Aunque Arturo Jauretche, el escritor argentino, afirma
que no es un especialista en
sociología y que en esa materia anda
de “bozal y lazo”, como diría el
autor de Martín Fierro, recoge en
sus libros agudas observaciones como
actor y observador de una etapa de
la vida de su país.
En “El medio pelo en la sociedad argentina” confiesa su
prevención contra datos sociológicos
que a veces perturban más de lo que
ayudan.
Jauretche
cree, en cambio, en la eficacia de
utilizar como correctivo del dato
numérico la constatación personal,
“para que no ocurra lo que al
espectador de fútbol que con la
radio a transistores pegada a la
oreja cree lo que dice el relator
con preferencia a lo que ven sus
ojos”.
Comienza por explicar qué se entiende por “medio pelo”. “En
principio -señala- decir que un
individuo o un grupo es de medio
pelo implica señalar una posición
equívoca en la sociedad: la
situación forzada de quien trata de
aparentar un status superior al que
en realidad posee. Con lo dicho está
claro -agrega- que la expresión
tiene un valor históricamente
variable según la composición de la
sociedad donde se aplica.
Cuando en la Argentina cambia la estructura de la
sociedad tradicional por una
configuración moderna que
redistribuye las clases, el medio
pelo está constituido por aquellos
que intentan fugar de su situación
real en la imitación de un sector
que no es el suyo y que consideran
superior. El equívoco se produce a
un nivel intermedio entre la clase
media y la clase alta, en el ambiguo
perfil de una burguesía en ascenso y
sectores ya desclasados de la
sociedad”.
Otra observación de interés que Jauretche señala en la
sociedad argentina, y que obviamente
tiene especial importancia, se
refiere a la información. Cita, al
respecto, al doctor Manuel Ortiz
Pereyra, quien señala que los
diarios presentan una página llena
de cuadritos donde se habla de
cotizaciones de la producción en
mercados de los cuales el chacarero
nunca oyó hablar, y que eso lo lleva
a pensar que los grandes diarios se
preocupan por ilustrarlo para la
defensa de los precios de su
cosecha. “Pero lo único que hay
-dice Ortiz- es un chico con
una bicicleta que va a buscar la
página a lo de Bunge y Born o
a lo de Dreyfus, es decir,
que la información para el vendedor
la proporciona el comprador, lo que
significa ir al almacén con el
‘Manual del Comprador’ escrito por
el almacenero”.
La expresión “medio pelo” se comenzó a atribuir -explica
Jauretche- con preferencia a
capas procedentes de las primeras
promociones inmigratorias, para
terminar aplicándose a niveles mucho
más altos; pero lo que determina la
calificación no es el nivel donde se
produce sino el carácter falso de
las situaciones.
El tema del “medio pelo” ha sido un filón para humoristas que
han “cargado” la actitud que lo
caracteriza. Pero lo grave -observa
Jauretche- es que ejerce una
especie de magisterio y se extiende
hasta absorber con sus pautas a la
nueva burguesía y a parte de la
clase media.
El “fenómeno” del “medio pelo”, que Jauretche aborda
en sus “apuntes para una sociología
nacional”, es un fenómeno observable
en diversas sociedades de
Latinoamérica y se extiende
hasta ir absorbiendo a la nueva
burguesía y parte de la clase media.
Las observaciones para “la nueva
Argentina” se aplican -en mayor
o menor grado- a las sociedades de
“nuestra América”.
A pesar del tiempo transcurrido, el agudo análisis de
Jauretche desmiente su modesta
afirmación de que se maneja en
sociología “a bozal y lazo”. Su
capacidad de observación, su
inteligencia, le permitieron ser uno
de los testigos más sagaces de su
tiempo.