Acaba
de finalizar la 32ª reunión cumbre del
MERCOSUR en Río de Janeiro sin ninguna
consecuencia práctica para el ciudadano
común y con la vergüenza ajena que
algunos experimentamos ante el
infantilismo y provincianismo del que
hacen gala nuestros gobernantes.
El presidente uruguayo,
Tabaré Vázquez, llegó a Río de Janeiro
casi al final de la cumbre. Fue la forma
de manifestar su molestia con su colega
Luiz Inácio Lula da Silva, porque este
no asistió a la cumbre iberoamericana
que se realizó el pasado mes de
noviembre en Montevideo y tampoco
cumplió con una posterior y anunciada
visita, prefiriendo ir a descansar a una
playa. Estos desplantes de Lula -que
hasta la pasada cumbre ocupaba la
presidencia pro tempore del MERCOSUR- en
realidad eran motivados por su falta de
voluntad -o de coraje- para enfrentar el
diferendo en el que están sumidos
Argentina y Uruguay por las derivaciones
de la construcción de una fábrica de
celulosa.
Para la izquierda
uruguaya, hoy en el gobierno, se trata
de una mancha en la conducta del
“compañero” Lula y este debe haberlo
asumido en igual forma. ¿Cómo se quita
una mancha?, cualquiera sabe que con
agua. Y por ese lado Lula pensó que
encontraba la solución. Desde hace
meses, la compañía que envasa agua
mineral con la marca Salus en
Uruguay se viene quejando de las trabas
que encuentra -esgrimiendo dudosas
razones sanitarias- su producto para
ingresar a Brasil. “Hay que eliminar las
barreras burocráticas que complican el
ingreso a Brasil de productos de los
países del bloque”, manifestó Lula y
raudamente su canciller, Celso Amorim,
añadió: “quiero servir agua Salus
en la reunión del MERCOSUR”.
Y el agua Salus
llegó a la reunión -según dicen
transportada por un avión de la Fuerza
Aérea brasileña- y fue distribuida a las
diferentes delegaciones, menos la de
Argentina, encabezada por el presidente
Nestor Kirchner y su señora Cristina
Fernández -nadie preguntó, pero difícil
de explicar que hacía esta señora en la
reunión- que a su frente lucían botellas
de agua mineral con la marca
Villavicencio, envasada en la
provincia argentina de Mendoza.
Sobre este
incidente internacional, la página de
presidencia del Uruguay1
expresa:
Vázquez aludió en su argumentación a la
pequeña botella de agua mineral que
estaba sobre la mesa delante de cada
Jefe de Estado y cuyo origen es
uruguayo: “Fuente del Puma“ de la
compañía Salus, (botella que fue
cambiada por la delegación argentina por
otra de la empresa de esa nacionalidad
Villavicencio) razón por la cual al
notar el cambio, aludiendo a las
diferencias existentes dentro del
bloque, sostuvo que el puma (de la
botella uruguaya), es "una especie en
extinción y que hoy sólo es un nombre en
una etiqueta", por eso dijo que los
países pequeños no deben quedar nunca en
la letra chica en los acuerdos del
MERCOSUR.
¿A quien defendían
Kirchner y Vázquez con estos desplantes?
Villavicencio fue adquirida por la
compañía francesa Danone en 1999
y Salus por la misma transnacional en
2000. En el caso uruguayo, junto con los
pumas, lo que se extinguieron fueron
numerosos puestos de trabajo. En
noviembre de 2000, Salus –que
capta más del 42 por ciento del mercado-
contaba con 280 trabajadores y a los
pocos meses de ser adquirida por
Danone fueron despedidos 48
trabajadores y los despidos y las
tercerizaciones continuaron a lo largo
de los últimos años. ¿Volverán a su
lugar de trabajo ahora que el agua se
exporta a Brasil? ¿Qué significado tiene
para esas personas palabras como
MERCOSUR o asimetrías?
Al mismo tiempo, hay que
reconocer que verdades de a puño fueron
dichas en la cumbre por el presidente de
Bolivia, Evo Morales, al afirmar que “si
Bolivia va a entrar al MERCOSUR es para
hacer profundas reformas”, porque
“realmente debe servir para buscar
soluciones a los sectores más
abandonados históricamente de toda
Latinoamérica o Suramérica […] Hasta
ahora lo que he descubierto en la
Comunidad Andina de Naciones y en el
MERCOSUR es que son instrumentos
económicos solamente para los
empresarios, para gente pudiente y no
para la gente pobre.”
Los pueblos de ambas
márgenes del Plata no se merecen estos
jueguitos con agua -cual Carnaval
adelantado- de Kirchner y Vázquez.
En
Montevideo,
Enildo Iglesias
© Rel-UITA
23 de enero 2007 |
|
|
|
Volver
a Portada