La noticia llegó de sopetón: las
tropas vuelven a casa. Apenas confirmado en su puesto, el
presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero, informó que los soldados desplegados en Irak
replegarán sus fuerzas y regresarán a España "en el menor
tiempo y con la mayor seguridad posibles".
Aunque el factor sorpresa jugó un importante
papel, la orden de retiro de las tropas se tenía prevista
mucho antes de que se produjera el debate de investidura en
el Consejo de Diputados y de que Rodríguez Zapatero jurara
su cargo ante el rey de España; según las nuevas autoridades
de gobierno, se mantuvo en secreto por razones de seguridad
de los militares que se encuentran en Irak.
El recién electo presidente ya en su campaña
electoral se había comprometido a tener de vuelta a los
soldados españoles el 30 de junio, a menos que las Naciones
Unidas tomara cartas en el asunto y se hiciera cargo del
control político y militar del país ocupado. Las razones que
da el gobierno español de no esperar hasta esa fecha para
dar luz verde al regreso de los soldados son que no hay
miras de que una nueva resolución de la ONU esté preparada
para ese entonces, y que el caos reinante en Irak pone en
situación de peligro a los pelotones desplegados; hasta
ahora, 11 militares españoles han muerto en el país árabe.
Fue en este contexto que al comenzar la
semana el nuevo ministro de Defensa, José Bono, puso en
marcha su plan de retirada dando la orden de repliegue a
cerca de 1.400 soldados que, desde hace nueve meses,
conforman la Brigada Internacional Plus Ultra realizando
operaciones en las tres ciudades iraquíes de Diwaniya, Nayaf,
Babil (todas al sur de Bagdad) y en Kuwait. Según Bono, que
explicó que los soldados están prácticamente "atrincherados"
en esas zonas, la repatriación se realizará de manera
escalonada y tardará unas cinco semanas.
REACCIONES
En Madrid nuevamente fueron los
teléfonos celulares los primeros en convocar a la cita. El
mismo domingo, al anochecer, unas 300 personas se
concentraban en la Puerta del Sol, en el centro de la
ciudad, con carteles escritos con la palabra "paz" y
cánticos en alusión al retiro de las tropas de Irak. Pero no
sólo la capital lo festejó, la noticia fue recibida con
mucha alegría en toda España; según una encuesta difundida
por la radio española ser, el 72 por ciento de los españoles
aprueba la decisión de cantar la retirada. Un país que hace
un año vivió multitudinarias manifestaciones de repudio a la
guerra, con un 91 por ciento de la población en contra de la
decisión del anterior gobierno del Partido Popular (PP) de
apoyar a Estados Unidos en su plan belicista. Los nuevos
rostros de satisfacción y alegría de los españoles
contrastan con algunos mensajes que desde las elecciones del
14 de marzo pasado llegan a través de la prensa extranjera
tildándolos de miedosos por ceder frente al terrorismo.
Durante el traspaso de mando, el PP se ha
mostrado particularmente irritado con el compromiso del
PSOE
de retirar las tropas -promesa electoral que, asimismo, fue
uno de los ejes centrales durante el debate de investidura
en el Consejo de Diputados-, tanto fue así que en los
últimos días de José María Aznar como presidente, éste
insistió caprichosamente en hacer esperar a unos soldados
que salían de relevo para Irak hasta que Rodríguez Zapatero
no manifestara por escrito sus intenciones.
Y como nuevo rostro en la oposición, el
secretario general del PP, Mariano Rajoy, ha declarado que
el retiro "es una decisión insolidaria que hace a España más
vulnerable ante el terrorismo". Por otra parte, los aliados
del PSOE en la investidura (Izquierda Unida, Iniciativa per
Cataluña Verds y Ezquerra Republicana de Cataluña) ven como
positiva la decisión aunque esperan poder llevarla a
votación en el Congreso para que quede claro que es una
decisión con total aval de los partidos, exceptuando el PP.
EL EFECTO DOMINÓ
La resolución de España,
como era de suponer, no iba a caer muy bien a Estados Unidos
y sus aliados, que manifestaron que lamentaban la decisión
de España, aunque la esperaban. Asimismo, insistieron en
aclarar que este hecho no afectará la operación militar en
el país árabe.
Para Alberto Piris, analista del Centro de
Investigaciones para la Paz (CIP) de Madrid, la orden de
retirada ha tenido un inmediato impacto diplomático "ya que
significa una ruptura de la coalición que, desde el punto de
vista militar no es muy grande, porque se trata de un
contingente muy pequeño y ese vacío se puede rellenar
fácilmente". Pero, en cambio, "el efecto es mayor en el
plano político y diplomático porque se trata del primer país
que abandona la coalición y, además, expone sus razones.
Esto podría tener efectos en otros países", explica el
experto consultado por BRECHA. Una de estas consecuencias ha
sido la confirmación de Honduras y República Dominicana de
retirar sus batallones que también se englobaban dentro de
la Brigada Plus Ultra. Piris señala también que "no hay duda
de que la situación en Irak no hace factible que las tareas
que se decía estaban haciendo las tropas españolas, de que
cumplían una misión humanitaria, las puedan desempeñar en
medio de una inestabilidad tan grande. Lo que están haciendo
en este momento es defenderse".
Las distintas declaraciones del nuevo
gobierno parecen indicar que las intenciones son de volver a
alinear a España con Europa, como ha sido la política
tradicional española que rompió Aznar al buscar unirse con
Washington y Londres; intento que quedó simbolizado para la
posteridad en la famosa foto de las Azores. Un ejemplo de
este cambio de rumbo han sido las declaraciones al diario El
País del nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Miguel
Ángel Moratinos, que insiste en que "España no puede ser
unilateral" y que tiene que "estar presente en Europa y
dentro de Europa", negando que la decisión de España en
cuanto al retiro de las tropas pueda tener posibles
reprimendas económicas o de otro tipo en las relaciones con
Estados Unidos.