La brutal
represión del pasado 30 de julio, que dejó un saldo de decenas de heridos,
detenidos y un docente de secundaria, Roger Vallejo Soriano, al borde de la
muerte,* no fue suficiente para detener al pueblo organizado que volvió a
marchar por las vías de la capital y en el resto del país, pidiendo la
restitución del orden democrático y el regreso del presidente Manuel Zelaya.
En Tegucigalpa,
miles de hondureños desafiaron la proclama del presidente de facto, Roberto
Micheletti, quien advirtió que ya no se iba a permitir el desorden y la toma
de carreteras, y se volcaron por las calles de la capital.
En la mañana
del viernes 31 de julio, saliendo de la Universidad Pedagógica, la nutrida
marcha recorrió el boulevard que conduce hasta las inmediaciones de Casa
Presidencial y finalmente atravesó toda la ciudad hasta llegar frente al
Congreso Nacional, fuertemente custodiado por el Ejército y la Policía.
Como era de
esperarse, enardecida por los acontecimientos del día anterior la gente coreaba
consignas contra los cuerpos represivos, alternadas con invocaciones en recuerdo
de los que fallecieron en el proceso de resistencia al golpe de Estado del
pasado 28 de junio.
“Sangre de
mártires, semilla de libertad. Porque el color de la sangre jamás se olvida, los
masacrados serán vengados”, gritaba la gente al recordar a los caídos, dándose
fuerza para seguir adelante en esta histórica lucha de resistencia que no tiene
precedentes en la historia del país.
Pese a la
decisión de la conducción colegiada del Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado de cambiar el recorrido de la marcha y renunciar, por el momento, a
la toma de la carretera que conduce hacia el Sur, la brutal represión, además de
reflejar la preocupación y la debilidad del gobierno de facto y de los sectores
empresariales que están detrás del golpe, parece haber unido aún más los
sectores que conforman esta instancia de resistencia, y puesto nuevamente a
Honduras en el centro de la atención de los medios internacionales.
Una
demostración más de la incapacidad de este gobierno de facto.
“Lo de hoy es
un ejemplo de lo que son la conciencia, la identidad, los valores, los
principios y la solidaridad de ese pueblo –dijo a Sirel Rasel Tomé,
miembro de la conducción colegiada del Frente Nacional Contra el Golpe de
Estado y dirigente del Partido Liberal–.
Los que estamos
presentes hoy en esta marcha les estamos diciendo a los golpistas que no les
tenemos miedo, y que como único recurso les queda de reprimir, golpear y
asesinar, porque el mundo los ha condenado por haber roto el orden
institucional.
El pueblo
–continuó Tomé– les va demostrar con la lucha en la calle, con la
resistencia pacífica, que está unido y que somos muchos, y que en nuestro
imaginario colectivo está la restauración de la democracia. Porque no queremos
que 14 familias se reúnan en un salón y decidan quién va a gobernar Honduras.
Se acabó el
juego de la oligarquía fascista que ha provocado pobreza, desigualdad e
inequidad, que tiene atorada a una juventud sin esperanza, que huye hacia otros
países. Lo que aquí está en juego es el futuro del país y estamos luchando por
una verdadera transformación”, manifestó Tomé.
Para el
dirigente, esa transformación pasa por la restauración del orden institucional y
la implementación y profundización de la democracia participativa, a través de
una Asamblea Constituyente.
“Los pueblos
tienen derecho a la autodeterminación y la actual Constitución del 1982 deja
planteado que aquí sólo los hijos de los ricos, la misma oligarquía, pueden
gobernar”, concluyó el dirigente liberal.
La
primera dama en Tegucigalpa
Ante la actitud
intransigente del gobierno de facto que no le permitió reunirse con su marido,
el presidente Manuel Zelaya, la primera dama Xiomara Castro
decidió regresar a Tegucigalpa y participar en la movilización.
Centenares de
personas se concentraron alrededor del camión en el que se montó la primera dama
para dar su discurso a la gente. Saludando y estrechando manos, Castro
volvió a explicar lo difícil que ha sido su intento fallido de reunir a su
familia y condenó la brutal represión.
“Creen que
cuando reprimen, golpean, persiguen y disparan el pueblo se aterroriza y se
esconde, pero se han equivocado. Vemos la cantidad de gente que está saliendo y
está marchando a exigir su respeto, porque esta patria es nuestra.
Hoy quieren
reprimirnos, doblegarnos el brazo, pero no, escogieron el mal camino, y no
entendieron que cuando el pueblo siente que se le quitan sus derechos, el pueblo
sale a la calle.
Amamos la paz
–continuó la primera dama de Honduras–, pero hoy nos la secuestraron y no
lo vamos a permitir. Pensaron que en dos días el pueblo hondureño aceptaría lo
que sucedió, que se quedaría callado ante la represión, sin embargo han sido 34
días de lucha permanente.
Hoy ese
uniforme verde olivo significa muerte, represión. Hoy, señor Romeo Vásquez
Velásquez, ese título de general le queda muy grande. No siga manchando sus
manos de sangre”, concluyó Xiomara Castro mientras la gente gritaba
“Asesino, asesino”.
Represión en occidente
Mientras en
Tegucigalpa la marcha se desarrollaba sin mayores problemas, en la zona
occidental de Copán y Santa Bárbara los manifestantes que se habían tomado
algunas importantes carreteras fueron salvajemente reprimidos por la Policía y
el Ejército.
Según algunos
reportes hay varios heridos y detenidos.
Para hoy, 1 de
agosto, a 35 días del golpe, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado
tiene previsto continuar con las movilizaciones en todo el país.
Carlos H Reyes,
secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y
Similares (STIBYS) e integrante del Comité Mundial de la UITA,
quien resultara herido durante la represión del pasado 30 de julio, continúa
hospitalizado mientras se espera que su brazo fracturado esté en condiciones de
admitir la delicada operación que se le debe practicar.
*Cuando esta
nota estaba siendo publicada, se informó que Roger Vallejo Soriano, el docente
de 38 años baleado en la cabeza el jueves 30 de julio, falleció en la mañana de
hoy, sábado 1 de agosto.
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