El asesinato de
tres miembros del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y la violenta
represión contra la movilización de la Resistencia en Choloma, Cortéz, son dos
trágicos eventos más de una cadena ininterrumpida de violaciones a los derechos
humanos. Durante el encuentro que sostuvo con una delegación de la Rel-UITA, el
COFADEH denunció una sistemática, selectiva y silenciosa violación de los
derechos fundamentales, y pidió a la solidaridad internacional romper el muro
del silencio.
“La situación
que estamos viviendo ahora es más grave que la que vivimos cuando inició el
golpe. Hay una estrategia sistemática, selectiva y silenciosa para violar los
derechos humanos, y nos preocupa mucho”, advirtió la coordinadora del Comité de
Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Bertha
Oliva.
Según la
defensora de derechos humanos, en Honduras han vuelto a aparecer los
escuadrones de la muerte, que siembran el terror en las familias.
“La gente ya
tiene miedo de denunciar los hechos, y me molesta cuando dicen que las
ejecuciones se deben a la situación de inseguridad que vive el país. Aquí lo que
hay es una persecución política que concluye en asesinatos.
Han vuelto a
aparecer los escuadrones de la muerte y han afinado su estrategia. Detienen,
torturan y asesinan gente, y nos cuesta encontrar un patrón”, aseguró Oliva
a Sirel.
De acuerdo con
los datos del último informe del COFADEH, serían más de mil las
violaciones a los derechos humanos ocurridas durante los seis meses de gobierno
de Porfirio Lobo.
Esos
escalofriantes números incluyen varias decenas de asesinatos, tres
desapariciones y 127 personas que tuvieron que abandonar el país porque su vida
estaba en peligro.
“Lo que se
pretende hacer creer a nivel internacional es falso. Hay que quitar la máscara a
este gobierno, porque comprobamos un porcentaje de muertes y de violaciones a
los derechos humanos que supera al que tuvimos durante el golpe.
Consideramos a
Porfirio Lobo responsable de lo que está ocurriendo. De su parte no hemos
escuchado tan siquiera una declaración pública exigiendo el cese de la
persecución y la matanza.
Toda esta
situación hay que darla a conocer, porque lo que nos está matando es el
silencio”, alertó Oliva.
El silencio es
aliado de la represión
Honduras
ya no es
parte de la agenda de la comunidad internacional, y tampoco de la de muchas
organizaciones o medios de comunicación que en el pasado denunciaron la
brutalidad del golpe y sus posibles efectos en el continente.
Ese silencio
cómplice les está facilitando la tarea a los sectores nacionales e
internacionales, que pretenden presentar a Honduras como un país
normalizado y reconciliado, obviando la grave situación de represión en que vive
el pueblo hondureño.
“Buena parte de
la comunidad internacional ya no considera el tema de los derechos humanos como
un elemento esencial y prioritario. Ya ha pactado el regreso de Honduras
a las instancias internacionales.
Para poder
cambiar esta situación –explicó Oliva– necesitamos de la solidaridad
internacional. Necesitamos hacer presión, porque, de lo contrario, aquí van a
morir muchas más personas.
Tenemos que
continuar con nuestro ejercicio ciudadano de promoción, defensa y denuncia sobre
el tema de los derechos humanos.
Al mismo
tiempo, les pedimos que nos ayuden a generar solidaridad a nivel internacional,
a romper este silencio, a respaldar el esfuerzo que estamos haciendo con la
Comisión de Verdad.
Un esfuerzo que
ya está sufriendo ataques y campañas de desprestigio, y que representa una
esperanza para quienes han sido víctimas de la represión”, dijo.
La delegación
de la Rel-UITA reafirmó su compromiso con el pueblo hondureño y con el
esfuerzo para seguir denunciando lo que ocurre en Honduras.
Además, recordó
la reciente conformación del Comité Uruguayo de Solidaridad con el Pueblo
Hondureño y la próxima creación de comités en Nicaragua y
República Dominicana.
“El apoyo de la
UITA y la presencia de su corresponsal, Giorgio Trucchi, han sido
vitales. A los tomadores de decisiones y a los violadores de derechos humanos
les incomoda que exista ese tipo de testimonios”, concluyó Bertha Oliva.