Bertha Oliva,
coordinadora del Comité
de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), recibió a Sirel
en su oficina cuyas paredes están cubiertas de atestados por el incansable
trabajo desarrollado en casi 30 años de lucha en defensa de los derechos humanos
en Honduras.
Una vida, todas las vidas,
Una entrega por la vida para crear un mundo de justicia,
con el talante sencillo como las mujeres suelen hacer amable el universo
y darle la sazón perfecta al bocado de la ternura.
(Candelario
Reyes García)
Bertha
sufrió en carne propia la violencia de la represión militar desatada en el país
en los años 80. El 11 de junio de 1981, cuerpos paramilitares penetraron en
altas horas de la noche en la casa donde estaba durmiendo con su marido, el
miembro fundador de la Unión Revolucionaria del Pueblo (URP), Tomás
Nativí Gálvez, y se lo llevaron. Pese a las denuncias y a las
movilizaciones, Bertha, que en aquel momento tenía cuatro meses de casada
y tres meses de embarazo, nunca más lo volvió a ver.
Han pasado 28 años desde aquella noche. Bertha Oliva y
el COFADEH no han parado un solo instante de luchar para que se haga luz
sobre los oprobios de aquellos años y todo lo que vino después, hasta el último
atropello que inició el pasado 28 de junio del 2009. Un nuevo capítulo de una
historia que parece no tener fin y que se pretende borrar con la farsa electoral
del próximo domingo 29 de noviembre.
“En el segundo piso de las instalaciones del COFADEH
hemos creado la sala de las víctimas desaparecidas del siglo XX, y ahora tuvimos
que crear otra sala con las víctimas del siglo XXI –cuenta la coordinadora de
esta organización a Sirel–.
Ya son 30 las personas que han sido asesinadas a raíz del
golpe de Estado, nuevede las cuales en el último mes, y a esto hay que agregarle
los más de 4 mil casos de violación a los derechos humanos. Ahora pretenden
borrar todo lo ocurrido con esta farsa que nosotros nos rehusamos a llamar
elecciones, porque va a ser un simple evento público convocado por las fuerzas
que han dado el golpe de Estado y que han convertido el país en una verdadera
dictadura. Va a ser un acto de los golpistas para los golpistas”, aseveró.
Es por eso que el COFADEH y otras organizaciones de
los derechos humanos han presentado una petición ante el Tribunal Supremo
Electoral (TSE), en la que se solicita “la inmediata suspensión de los
comicios electorales debido a la sistemática y grave violación de derechos
humanos, y la vigencia de decretos y resoluciones de la administración pública
de facto que restringen derechos y libertades de la población hondureña por
motivos notablemente políticos, dentro del contexto del golpe de Estado”, cita
el documento presentado a los magistrados de este poder.
Para Bertha Oliva hay muchas señales que indican que
podría haber una fuerte represión en las próximas horas y un estado permanente
de terror en que vive la población hondureña.
“Las Fuerzas Armadas y la Policía han pedido a las
autoridades locales hacerles llegar todos los datos de los dirigentes locales de
la Resistencia, y paralelamente se ha implementado un Plan de Contingencia para
que este domingo los hospitales tengan suficientes camas desocupadas y
medicamentos para atender lo que pueda pasar.
Además –continuó Oliva– los dirigentes del Frente
Nacional Contra el Golpe de Estado no están viviendo una vida normal porque
ya no pueden regresar a sus casas, y tienen que buscar otro reparo manteniendo
estrictas medidas de seguridad. De hecho están en una situación de
semiclandestinidad porque su vida está en peligro”.
La defensora de los derechos humanos alertó también sobre las
grandes inversiones que la Policía y el Ejército han hecho en estas últimas
semanas para adquirir nuevo armamento, como por ejemplo una tanqueta lanza-agua
con tecnología de punta que ha costado 631 mil dólares.
“Estamos muy preocupados porque estamos viviendo una
verdadera guerra de baja intensidad. Siguen las detenciones arbitrarias, hay
persecución diaria contra dirigentes magisteriales y en las comunidades, barrios
y colonias, han puesto retenes militares en todas las carreteras y artefactos
explosivos en diferentes puntos de la capital para generar tensión y justificar
la represión.
Además –continuó Oliva–, siguen apareciendo cuerpos de
personas asesinadas en diferentes puntos del país y están obstaculizando de una
manera nunca antes vista el trabajo de los defensores de derechos humanos.
Cuando en las calles aparecen cuerpos de personas con claros indicios de una
ejecución, sabemos que estos son patrones que dejaron instalados los escuadrones
de la muerte que actúan con la complicidad de los militares y policías.
En este sentido, creo que estamos viviendo en una dictadura
sin precedentes, peor que en los 80, porque en aquel momento había lo bota
militar, había muertos y desaparecidos, pero era muy complicado probar la
relación de los militares con estos crímenes, porque la estrategia era la de
utilizar escuadrones de la muerte y paramilitares.
Ahora –explicó la coordinadora del COFADEH– lo hacen a
la luz del día desafiando todas las estructuras nacionales e internacionales de
derechos humanos y a los gobiernos del mundo. Estoy convencida de que se trata
de un proyecto que quieren replicar en América Latina. Si ganan en
Honduras van a tratar de ganar también en diferentes países que ya tienen
identificados”, dijo seriamente preocupada.
El COFADEH advirtió también que al gobierno de facto y
a las fuerzas represivas no les interesan siquiera las medidas cautelares de
parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para
algunas personas que están en riesgo de sufrir la represión.
“Un caso emblemático es el de Carlos H. Reyes, una
persona reconocida, querida y respetada a nivel nacional e internacional. Pese a
tener medida cautelar, los policías lo agredieron y lo dejaron fuera de todo el
proceso por casi cuatro meses.
En este sentido la comunidad internacional va a ser testigo
de todo lo que ha ocurrido y estoy convencida de que vamos a poder librar
juicios a nivel internacional”.
Terminando la entrevista, Bertha Oliva reveló que el
COFADEH ayudó ya a 15 personas a salir del país con sus familias, para
proteger su vida ante la represión desatada contra ellas.
“No sé hacia dónde vamos, pero estoy segura de que el trabajo
por el tema de los derechos humanos va para largo. La dictadura se empodera cada
día más y parece que no pueda vivir sin el olor a sangre y el martirio de la
población.
Siempre cuando llego aquí y subo a mi oficina me detengo ante
los rostros de nuestros desaparecidos y desaparecidas de los años 80 y les
sonrío y les hablo. Les prometo que no voy a permitir que nuestro templo, que su
sala del siglo pasado, sean violentadas. Ahora miro con preocupación que estamos
creando otra sala para las víctimas del siglo XXI.
¿Nos vamos a quedar coleccionando rostros limpios, lindos y
diáfanos? ¿Y voy a andar con ellos siempre? Tanto ellos, como su familia y el
pueblo hondureño necesitan que logremos respuestas concretas, no para vengarlos,
sino para alcanzar la verdad”, concluyó Bertha Oliva visiblemente
emocionada de tantos para recordar y por quienes luchar.
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