El fujimorismo nunca dejó el poder |
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Tengo la
suerte de que a todos mis amigos les indignan las
violaciones a los derechos humanos, la corrupción y el
cinismo de Alberto Fujimori. Anoche estuve con varios de
ellos en una manifestación en su contra ante la embajada de
Chile. Al frente, en el estacionamiento de la embajada
del Reino de los Cielos (una iglesia evangélica, por si
acaso), se había concentrado un grupo mucho más reducido de
fujimoristas, con quienes se libraba una batalla de gritos e
insultos a ambos lados de la Javier Prado.
Entre los
dos grupos, como todas las tardes, había una impresionante
congestión de combis. Quienes viajaban en ellas, ¿pensarían
que Fujimori debería ir a la cárcel, como decíamos nosotros,
o que era el salvador del país, como señala el diario La
Razón? En todo caso, la congestión que padecían los
pasajeros era un ejemplo de que muchas de las peores
políticas de Fujimori han sido continuadas con estricta
observancia por muchas autoridades, que reaccionarían
indignadas si se les calificara de fujimoristas.
En aquellos
días, se dispuso la "liberalización del transporte"
disolviendo la empresa nacional de transporte urbano y
dejando las calles en manos de combis y ticos. El domingo,
dos personas murieron cuando el tico en que viajaban fue
embestido por otro vehículo, sumándose a centenares de
fallecidos por viajar en estos vehículos prohibidos en el
resto del mundo. Cinco años han pasado desde que Fujimori se
marchó, pero su herencia de inseguridad se mantiene intacta
en el tránsito, acaso porque los funcionarios responsables
no suelen viajar en transporte público.
Nos unimos a todos los que se solidarizan con el
Vicario de Jaén, Francisco Muguiro, con Nicanor
Alvarado, coordinador de la Vicaría del Medio
Ambiente de esa localidad y con el dirigente
campesino Gregorio Santos, quienes por haberse
opuesto a las actividades mineras en San Ignacio
y Jaén (RP 55), vienen sufriendo la absurda
acusación de ser parte de una red "terrorista"
en el norte del Perú. |
Como en
tiempos de Fujimori, el Estado se encuentra mucho más cerca
de las grandes empresas, transnacionales o nacionales, que
de los ciudadanos. Hace sólo unos meses, el gobierno
planteaba reducir a la mitad las vacaciones y la
compensación de tiempos de servicios. Ha mantenido el
régimen de estabilidad que favorece a las empresas que más
deberían tributar y pretende "perfeccionar" la normatividad
que permite cuantiosas ganancias a las AFP, aumentando
además el aporte de los trabajadores.
Hace un
mes, la mayoría en el Congreso logró que en la Ley General
del Ambiente, se hiciera más difícil la fiscalización y la
sanción de las actividades contaminantes, repitiendo lo que
el gobierno de Fujimori había hecho con el antiguo Código de
Medio Ambiente. El mencionado régimen dispuso recortar el
financiamiento de los hospitales públicos, señalando que
debían cubrir sus gastos cobrando a los pacientes y el
gobierno de Toledo no sólo ha persistido en una política que
genera decenas de muertes, sino que este año ha decidido aún
más el presupuesto del sector Salud.
Mientras la
ONP, otra creación fujimorista, continúa pagando grandes
sumas de dinero a estudios de abogados para que pongan
trabas a los jubilados y no puedan cobrar sus míseras
pensiones, millones de personas han quedado indocumentadas
debido a que es ha mantenido el carácter costoso y temporal
de los documentos de identidad. ¿No debió el Estado
democrático asumir este gasto con los impuestos que pagan
los ciudadanos? Dicho sea de paso, el propio Jefe de la
RENIEC ha admitido hace poco que el costo de cada DNI es de
apenas 2 soles y no los 22 que se cobra a los ciudadanos.
Es verdad
que han cesado las esterilizaciones masivas de campesinas…
pero también lo es que no se ha tomado ninguna medida para
sancionar a los médicos o enfermeras involucrados en dichos
delitos. Es verdad que, especialmente durante el gobierno de
transición, miles de inocentes dejaron por fin las cárceles,
pero también lo es que el poder judicial, el Ministerio
Público y la Policía Nacional no han proporcionado las
garantías necesarias a los testigos de las violaciones a los
derechos humanos. A los sobrevivientes de Lucmahuayco, una
de las peores masacres cometidas en el Cusco, los visitó
hace poco uno de los policías implicados … para hacerles
recordar lo que les podía acontecer. En cuanto a los
familiares de los nueve campesinos y tres estudiantes
asesinados por las fuerzas del orden en tiempos de Toledo,
se repite la misma conocida historia de impunidad.
Cuando hace
cinco años, participaba yo en las marchas y mítines contra
el régimen de Fujimori, no pensaba que sus políticas de
gobierno continuarían sin mayor alteración. No pensaba
tampoco que muchas personas vinculadas al régimen de
Fujimori conseguirían reciclarse tranquilamente en el
Estado, en universidades o en los medios de comunicación.
Claro que ellos no van a los mítines fujimoristas ni llaman
"terroristas" a quienes trabajan en derechos humanos. Es
más, algunos, hasta pretenden hablar sobre derechos humanos.
Es
importante seguir luchando para que Fujimori pague por sus
crímenes. Sin embargo, la tarea pendiente es también
revertir el daño que siguen ocasionando las políticas que él
promovió y que sus seguidores, visibles o clandestinos,
continúan promoviendo.
Wilfredo Ardito Vega
Convenio
La Insignia / Rel-UITA
9 de
noviembre del 2005
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