Después
de 16 meses de exilio en República Dominicana, el ex presidente Manuel Zelaya
regresó a Honduras, donde lo esperaban miles de personas que se movilizaron
hacia el aeropuerto internacional de Tegucigalpa para darle la bienvenida.
Acompañado por
varias personalidades internacionales, entre ellas el canciller venezolano
Nicolás Maduro, el secretario de Estado dominicano Miguel Mejía, el
ex presidente panameño Martín Torrijos, la ex senadora colombiana
Piedad Córdoba y varios exiliados, el ex presidente Zelaya saludó a
la multitud que abarrotaba la zona sur del aeropuerto de Toncontín, reconociendo
que si él pudo regresar al país, fue sólo gracias a la lucha del pueblo
hondureño.
Durante su
intervención, el también coordinador del Frente Nacional de Resistencia Popular
(FNRP) remarcó la importancia del Acuerdo de Cartagena, firmado el pasado
22 de mayo en el marco del proceso de mediación impulsado por los presidentes de
Venezuela y Colombia.
Así mismo, pidió a
la población y a las diferentes organizaciones que integran el FNRP de
“vigilar para que se cumplan todos los puntos del Acuerdo” e invitó al gobierno
de Estados Unidos a rectificar su política exterior hacia Honduras
y Centroamérica. “Permítanos hacer democracia en América Latina, porque
no hay que tenerle miedo al sistema democrático”, dijo Zelaya.
No podemos reconocer al régimen, ni hablar de reconciliación y de
reingreso de Honduras a la OEA, por lo menos hasta cuando cese la
violencia contra el pueblo, acabe la impunidad y se castiguen a los
represores. |
Según el miembro
del Comité Ejecutivo del FNRP, Carlos H. Reyes, después del golpe
de Estado “el pueblo hondureño hizo milagros, porque supo organizarse,
movilizarse, crecer políticamente a pesar de la represión y los asesinatos.
Ahora este pueblo tiene esperanza y el regreso de Zelaya es el primer
paso de una nueva etapa de lucha”, señaló.
Luther Castillo,
garífuna y miembro de la Resistencia, señaló a Sirel que el entusiasmo de
la población por el regreso del ex presidente es comprensible por lo que
representa a nivel simbólico, sin embargo “hay que vigilar muy de cerca el
cumplimiento de los Acuerdos de Cartagena, porque la represión, los asesinatos y
la impunidad continúan, y no podemos, ni debemos olvidar”, señaló Castillo.
Esta posición fue
secundada por diferentes organizaciones que integran el FNRP. “Olvidarnos
de lo que ha ocurrido después del golpe sería un error histórico. Hacemos un
llamado al pueblo hondureño a seguir la lucha contra los proyectos de muerte y
para lograr la refundación del país, a través de una Asamblea Nacional
Constituyente originaria y popular”, dijo Bertha Cáceres, coordinadora
del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).
“En este sentido,
no podemos reconocer al régimen, ni hablar de reconciliación y de reingreso de
Honduras a la OEA, por lo menos hasta cuando cese la violencia
contra el pueblo, acabe la impunidad y se castiguen a los represores”, concluyó
la dirigente indígena.
Los próximos meses
serán fundamentales para el futuro de Honduras. “La gente está
entusiasmada. La Resistencia y Zelaya tienen que aprovechar la coyuntura
para canalizar esta energía, definiendo una estrategia política clara y
coherente. Si no lo hacen, el riesgo es que se genere dispersión, confusión y
pugnas internas”, afirmó el sociólogo y analista político Eugenio Sosa.