Después del golpe de
Estado de junio de 2009, Honduras se ha convertido en uno de los países más
peligrosos para ejercer el periodismo. Suman 16 los periodistas asesinados desde
2010 y ninguno de estos delitos ha sido esclarecido. Sobre esta preocupante
situación y la persistente violación a los derechos humanos, Sirel conversó en
exclusiva con Frank La Rue, relator para la Libertad de Expresión de Naciones
Unidas.
-¿A
qué se debe su presencia en Honduras?
-En
mi calidad de relator de Libertad de Expresión de Naciones Unidas me
interesa el tema de la violencia contra periodistas.
En este momento
Honduras tiene uno de los índices más alto en el mundo en proporción a la
población y el segundo en América Latina, después de México.
He
expresado mi preocupación por esta situación y creo que es un fenómeno que hay
que detener.
-¿Qué es lo que más le preocupa?
-La
impunidad. Si bien no podemos denunciar a los culpables de los asesinatos, ni
deducir responsabilidades individuales o del Estado, es responsabilidad del
Estado investigar cada caso, encontrar a los responsables y procesarlos. Esto no
lo estoy viendo, y el Estado está manifestando una clara negligencia en romper
la impunidad.
-¿Qué efectos genera la impunidad?
-Genera más violencia. Cada caso de violencia contra un periodista que no se
investiga es una invitación a cumplir más delitos. Son 16 los periodistas
asesinados desde el golpe de Estado y esto es inaceptable en cualquier parte del
mundo.
Se trata de un atentado
contra la prensa, pero también contra el pueblo hondureño, que tiene el derecho
a ser informado.
-¿Comó
ve la situación en Honduras?
-El
país está pasando por un momento de transición. Un golpe de Estado es un
retroceso democrático, polariza la sociedad y exacerba a la extrema derecha
paramilitar que quiere tomar el control del país. Ahora la sociedad tiene que
recomponerse para salir adelante.
Creo
que el acceso a la información, el derecho a establecer la verdad de los hechos
y conocer quiénes fueron los responsables, es un tema fundamental para una
futura reconciliación.
-¿Existe una relación directa entre el golpe de Estado y la persecución contra
periodistas?
-Claro que sí. Honduras no tenía una trayectoria de violencia contra
periodistas en años recientes.
Atentados, cierre de
medios y asesinatos de periodistas son fenómenos que empezaron desde el golpe de
Estado.
-Todavía hay sectores de la sociedad y hasta poderes del Estado que dicen que no
fue un golpe de Estado...
-Si
hay un derrocamiento de un Presidente por medio de militares y la instalación de
otro gobierno, es un golpe de Estado.
Creo que el
acceso a la información, el derecho a establecer la verdad de los
hechos y conocer quiénes fueron los responsables, es un tema
fundamental para una futura reconciliación. |
-Porfirio Lobo está considerando la posibilidad de fusionar los Ministerios de
Defensa y Seguridad. ¿Cuál es su opinión?
-Me
parece un absurdo y en ningún país del mundo debería suceder.
-¿Le
preocupa el velo de silencio que cubre a Honduras? Parece que aquí ya no pasa
nada...
-Creo que la comunidad internacional siempre busca el camino más fácil y se
acomoda a las circunstancias. Todo el mundo condenó el golpe, pero después de
las elecciones lo más fácil fue olvidarse de ello.
No
se están viendo cuáles son las condiciones que hay que ponerle a Honduras
para que recupere su estatus en la comunidad internacional. Es importante que
regrese, pero reconociendo lo que pasó y estableciendo políticas para corregir
el curso.
-No
sólo violencia contra medios, sino también violación de los Derechos Humanos y
la criminalización de la protesta social. En el Bajo Aguán han asesinado a 40
campesinos organizados después del golpe...
-Es
una situación muy difícil. Y me preocupa sobremanera que el presidente
Porfirio Lobo diga que hay quienes quieren especializarse en desacreditar al
país a nivel internacional con denuncias de Derechos Humanos.
Es
inaceptable. Ningún Presidente debería entender el trabajo de Derechos Humanos
como un desprestigio internacional al país. Defender los Derechos Humanos
implica denunciar las violaciones y esperamos que un gobierno democrático
reconozca sus responsabilidades.
Es
un mal precedente, porque la democracia se construye a partir del ejercicio de
los Derechos Humanos.
-¿Cuál es su propuesta?
-Voy
a solicitar a Cancillería que me invite oficialmente para hacer un recorrido por
Honduras, calificar la situación de la libertad de expresión en el país y
hacer un informe al
Consejo de Derechos
Humanos de la ONU.