La precandidata Demócrata a la
presidencia de EE.UU. hizo una
sorpresiva visita al Valle Central de
California buscando el voto latino
El lunes 22 de octubre, casi 4 mil
personas recibieron a Hillary Clinton
frente a la escuela Fresno High. En el
estrado, una treintena de funcionarios
municipales del área de origen latino,
afroamericano, asiático y de otras
etnias. Pero fue Dolores Huerta,
co-fundadora del Sindicato de Campesinos
junto a
César Chávez,
en la década del 60, y figura
emblemática entre la “vieja guardia” del
movimiento Chicano, quien presentó a
Hillary Clinton.
Huerta, durante su breve
discurso, dijo que Estados Unidos
necesita otro liderazgo, “alguien que
busque el diálogo en lugar de resolver
los conflictos con bombas”, dijo en referencia a las tendencias militaristas del
régimen Bush. “Una mujer nos dará
una sociedad más pacífica”. Sin embargo,
el control político del Valle está en
manos de los conservadores. Este es
territorio Republicano.
Pero esta situación podría cambiar en
los próximos años, a medida que aumenta
la población latina, mayoritariamente
mexicana. Actualmente, representa casi
el 50 por ciento de los 850.000
habitantes del Condado de Fresno
-porcentaje que es mayor en condados
vecinos. Esta es la principal mano de
obra agrícola, mal pagada, sin seguro de
salud y con pocas posibilidades de
romper el círculo de pobreza o de bajos
salarios.
Aquí, Hillary Clinton habló
durante 30 minutos sobre su visión de
gobierno que espera encabezar después de
las elecciones de noviembre 2008 y que
sintetizó en cuatro puntos: reestablecer
el liderazgo mundial de Estados
Unidos, reconstruir la clase media,
reformar el gobierno y reclamar el
futuro para nuestros hijos.
Clinton no ahorró críticas a
Bush. “Esta administración cambió
la filosofía de gobernar porque éste es
el gobierno de pocos para pocos”,
dijo entre aplausos.
Si bien no ofreció detalles sobre cómo
implementaría su visión de gobierno,
Clinton hizo varias referencias a la
necesidad del acceso a la salud pública
por parte de la población en general
-casi 50 millones de estadounidenses no
tienen seguro de salud- y cómo
este servicio podría ser mejorado.
Y éste es el tipo de mensaje que la
comunidad latina, entre otras, quiere
escuchar. Clinton demostró
conocer los problemas del Valle y su
mensaje estaba dirigido a las “minorías”
étnicas, especialmente latina.
Casi las tres cuartas partes de los
latinos registrados para votar en EE.UU.
prefieren al partido Demócrata.
¿A qué se debe esta preferencia?
Los Republicanos tienden a la
privatización de los servicios
tradicionalmente proveídos por el
gobierno, por ejemplo, la educación. Los
Demócratas, por su parte, aunque no
reniegan totalmente de dicho concepto,
pretenden mantener una fuerte influencia
estatal.
El mejor ejemplo de esta división puede
observarse en el tema de la salud.
Mientras que los del partido de
George Bush quieren mantenerlo como
negocio privado, los de Kennedy y
Clinton buscan una intervención
estatal para posibilitar que más
personas puedan comprar seguros de
salud. Recientemente, el
presidente Bush vetó una propuesta del
Senado que posibilitaría el acceso de
otros cuatro millones de niños pobres al
sistema de salud pública.
El argumento de Bush expresa la
filosofía conservadora del partido
Republicano: el estado no debe financiar
este servicio, si quieres ir al médico,
compra un seguro médico. Esa misma
semana, el Congreso, dominado por los
Demócratas, aprobó el pedido
presidencial de 150 mil millones de
dólares para las guerras en Irak
y Afganistán, servicio que por lo
visto el estado sí puede financiar. La
línea divisoria entre ambos partidos es
muy delgada -a veces invisible. Pero hay
diferencias.
Los Republicanos son firmes aliados de
la empresa privada. Los Demócratas le
agregan cierto toque social por medio de
subsidios estatales y algunas
concesiones a la clase media, en parte
debido a su alianza con los sindicatos.
Precisamente esta tendencia “social” es
la que atrae a los latinos y que los
Republicanos no han podido contrarrestar
usando la “coincidencia de valores
tradicionales”, como la familia y su
oposición al aborto.
Gran parte de la población latina tiene
su origen en la inmigración de países de
Latinoamérica, donde la incidencia del
estado en cuestiones como salud,
educación y hasta vivienda es muy alta.
Al llegar a Estados Unidos, los
inmigrantes latinos se sorprenden del
elevado costo de estos servicios y de la
falta de apoyo estatal.
Los Demócratas, además, tienen a su
favor otra carta. En los últimos años,
se han expresado en favor de alguna
reforma migratoria -sin especificar cuál
o cuándo debería implementarse. Así, los
Demócratas aparecen como más
“comprensivos” frente a los inmigrantes.
Sobre el tema, Hillary Clinton
expresó en su discurso en Fresno que
apoya dos propuestas: Dream Act y AgJobs.
La primera, que fue descartada por el
Senado el miércoles 24 de octubre por no
reunir los votos necesarios, daría la
residencia permanente a los estudiantes
que gradúen de la Universidad.
La segunda es una propuesta de
trabajadores temporales. Esta iniciativa
cuenta con el apoyo del Sindicato de
Campesinos (UFW) y los empresarios
agrícolas.
Aunque estas propuestas son tibias y no
resuelven el problema de fondo de la
migración, no cabe dudas que Hillary
Clinton logró despertar entusiasmo
entre los latinos que asistieron a su
presentación. Después de todo, lo
importante no son las soluciones sinó
los votos.