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En contacto telefónico 
con Sirel, el enviado especial de UITA a Honduras, Giorgio Trucchi, quien se 
encontraba aún en el aeropuerto de la capital Tegucigalpa, relató que el avión 
que transportaba al presidente derrocado Manuel Zelaya intentó aterrizar hoy 
pero fue rechazado por el Ejército que, además, disparó contra la multitud lo 
que habría provocado la muerte de dos manifestantes. Mientras caía la noche en 
Honduras, miles de personas mantenían aún la vigilia en los alrededores del 
aeropuerto. 
  
Según informó Giorgio Trucchi, desde muy temprano 
salió una marcha hacia el aeropuerto que fue engrosando en el camino hasta 
reunir por lo menos a 200 mil personas. 
   
En el momento culminante, en el cual el avión que traía al 
presidente Zelaya se acercó al aeropuerto, el Ejército desplegó varios 
camiones militares haciendo inutilizable la pista de aterrizaje. 
  
La enorme multitud rodeaba prácticamente el aeropuerto y la 
gran presión hizo que cayera en pequeño tramo del alambrado lateral de la pista. 
Los militares y policías comenzaron a lanzar granadas lacrimógenas y balas de 
goma que fueron respondidas con piedras por algunos manifestantes.  
   
Sin mediar ningún tipo de advertencia, varios soldados 
dispararon sobre la multitud. Algunos testigos relataron a Giorgio Trucchi 
que seguramente uno de los jóvenes caídos ha muerto ya que recibió un balazo en 
la cabeza y sufrió pérdida de masa encefálica. Otro joven también resultó muy 
mal herido y ambos fueron llevados en ambulancias hacia un hospital. 
   
También pudo ver a otros heridos que eran atendidos en el 
lugar por personal sanitario. 
   
Giorgio 
refirió que entre la multitud se corrió la voz de que Zelaya habría 
asegurado que intentaría aterrizar nuevamente mañana, y que continuaría 
haciéndolo cada día hasta lograr su objetivo. Por ésto, miles de personas 
decidieron permanecer en los alrededores del aeropuerto iniciando una suerte de 
vigilia espontánea. 
   
Como fondo de la conversación telefónica con Giorgio 
se podía escuchar que la gente cantaba el himno nacional hondureño y coreaba 
consignas a favor de la democracia, la libertad y por el retorno del presidente
Zelaya. 
   
El gobierno dictatorial, por su parte, anunció su intención 
de continuar impidiendo la llegada del derrocado mandatario, y en lo que parece 
una evidente maniobra dilatoria para ganar tiempo, algunos de sus personeros más 
“presentables” en el exterior han comenzado una campaña –particularmente por 
medio de entrevistas en la cadena internacional CNN– procurando 
establecer un espacio de “diálogo” con una misión “técnica” de la OEA que 
debería tener “bajo perfil”. 
   
Mientras tanto, la dictadura prorrogó la suspensión de los 
derechos individuales, el toque de queda y el Estado de Sitio hasta la cero hora 
del próximo martes 7, lo que presagia la profundización del clima de represión y 
terror en el que se sume el país. 
   
Asimismo, durante casi todo el sábado 4 y parte de hoy, 
domingo 5, la empresa de telecomunicaciones que está bajo el control de los 
militares había cortado el acceso a Internet aislando al país completamente. El 
servicio se ha repuesto parcialmente, pero nadie sabe cuánto tiempo estará 
disponible en el futuro. 
   
Al cierre de esta información, medios internacionales 
afirmaban que Manuel Zelaya había finalmente aterrizado en Managua, la 
capital de Nicaragua, y aseguró que intentaría volver a su país “por 
otros medios”. 
    
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