Rel-UITA

6 de octubre de 2010

 

 

 

 

 

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