El golpe de Estado
desencadenó múltiples reacciones y procesos de emancipación que estaban latentes
en el pueblo hondureño. La protesta pacífica en las calles se sumó al trabajo de
concientización y formación políticas. Las voces se multiplicaron y buscaron
nuevas formas de expresión para gritar su indignación ante la brutalidad
golpista. El arte y la cultura se abrieron espacio entre el clamor popular, y
están entre los componentes más originales e innovadores de esta época.
Katia Lara,
documentalista hondureña, dejó su país en diciembre de 2009. Se fue al exilio en
Argentina, donde en el pasado había estudiado su carrera
universitaria. Ahora regresó allí en calidad de refugiada política.
Para ella, la vida en
Honduras
se había vuelto difícil. Amenazas, acoso y represión no solamente hacían
peligrar su vida y las de su compañeros de tarea, sino también el largo y
minucioso trabajo de documentación audiovisual iniciado la mañana misma del
golpe.
Decenas de horas de grabaciones
que denunciaban la barbarie golpista y mostraban la reacción de un pueblo que
despertaba, y se enfrentaba pacíficamente a la violencia.
Para la documentalista
hondureña, el exilio se transformó en ocasión para llevar a cabo este importante
proyecto. Para seguir dando voz e imágenes a los y las que el régimen hondureño
pretende silenciar.
Un esfuerzo que dio a la luz el
largometraje documental “Quién
dijo miedo. Honduras de un golpe”.
Coproducido por el Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de
Argentina,
esa opera prima de Katia Lara
fue estrenada en Buenos Aires ante una sala abarrotada de gente y de
personalidades.
Ahora sigue en su gira por
diferentes países y continentes, y en ocasión del primer aniversario del golpe
será estrenada en Honduras.
Aprovechando de su presencia en
Nicaragua, Sirel
conversó con ella.
-¿Cuándo maduraste la idea
de hablar del golpe a través de las imágenes?
-Fue algo automático. Después
del golpe comenzamos a filmar y denunciar todo lo que estaba ocurriendo.
Transmitíamos las imágenes a través de Youtube.
Cuando nos dimos cuenta de que
el golpe no se iba a revertir rápidamente decidimos comenzar a trabajar
alrededor de un proyecto que, además de denunciar, hiciera un análisis más
profundo de lo que estaba ocurriendo.
Había que hacer más y de manera
más impactante. Fue así que surgió la idea de un largometraje documental.
-¿Cómo se desarrolla el
documental?
-Tiene como hilo conductor la
vida de René, un compañero que había participado como actor en la serie
de ficción que promovía la IV Urna y que después del golpe se incorporó
totalmente a la Resistencia.
A través de su vida y la de su
hermano gemelo, Guillermo,
presentamos todo lo que ha significado el golpe y la capacidad de reacción
del pueblo hondureño, hasta la salida del presidente
Manuel
Zelaya para
República
Dominicana en enero de 2010.
-¿Cuál es el mensaje de este
proyecto?
-Que en
Honduras se abrió un proceso inédito. Que hay un movimiento de
resistencia pacífica que supo enfrentarse a la represión de forma propositiva,
que sigue trabajando y que hay que poner esta situación en el contexto de
América Latina.
Hay que estar alerta por lo que puede representar para todo el continente.
-¿Crees que enfrentarse de
forma pacífica a la violencia y a la represión del régimen golpista haya sido
una decisión acertada?
-Tenía que ser así. Muchas
veces nos preguntamos hasta cuándo íbamos a aguantar esta violencia sin
reaccionar de otra forma. No ha sido fácil, sin embargo no se pudo haber
planteado de otra manera.
Hubiese sido un enfrentamiento
muy desigual. Lo que hizo que la Resistencia gozara de credibilidad a nivel
nacional e internacional fue el haberse mantenido con una actitud combativa,
indomable, propositiva y, sobre todo, pacífica.
-¿Puede la cultura en sus
múltiples expresiones ser un “anticuerpo” contra la barbarie?
-Ha sido un componente muy
importante a lo largo de toda esta lucha pacífica. Nos constituimos como
Artistas
en Resistencia, movilizándonos, creando y trabajando mucho en la formación.
Somos artistas y militantes. A
través de las fotografías, caricaturas, obras, cantos, videos y ahora este
documental, logramos impactar, porque es un registro diferente del simple
discurso.
Es más poderoso y forma parte
de una forma nueva de pensar, más integradora, y el pueblo hondureño la está
adquiriendo.
-¿Qué efectos “positivos” ha
generado esta difícil situación del golpe?
-El golpe ha unido personas y
organizaciones que estaban alejadas, que no trabajaban juntas. Ahora hay un
proyecto común que es llegar a instalar una Asamblea Nacional Constituyente.
Despertamos en la búsqueda de
unidad, proyectos comunes y organización. También en la conciencia de pertenecer
a América
Latina. Yo nunca me había sentido latinoamericana como en este
último año.
La reacción de rechazo al golpe
y de solidaridad con el pueblo hondureño a nivel continental y mundial nos ha
conectado. Esta integración es algo nuevo, y
Honduras ya no es un país desaparecido.
Ahora nos conocen como un
pueblo que supo resistir, que sigue resistiendo y proponiendo a través de la
participación ciudadana para refundar el país. Es un fenómeno nuevo y es
irreversible.
El documental apunta justamente
a eso: ser una herramienta valiosa para el análisis y para mostrar lo que pudo
hacer el pueblo hondureño.
-Tuviste que abandonar tu
país. ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles en estos seis meses?
-Ya durante el rodaje de la
serie de ficción para promover la IV Urna hubo episodios de intimidación
y amenazas, pero después del golpe las cosas fueron empeorando. Poco antes de
las elecciones de noviembre 2009 la gente de la Resistencia me dijo que tenía
que alejarme de Tegucigalpa, porque mi vida estaba en peligro. Finalmente decidí
salir del país para poder terminar el montaje del documental.
Ha sido difícil, pero para mí
lo más importante era terminar el trabajo. Si no hubiese sido por el documental
nunca habría dejado mi país. Seguramente me iba a incorporar a otras
actividades, arriesgando mi vida exactamente como lo hacen muchas otras personas
-El 28 de junio se va a
estrenar el documental en Honduras. ¿Cómo te imaginas tu regreso y esta fecha?
-Me la imagino como una gran
celebración. Como el aniversario de la Revolución Sandinista. Estos momentos
felices, históricos, inolvidables. Una gran fiesta que no van a poder reprimir.
Va a ser el inicio de una nueva
etapa, de un nuevo proceso en el que vamos a reafirmar nuestro compromiso con
una nueva Honduras.
Para que toda esta acumulación de trabajo, todos estos muertos, tengan un
sentido.