Haití - Uruguay

           

Hechos que enlutan al pueblo haitiano

 y desprestigian al Uruguay

 

 

Hay hechos que desprestigian a Uruguay; que atentan contra una trayectoria que reconocía al país por su respeto a los derechos humanos. En este abril el mundo se ha enterado, a través de los medios de comunicación, de que el contingente uruguayo que forma parte de las Fuerzas Militares de Naciones Unidas que operan en Haití ha sido acusado de la muerte de tres personas durante la represión de una protesta.

 

Un país que ha hecho esfuerzos para que se le conozca por su apego al derecho, ahora aparece como autor de crímenes contra un pueblo hermano.

 

Una nota de los periodistas Ana Esther Ceceña y Aníbal Quijano informa que el pueblo de Haití ha salido a las calles para defender su vida. Y detalla: ha manifestado su protesta porque los alimentos básicos triplicaron su precio desde noviembre de 2007, aumentando dramáticamente los problemas de hambre, desnutrición y enormes dificultades para la satisfacción de las necesidades elementales de la población, sin que el gobierno haya tomado medida alguna para tratar de evitar esa escasez o contrarrestarla.

 

Las políticas neoliberales impuestas por Washington a través de organismos internacionales han llevado a Haití a una situación caracterizada por la pérdida de su soberanía alimentaria, a la destrucción de la economía campesina y del potencial agrícola del país.

 

El 45 por ciento de los niños menores de cinco años padece desnutrición, y en el campo se han perdido 800 mil puestos de trabajo. La política del gobierno cumple con el interés ajeno, exigido por el Fondo Monetario, el Banco Mundial y demás lineamientos determinados por Estados Unidos.

 

El pueblo haitiano ha salido a protestar por la presencia y atropellos de la llamada Misión de la MINUSTAH, que desde junio de 2004 ocupa su territorio. Reclama la salida de los 7.080 cascos azules que la conforman, con los siguientes aportes: 1.211 soldados de Brasil, 1.147 de Uruguay, 562 de Argentina, 502 de Chile, 114 de Guatemala (según cifras de diciembre de 2007). Estas tropas son acusadas de violar los derechos humanos con escandalosa impunidad, en flagrante contradicción con el mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que le ha fijado la tarea de impulsar el respeto a los derechos humanos y reforzar el sistema judicial.

 

La propia MINUSTAH ha tenido que repatriar recientemente a 114 soldados de Sri Lanka por encontrarlos culpables de abuso sexual y violaciones de mujeres y niñas en varias regiones del país.

 

Paradójicamente, el presupuesto anual de esa Misión asciende a 535 millones de dólares, cifra igual al 9 por ciento del Producto Bruto Interno de Haití, mientras la población carece de lo más elemental.

 

A un pueblo que necesita ayuda económica con urgencia, Naciones Unidas y sus países hermanos le envían militares.

 

Actualmente la situación es de emergencia. Gases lacrimógenos son lanzados indiscriminadamente contra la población. Aunque el número de muertos es incierto, se informa que tres de ellos fueron ultimados por las fuerzas uruguayas que integran la MINUSTAH. Toda la repercusión en Uruguay no ha pasado de un pedido de informes del diputado Menéndez, socialista, integrante del partido de gobierno, requerimiento que el ministro José Bayardi, titular de Defensa Nacional, aún no ha contestado. Pero el propio ministro ha prometido una investigación, aunque a cargo de los propios militares.

 

Los periodistas Ana Esther Ceceña y Aníbal Quijano han planteado que los pueblos de América Latina y el Caribe no pueden aceptar que el dinero de los ciudadanos sea usado para sostener ejércitos de ocupación en países hermanos. Haití necesita ayuda solidaria: brigadas de alfabetización, de salud, cooperación agrícola, y brigadas de atención psicológica para la población atemorizada por la actuación de las fuerzas de la MINUSTAH.

 

Lo que en realidad parece lógico reclamar es el retiro de las tropas de la MINUSTAH que ocupan Haití y la organización de una campaña de solidaridad continental con la lucha del pueblo haitiano para ayudarlo a recuperar su autodeterminación y producir mejoras -absolutamente impostergables- en sus condiciones de vida.

 

Parece ilógico que la izquierda, que en Uruguay está en el gobierno, no haga autocrítica. Su bancada parlamentaria en pleno (con una sola excepción) votó el envío de tropas. El argumento fue que irían a contribuir a la paz. Ahora, los legisladores que acompañaron esa decisión, ¿no creen necesaria una rectificación?

 

Los informes que se han difundido son claros: las Fuerzas Armadas uruguayas han matado a tres ciudadanos de Haití. ¿No es el momento de realizar una autocrítica que resultaría enaltecedora? ¿La actitud no debiera ser una autocrítica rigurosa? El Ministro de Defensa de Uruguay ha pedido una investigación. Pero no la ha encargado por  lo menos a una organización no sospechada de complicidad.

 

    

En Montevideo, Guillermo Chifflet

Rel-UITA

28 de enero de 2008

 

 

 

Foto 1: accioneslibertarias.blogia.com

Foto 2: Calle Cap Haïtien, Haití (pictures.traveladventures.org)

 

 

 

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