Cientos de miles de hondureños volvieron
a caminar por las calles de Tegucigalpa
y San Pedro Sula, enviando un mensaje
muy claro al presidente Porfirio Lobo
Sosa: no puede haber reconciliación sin
castigo para los golpistas y un camino
hacia la refundación del país a través
de una Constituyente. El presidente
Manuel Zelaya voló hacia República
Dominicana junto a su familia,
prometiendo regresar pronto y seguir
trabajando para la reivindicación de su
pueblo.
“Impresionante” es la palabra exacta
para describir la multitudinaria marcha
que saliendo de la Universidad
Pedagógica de Tegucigalpa recorrió
varios kilómetros hasta llegar al
aeropuerto de “Toncontín”, en el punto
exacto donde el pasado 5 de julio cayó
asesinado por el Ejército el joven
Isis Obed Murillo, la primera de las
tantas víctimas de este golpe de Estado.
La originalidad y la fantasía del pueblo
hondureño volvieron a relucir a través
de mantas, pancartas, muñecos con las
semblanzas de aquellos que la población
ha identificado con el golpe y consignas
coreadas sin un solo segundo de
descanso.
Asombrosa la diferencia entre esta
multitud alegre, pero al mismo tiempo
enardecida y consciente de haber
cambiado el rumbo de este país, y la
triste y desolada ceremonia de
investidura del nuevo presidente
Porfirio Lobo, quien una vez más
trató de convencer al mundo de que
Honduras está empezando a
normalizarse en el marco de la
reconciliación.
“El día de hoy el pueblo volvió a pedir
la refundación del país, y no solo para
despedir al presidente Manuel Zelaya
–dijo Bertha Cáceres, directiva
del Consejo Cívico de Organizaciones
Populares e Indígenas de Honduras (COPINH),
a Sirel–.
Lo más importante es que el pueblo
hondureño ha crecido en su conciencia, y
es evidente cómo a diario, en las
comunidades, la gente está trabajando
para este objetivo. Algo ha cambiado y
el pueblo pide a sus dirigentes que se
le dé atención a esta batalla ideológica
que es uno de los valores más
importantes de esta resistencia.
En este momento –continuó Cáceres–,
en el estadio los golpistas quieren dar
a creer que el pueblo está calmado, que
no hay demandas ni luchas, sin embargo
la gente supo despertarse, levantarse y
resistir a pesar de la represión,
sorprendiendo al mundo.
Todo esto no hay que subestimarlo,
porque va el pueblo va a dar más
sorpresas ante el intento de instalar un
proyecto de dominación. Lo ha desafiado
abiertamente y va a seguir
desafiándolo”, concluyó la directiva del
COPINH.
Llegando al aeropuerto, en la plaza
rebautizada “Isis Obed Murillo”
por el pueblo en resistencia, la gente
se concentró en las inmediaciones de la
tarima, a pocas decenas de metros de la
pista de donde saldría el presidente
Manuel Zelaya.
Durante una breve y emotiva ceremonia,
la ministra del Trabajo del gobierno
Zelaya, Mayra Mejía, entregó,
en nombre del Presidente, un
reconocimiento a las dos “abuelas de la
Resistencia”, Dionisia Díaz
y Yolanda Chavarría, al niño
Oscar Montesinos, quien arengó la
multitud nombrando, uno por uno, los
caídos por manos de los cuerpos
represivos, y al dirigente sindical y
miembro de la conducción colegiada del
Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP),
Juan Barahona.
“Ha sido una movilización gigantesca y
pacífica, en la que estamos exigiendo al
nuevo heredero del golpe de Estado que
convoque a una Constituyente –dijo
Barahona desde la tarima–.
Al mismo tiempo estamos diciendo al
pueblo hondureño y al mundo que la
Resistencia es la fuerza mayoritaria que
tenemos en Honduras, y es la
esperanza de cambio y la alternativa
real.
No reconocemos a este gobierno por haber
sido electo bajo un régimen ilegal,
golpista y represor. A la vez –continuó
Barahona– aclaramos que no
estamos autorizando a nadie de la
Resistencia para que forme parte del
gobierno y de ninguno de los poderes del
Estado.
Señalamos también la vergonzosa decisión
de los golpistas de sobreseer al alto
mando del Ejército y de decretar una
amnistía generalizada, pretendiendo
declarar la impunidad, el olvido, el
perdón, la amnesia colectiva. El pueblo
hondureño no lo va a permitir, y
exigimos castigo para los criminales del
golpe de Estado. No puede haber perdón,
ni reconciliación”, aseveró el dirigente
del FNRP.
Momentos de tensión se vivieron cuando
un fuerte contingente de militares y
policías se hizo presente en las
inmediaciones de la concentración
popular, escoltados por dos tanquetas
lanza agua. Después de una intensa
negociación los cuerpos represivos
decidieron desistir de la provocación.
Ya por la tarde llegó la noticia de que
el presidente Zelaya había salido
de la embajada de Brasil junto
con su familia y acompañado por el
presidente de República Dominicana,
Leonel Fernández, y por el
presidente Porfirio Lobo.
Una larga caravana de vehículos recorrió
el camino hacia el aeropuerto, de donde
Manuel Zelaya despegó hacia el
país caribeño, mientras la multitud
emocionada saludaba con sus banderas y
cantos.
“Va a regresar, seguro que va a
regresar, y se va a integrar a esta
lucha del pueblo hondureño, porque lo de
hoy es solo el comienzo”, comentó un
anciano mirándome a los ojos.
Lentamente la gente comenzó a abandonar
el lugar, la mayoría caminando alegre,
con una energía contagiosa, mientras
desde la tarima los Artistas en
Resistencia seguían cantando y bailando.
Una nueva Honduras ha nacido… y
ha comenzado a caminar.
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