En lo que va del año, los miembros de las
organizaciones populares, sociales, sindicales y campesinas que integran el
Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) sufrieron destierro, amenazas,
hostigamiento, secuestros y asesinatos. Siete periodistas ya perdieron la vida y
en la región del Bajo Aguán continúa un despliegue militar y policial sin
precedentes. Sin embargo, el actual gobierno, con el beneplácito de buena parte
de la comunidad internacional, está empecinado en vender la imagen de un país en
vías de normalización. El último toque de esa pantomima siniestra será la
instalación de la Comisión de la Verdad.
En su informe anual, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) colocó por primera vez a
Honduras entre los países donde más se violan los derechos humanos.
Ya son más de un centenar las personas a las que la CIDH
otorgó medidas cautelares. Pese a las declaraciones del alto mando de la
Policía, de querer implementar las medidas para proteger la vida de estas
personas, las organizaciones hondureñas de derechos humanos denunciaron el total
desamparo en que se encuentran.
Asimismo, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos
en Honduras (COFADEH) constató un incremento impresionante de las
denuncias, que en múltiples ocasiones rebasó su capacidad de atención a los
casos.
En medio de esta dramática coyuntura, el presidente
Porfirio Lobo,
con el aval del gobierno de Estados
Unidos y la Unión Europea,
está tratando de presentar a la comunidad internacional la imagen de un país
encaminado hacia la reconciliación.
Esa estrategia tiene el objetivo de reinsertar a
Honduras
en las instancias internacionales y reactivar los mecanismos de cooperación. Su
principal instrumento será el cumplimiento del último punto del Acuerdo
Tegucigalpa/San José, es decir la instalación de una Comisión de la Verdad1.
Esta instancia cobró vida el pasado 13 de abril 2010 a través
de un decreto presidencial y su instalación está prevista para el próximo 5 de
mayo en Tegucigalpa.
Según el decreto, esa Comisión tendrá el objetivo de “esclarecer
los hechos ocurridos antes, durante y después del 28 de junio de 2009, a fin de
identificar los actos que condujeron a la crisis que ha dividido a la sociedad
hondureña”.
Sin embargo, la
Resistencia y las organizaciones de derechos humanos rechazan lo que consideran
un simple show mediático, para blanquear el golpe y sus autores intelectuales y
materiales.
Letra muerta
“Con el gobierno de
Porfirio Lobo
se vendió al mundo la idea de que
Honduras estaba
retomando el camino de la democracia y la institucionalidad, y esto es grotesco
para la lucha en defensa de los derechos humanos –dijo a
Sirel la
coordinadora nacional del COFADEH,
Bertha Oliva–.
Hago un llamado a la comunidad internacional para que ponga
nuevamente a Honduras en su agenda, priorizando los temas de los derechos humanos,
la militarización, la libertad de expresión y de prensa, y la aplicación de
justicia en el país”, aseveró Oliva.
Para la coordinadora del COFADEH, esta
Comisión es
letra muerta. “En el país se sigue viviendo una situación de conflicto
generalizado y de graves violaciones a los derechos humanos, y se pretende
instalar una instancia que no encierra ni los mínimos principios básicos que
debería tener una comisión de ese tipo”.
Además, criticó
el hecho de que el decreto presidencial le otorga la facultad de “seleccionar y
separar la documentación y materiales que tenga carácter confidencial, la cual
será trasladada a la entidad internacional que se acuerde”.
Esta entidad
deberá garantizar su custodio, “sin revelar su contenido, durante diez años, y
al cumplir el plazo, la documentación pasará a ser parte de la Biblioteca
Nacional”, se lee en el decreto.
“¿Qué interés
puede haber de esclarecer la verdad, cuándo se le pone un plazo de diez años al
conocimiento de los resultados? Es obvio, ninguno –sentenció
Oliva–.
Esta comisión
es una forma más de blanquear el golpe y lavar el rostro de los golpistas ante
la comunidad internacional. Aquí no se busca la verdad, sino como justificar los
hechos de los criminales, y eso no podemos permitirlo”, concluyó.
¿Verdad o mentira?
También para
Juan Almendares,
activista de los derechos humanos y director de Madre Tierra/Amigos de la
Tierra Honduras, la instalación de la Comisión de la Verdad no tiene
sentido.
“Para crear una
Comisión de la Verdad hay que partir de la verdad, mientras que en ese caso se
pretende partir de la mentira –dijo
Juan Almendares
a
Sirel–.
Se asume que no
hubo golpe de Estado y que el actual gobierno fue electo a través de elecciones
libres y democráticas. Todo eso es mentira.
Además
–continuó el activista de derechos humanos– estamos en una situación en que
todos los poderes del Estado siguen bajo el control de quienes participaron al
golpe, y el ex presidente Manuel Zelaya
sigue en el exilio.
¿De qué
democracia estamos hablando? ¿Para qué una Comisión de la Verdad, cuando ya se
garantizó total impunidad para quienes cometieron y siguen cometiendo crímenes,
y cuándo es el mismo gobierno a decidir su conformación y cómo va a funcionar?”,
concluyó Almendares.