Lo que está ocurriendo en Honduras nos remonta a
tiempos que creíamos superados para nuestra querida Latinoamérica. Como dijo
nuestro dilecto amigo Enildo Iglesias: “Antes de morir el neoliberalismo
va a tirar unas cuantas patadas de burro”. Este golpe de Estado en Honduras
lo demuestra. El poder económico de las oligarquías no quiere resignarse a los
cambios que los pueblos están haciendo en América Latina y que el mundo
necesita.
Valoro de manera muy especial el coraje del pueblo hondureño,
su resistencia que surge del convencimiento de aquella máxima según la cual “Al
pueblo sólo lo salvará el pueblo”. Ya llevan un mes movilizados en la calle, y
eso es porque han comprendido que, a pesar de sus limitaciones, el sistema
democrático es mucho mejor que cualquier dictadura.
Si bien es cierto que la comunidad internacional adoptó una
serie de medidas en rechazo a los golpistas, Estados Unidos debería tener
una posición más firme y decidida para desalentar definitivamente a estos
aventureros escapados del Parque Jurásico. Según algunas versiones de prensa, un
comunicado divulgado recientemente por las Fuerzas Armadas de Honduras
fue elaborado en escritorios de Estados Unidos, y eso realmente causa
alarma, porque a pesar de la crisis económica en la que está inmerso, Estados
Unidos sigue teniendo una influencia decisiva en la región.
Debemos destacar el papel que está jugando el movimiento
sindical de Honduras, que junto al sindicalismo de todo el mundo está
reivindicando la democracia por encima de los hombres. El presidente Manuel
Zelaya ha sido elegido democráticamente por su pueblo y debe ser reintegrado
a su cargo y terminar su mandato cuando el pueblo lo decida. No puede haber otra
manera aceptable de convivir en una sociedad moderna. Los golpes de Estado deben
terminar definitivamente.
En nuestro país hemos visto recientemente que una conducción
equivocada ha pagado una parte de sus errores en las últimas elecciones, donde
el gobierno ha perdido. Pero incluso por encima de eso, por encima de los
hombres y los partidos, debemos defender al sistema democrático que es la mejor
garantía para todos.
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