Resulta
difícil encontrar nuevas palabras para describir el enorme
corazón de este pueblo hondureño que resiste, avanza sin
miedo y sigue manifestándose masivamente, pidiendo que se
reestablezca el orden constitucional brutalmente violado por
el golpe de Estado del pasado domingo 28.
Una desbordante marcha que reunió por segundo día
consecutivo a decenas de miles de hondureños que rechazan el
golpe de Estado, atravesó las calles de Tegucigalpa y llegó
hasta las instalaciones de las Naciones Unidas, donde
los dirigentes de los movimientos populares y sindicales
entregaron un documento en el que piden el respaldo de esta
instancia para que se restablezca el orden constitucional en
Honduras, tal como lo hicieron un día antes en la
delegación de la OEA.
Una multitud recorrió kilómetros cantando, lanzando
consignas, bailando al son de los tambores de la comunidad
garifuna, enseñando sus pancartas en las que ridiculizaban
el actual gobierno de facto y que, de pronto, mano sobre el
corazón y puño en alto, se detenía y entonaba su sagrado
himno nacional.
Sorprendente también la capacidad y el nivel organizativo
del Frente Nacional contra el Golpe de Estado en Honduras,
instancia que reúne a las diferentes organizaciones
populares y sindicales del país, y el nivel de conciencia de
los participantes en la marcha.
Pese al evidente y compresible enojo por lo que ha ocurrido
el domingo 28 cuando fueron brutalmente desalojados por los
militares y los cuerpos especiales de la Policía, durante el
recorrido no se registraron actos de violencia, ni
vandálicos. La marcha se desarrolló pacíficamente, dando
prueba de madurez y de profunda convicción en lo que estas
organizaciones están haciendo.
“La
respuesta de la representante de la ONU fue muy
clara. Están de acuerdo con nosotros, no están avalando el
golpe de Estado y se adhieren a la decisión que en los días
pasados tomó la Asamblea General de la ONU en contra
de los golpistas –declaró el líder sindical Juan Barahona
al salir de la reunión–.
Hay una decisión de echar a andar esta resolución para que
los golpistas abandonen el poder. Vamos a seguir con la
resistencia popular en las calles y estamos actuando con
base en el artículo 3 de la Constitución que establece que
nadie puede obedecer a un gobierno usurpador, y que el
pueblo tiene derecho a la insurrección. Una insurrección
popular y pacífica en contra de los golpistas, y mañana
vamos a marchar nuevamente”, aseveró tajantemente
Barahona.
Más represión
Si las organizaciones populares demostraron su firme
convicción de seguir con la movilización pacífica, la
actitud del gobierno de facto parece apuntar cada vez más a
la violencia.
En San Pedro Sula, en el norte del país, más de 5 mil
manifestantes que desde hace cuatro días ocupaban el Parque
Central fueron brutalmente desalojados por el Ejército y la
Policía.
“Cinco
minutos antes de la represión, un helicóptero sobrevoló la
zona controlada por los manifestantes –contó a Sirel
el coordinador del Bloque Popular y directivo del
STIBYS, Erasto Reyes–.
Luego, un pelotón del Ejército Nacional trató de
rodear la manifestación y los militares iniciaron a disparar
con sus armas de reglamento. Los policías antimotines
lanzaron bombas lacrimógenas, gas urticante y rociaron agua
con una tanqueta.
Fueron detenidas 68 personas y liberadas después
de muchas horas. Nos contaron que mientras estaban
encerrados les lanzaron lacrimógenas y gas urticante.
Hasta el momento hay varios heridos con golpes en
todo el cuerpo y nos reportaron un herido de bala.
En lugar de buscar la paz –continuó Reyes–
siguen con esta actitud represiva. Siempre hemos manifestado
pacíficamente, y hasta hemos dicho a todos los participantes
que se iban a responsabilizar personalmente en caso de
cometer actos vandálicos.
Lo que ocurrió hoy no va a intimidar a la gente,
y estamos llamando a movilizarnos mañana nuevamente,
pacíficamente, porque la represión no depende del pueblo,
sino de los políticos golpistas que han sepultado a la
democracia. No hay marcha atrás hasta que se restablezca el
orden democrático”, concluyó el dirigente sindical y
popular.
Según declaraciones de los manifestantes, el
gobierno de facto habría comenzado una intensa obra de
persecución en contra de los Alcaldes que siguen fieles al
presidente Manuela Zelaya. En San Pedro Sula, como en
otras decenas de municipios, los Alcaldes fueron destituidos
y reemplazados con personas afines al gobierno de
Micheletti.
Organizaciones del campo de suman a la lucha
El Sindicato de Trabajadores del Instituto
Nacional Agrario (SITRAINA), organización afiliada a
la UITA, se sumó a la movilización en defensa de la
democracia.
Según Luis Santos Madrid, secretario
general del SITRAINA, “Estamos totalmente en contra
del golpe de Estado, del militarismo, y estamos apoyando el
esfuerzo para el restablecimiento del orden democrático y el
regreso del presidente Manuel Zelaya Rosales.
El sector del campo se está movilizando y
participando a todas las actividades de protesta en todo el
país. Nuestros afiliados se han involucrado es estas
acciones, aunque sabemos que la Policía esta tratando de
boicotear su movilización deteniendo los vehículos y los
buses que se trasladan hacia Managua”, denunció el líder
sindical.
Sigue presión internacional contra gobierno
Micheletti
Mientras aumenta la espera ante un posible
retorno en tierra hondureña del presidente Manuel Zelaya,
la comunidad internacional sigue arrinconando al
gobierno de facto de Honduras.
Todos los países de la Unión Europea
decidieron escuchar el llamado del gobierno español y
ordenaron a sus embajadores abandonar el país. La UE
suspendió también la ronda de negociación del Acuerdo de
Asociación (AdA) con Centroamérica.
Para hoy, 3 de julio, se espera la llegada del secretario
general de la OEA, José Miguel Insulza, quien
además de reunirse con el gobierno de facto podría tener una
reunión con las organizaciones que encabezan la resistencia
al golpe de Estado.
Insulza
declaró que no es su intención negociar con el gobierno de
facto, sino presentar el documento de la resolución en el
que se condena el golpe de estado, y se exige la restitución
de Zelaya en el poder en un plazo máximo de 72 horas,
plazo que vencerá en la madrugada del sábado.
|