En “El regreso de los piratas”, el periodista uruguayo
Ettore Pierre informa acerca de
sucesivas depredaciones cometidas
por grandes metrópolis del mundo
sobre Haití.
Como complemento de ese horror, el martes 12 de enero (de
2010) dicho país sufrió un terremoto
que costó miles de vidas y enormes
daños materiales.
Contra lo que hace algún tiempo sostuvieron algunos
gobernantes latinoamericanos,
Haití no necesita apoyo en
armas, sino en medicamentos y
comida: el hambre no se puede saciar
con metralletas.
Es
importante tener presente
algunas referencias históricas
Mediante torturas, los europeos obligaron a los esclavos a
esconder sus religiones, abandonar
sus costumbres y aceptar normas
impuestas. Como consecuencia, los
esclavizados vieron a los blancos
como la personificación de todos los
males que les eran impuestos. Un
viajero francés que visitó esa
colonia de su país informó: “es
costumbre de los negros atribuir a
los blancos todos los vicios que
pueden hacer despreciable a una
persona y decir que el trato y el
mal ejemplo de los blancos echa
todo a perder. Para señalar a
quienes actúan mal, los haitianos
dicen: “es un miserable que blasfema
como un blanco, que se emborracha
como un blanco, que es ladrón como
un blanco”.
Los esclavos no aceptaron pasivamente el mundo en el que se
les obligaba a vivir. Buscando
escapar hasta recurrieron al
suicidio y al infanticidio.
Utilizaron para ello hasta métodos secretos que nunca quisieron revelar.
Otra forma de resistencia consistió en destrozar los
elementos de labranza, lo que
obligó, durante mucho tiempo, a usar
herramientas toscas y pesadas, más
resistentes a los “atentados”, tales como el envenenamiento de tratantes y
plantadores blancos. o de esclavos
serviles convertidos en cómplices
de de los amos a cambio de
prebendas.
De los numerosos negros ejecutados algunos de ellos
declararon haber envenenado a 30 o
40 blancos, sus amos, con esposas e
hijos incluidos. Habitantes que
tenían en sus estancias 50 o 60
negros trabajando, en menos de
quince días quedaron con 4 o 5, y a
veces con uno.
En algunas ocasiones los esclavos esperaban que sus amos
organizaran banquetes y ponían
veneno en sus platos o en el te.
El cacique Enrique encabezó un movimiento de
resistencia que mantuvo en jaque a
los españoles durante cuarenta años,
hasta obligarlos a abandonar el
plan de convertir a Haití en una
colonia.
La forma de dominación aplicada por los franceses en Haití
determinó que la única respuesta
posible fuera la violencia. Fuera de
las plantaciones se organizó el
movimiento de “los cimarrones”,
africanos que, huyendo de las
plantaciones se agruparon en las
montañas, desde donde libraron una
larga guerra contra el sistema
colonial.
El cacique Enrique, hecho esclavo, al huir de la
tiranía de su amo se estableció, con
cierto número de indios, en la zona
montañosa, y los negros que
desertaban pasaban a luchar junto a
él. Muchos esclavos que
desembarcaban en las playas de Haití
eran rescatados por operativos de
guerrilla que el ejército francés de
ocupación nunca pudo controlar.