Más de 700 violaciones
a los derechos humanos -incluyendo doce asesinatos- es el resultado del
monitoreo realizado del 30 de enero al 28 de
mayo de 2010 por el COFADEH. Ya son más de 9 mil
las violaciones registradas desde el golpe de Estado y
544 los “incidentes” contra defensores de derechos
humanos.
Faltando pocas semanas para la
conmemoración del primer aniversario del sangriento golpe de Estado, Sirel
conversó con Bertha Oliva, coordinadora nacional del Comité de Familiares
de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), para hacer el punto de
la situación.
-¿Cuál es el balance sobre los
derechos humanos en Honduras después de cuatro meses de gobierno Lobo?
-Lo que hemos logrado recopilar
durante estos cuatro meses del gobierno de Porfirio Lobo es algo
escalofriante. Es una prueba más de que en Honduras se siguen dando
violaciones selectivas y sistemáticas a los derechos humanos, que obedecen a una
política de Estado muy fina y silenciosa, y por lo tanto muy peligrosa y
preocupante.
-A nivel internacional, el
presidente Porfirio Lobo está tratando de presentar una imagen de país
diferente, un país en vías de normalización y reconciliación...
-La comunidad internacional, la
cooperación y los gobiernos del mundo deben entender que en Honduras los
políticos nunca hacen lo que dicen públicamente. Hay una total hipocresía, y
cuando anuncian que se instaló un gobierno más humano, de reconciliación y
respetuoso de los derechos humanos, los hechos revelan sus mentiras.
Siguen las detenciones
ilegales, los acosos, las torturas y los asesinatos. Siguen violando las leyes
todos los días. En Honduras siguen imponiéndose las fuerzas económicas y
políticas, a través de las instituciones públicas que supuestamente están
encargadas de aplicar la justicia.
-¿Hubo un cambio de estrategia
represiva en el país a raíz del golpe de Estado?
-Antes del golpe había
represión, pero era sobre todo por abuso de autoridad. Ahora la mayoría de las
violaciones a los derechos humanos se dan por razones
políticas y los represores han afinado sus instrumentos y métodos.
Para las
organizaciones de derechos humanos, actualmente es más difícil trabajar con
base en patrones de violencia.
La estrategia es más fina y diversificada, y los represores
son más atentos a no dejar huellas.
Es una política de Estado
sistemática, acompañada por una campaña mediática más cínica y agresiva de los
medios corporativos de comunicación, que apunta a desarticular cualquier tipo de
trabajo o experiencia organizativa y social.
Lo vemos en estos días con el
cierre de la radio comunitaria de Zacate Grande, la persecución de sus líderes,
la represalia laboral y judicial contra los sindicalistas de la Universidad
Autónoma de Honduras (UNAH) y el despido de jueces y magistrados que se
opusieron al golpe.
Llevan semanas en huelga de
hambre y no hay ninguna intención de resolver el conflicto. Están creando crisis
disfrazadas de legalidad, imponiendo el derecho bajo los conceptos usados
durante el golpe militar
-También hay señales muy
preocupantes. ¿Las amenazas y los ataques que sufrieron directivos del STIBYS y
la campaña para desprestigiar a la dirigencia de la Resistencia son parte de
esta estrategia?
-El COFADEH está muy
preocupado por lo que ocurrió en los días pasados. Hay señales claras de que las
amenazas contra Carlos H. Reyes,
el asalto a la sede del STIBYS en San Pedro Sula y la campaña de
desprestigio en contra de los dirigentes del Frente Nacional de Resistencia
Popular (FNRP) son parte de esa misma estrategia represiva.
Una estrategia que quiere
acallarnos, dominarnos, dejándonos sin el derecho que tenemos a organizarnos y
protestar por lo que está ocurriendo en el país. Hasta el momento la Fiscalía no
ha dicho absolutamente nada sobre estos hechos.
-El secretario general de la
OEA, José Miguel Insulza, condicionó el retorno de Honduras a esta instancia al
regreso “en absoluta tranquilidad” del ex presidente Manuel Zelaya. ¿Qué opina
de esta propuesta?
-Tiene todo el derecho de
hacerla, pero no tiene el derecho a manipular las mentiras. Este gobierno sigue
mintiendo a la comunidad internacional y se propone de contrarrestar el proceso
de unidad y organización que surgió después del golpe.
No se puede negociar el retorno
del presidente Zelaya a cambio de su seguridad, y creemos que no es justo
considerar un regreso de Honduras
a las instancias internacionales mientras no se den señales de verdadera
convivencia en democracia, respeto a los derechos humanos y una correcta
aplicación de la justicia.
Tenemos más de 700 violaciones
a los derechos humanos desde que asumió Porfirio Lobo. Hay que mantener
el aislamiento de Honduras
hasta que las fuerzas represoras recapaciten, den una señal clara de
arrepentimiento y acepten responder por los delitos que han cometido.
Nosotros vamos a seguir
denunciando y trabajando, aun a sabiendas de que en cualquier momento pueden
tratar de cortar nuestras voces.
Aquí nadie se está
reconciliando con nadie. Al contrario, los que tienen el control del poder y de
las armas, los que han asaltado las instituciones del Estado, siguen con su
estrategia homicida y no les importa lo que dice la comunidad internacional.
-¿Qué aniversario va a ser el
próximo 28 de junio?
-Va a ser un encuentro que el
mundo va a tener con el pueblo hondureño. No hay por qué llorar, al contrario,
vamos a abrazarnos y a celebrar, porque nos dimos cuenta de que hay millones de
personas en el planeta que expresaron su solidaridad, y que sufrieron cuando
sintieron que Honduras
estaba siendo atacada.
En esta fecha vamos a instalar
la Comisión de Verdad Alternativa. Va a ser un buen mensaje para buscar la
memoria, recuperar la historia. Para decir a los pueblos del mundo, al gobierno
de Honduras que prefirió
ser la continuación del golpe, que siguen dándose violaciones, que no fue una
sucesión constitucional, sino un golpe militar.
El 28 de junio hay que vivirlo
con alegría, pensando que hace doce meses el pueblo despertó y lo sigue
demostrando en las calles.