España

 

Por una globalización justa

Intervención de Javier Doz, secretario de Acción Sindical Internacional de Comisiones Obreras (CCOO) y delegado de los trabajadores ante la OIT en la XCV Conferencia Internacional del Trabajo.

 

Quiero manifestar el acuerdo con situar el trabajo decente, como hace el informe del director general, como objetivo principal de una globalización justa.

 

El mercado global necesita normas. Las reglas que rigen los intercambios comerciales de bienes y servicios tienen que tener su corolario laboral. El diálogo comercial, los acuerdos bilaterales y multilaterales, tienen que tener su correlato en el diálogo social internacional.

 

No es aceptable el hecho de que haya una abundancia de normas que protegen los derechos económicos -inversiones, propiedad intelectual, etc.-, mientras que los derechos de los trabajadores no se protegen con normas que tengan un grado de exigibilidad equivalente. El escaso papel que en las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio tienen los Derechos y Principios Fundamentales del Trabajo, proclamados por la OIT en 1998, así como el concepto de trabajo decente o el impacto de la liberalización comercial en el empleo, es el ejemplo más claro de esta contradicción. La OIT debiera reforzar sus funciones en el gobierno de los procesos de la globalización, de acuerdo con las propuestas incluidas en el Informe de la Comisión Sobre la Dimensión Social de la Globalización, cuya vigencia es plena, incluso después de las insuficientes reformas recientemente introducidas en el funcionamiento de Naciones Unidas.

 

Si comercio justo y desarrollo sostenible son pilares del nuevo orden económico mundial que hay que construir, democracia y derechos humanos, incluidos los laborales y sindicales, tienen que ser siempre los fundamentos de un nuevo orden político mundial. La salud y la seguridad en el trabajo, que afectan a un derecho fundamental como es el derecho a la vida, deben encontrar en esta Conferencia una regulación armonizada y avanzada.

 

En relación a los debates en la Comisión sobre la "relación de trabajo", nos preocupa que muchos gobiernos y empleadores pretendan excluir del ámbito de la relación de trabajo los servicios comerciales cuando en el Informe del Director General, que sin duda aprobaremos, la relación de trabajo se define en su sentido más amplio. En España ha continuado el desarrollo de la Agenda de diálogo social tripartito suscrita en julio del 2004 por las organizaciones sindicales y patronales representativas y el Gobierno.

 

Como consecuencia de las negociaciones se han suscrito en este período cuatro acuerdos sobre: formación continua de los trabajadores, ley de protección a las personas dependientes y reformas de determinados aspectos de la legislación laboral y del sistema público de pensiones. También se ha participado en la elaboración de la ley sobre igualdad de trato entre hombres y mujeres. Por su trascendencia habría que destacar la ley que establece el derecho subjetivo de todas las personas dependientes a recibir la atención requerida mediante el concierto entre la Seguridad Social del Estado, las administraciones regionales y locales y las familias.

 

El acuerdo de reforma laboral establece distintas medidas tendentes a reducir la contratación temporal, que en España afecta a un tercio de los empleos, fomentando la contratación indefinida, y a mejorar algunos aspectos de la protección por desempleo. Los instrumentos son la incentivación económica a los empresarios, incluida la reducción de las cotizaciones sociales a quienes contraten indefinidamente, y diversas medidas -legales y de inspección laboral- para combatir el fraude y los abusos en la contratación temporal y en las cadenas de subcontratación.

 

Los cambios en el sistema público de pensiones, de alcance más limitado, tienen como objetivo más destacado la convergencia de los regímenes de los asalariados del campo y de los empleados de hogar con el régimen general de la seguridad social, de acuerdo con las orientaciones del Pacto de Toledo que desde hace más de 10 años orienta las reformas en este campo.

 

El contenido de la reforma laboral no colma las demandas de los trabajadores en un mercado de trabajo que ha conocido un fuerte aumento del empleo en la última década, pero de un empleo de baja calidad. Sin embargo, el hecho de que sea fruto de la negociación y el acuerdo de los interlocutores sociales, y no de la imposición gubernamental, supone un valor añadido que coadyuva al crecimiento económico y al mejor cumplimiento de los acuerdos adoptados.

 

En la pasada Conferencia los delegados españoles informaron del acuerdo tripartito por el que se regularizaron unos 600.000 trabajadores inmigrantes. Los resultados del acuerdo han sido positivos en términos económicos, sociales y laborales. Pero no podemos dejar de mencionar que los problemas subsisten. La inmigración no legal ha continuado y puede sumar hoy cerca de un millón de personas, buena parte de los cuales trabajan en la economía informal. El tráfico de personas se ha ido desplazando de las aguas del Estrecho de Gibraltar a las rutas que van del occidente africano a las islas Canarias. Miles de personas han utilizados estas rutas en las últimas semanas a bordo de barcazas y decenas de ellas han perdido la vida en el camino. Es la vertiente más trágica del fenómeno emigratorio, que nos mueve inmediatamente a la solidaridad, pero no la más importante en términos cuantitativos.

 

Los inmigrantes nos han proporcionado sobre todo la riqueza creada por su trabajo. Pero la mayoría de la sociedad española es consciente de que la inmigración, que ha hecho ascender en una década del 2% al 10% la población de origen extranjero, no puede seguir aumentando a este ritmo sin crear graves desequilibrios económicos y sociales.

 

El conjunto del movimiento sindical español considera necesaria una acción nacional y supranacional concertada, que implique compromisos firmes de los gobiernos y las organizaciones internacionales para: garantizar la igualdad de derechos de los trabajadores inmigrantes y su integración en las sociedades de acogida; promover el desarrollo de los países de origen, a través de la cooperación internacional, reglas justas para el comercio y solución al problema de la deuda externa; y regular a través de acuerdos internacionales los flujos emigratorios, al mismo tiempo que se combate a las organizaciones criminales que trafican con personas.

 


Convenio La Insignia / Rel-UITA

8 de junio del 2006

 

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