El
gobierno de Brasil denunció ante
el Consejo de Seguridad de la ONU actos de acoso e intimidación por parte de las
autoridades de facto de Honduras, que el pasado 28 de junio perpetraron un golpe
de Estado y que actualmente están amenazando con atacar la embajada brasileña en
Tegucigalpa. El presidente Manuel Zelaya Rosales confirmó esta agresión y
denunció el uso de aparatos electrónicos y sustancias químicas que estarían
afectando la salud de las personas que se encuentran dentro de la embajada.
“El gobierno de
Brasil está muy preocupado de que la misma gente que perpetró el golpe de
Estado en Honduras pueda atentar contra la inviolabilidad de la embajada
para detener por la fuerza al presidente Zelaya –dijo el canciller
brasileño Celso Amorím ante los miembros del Consejo de Seguridad de la
ONU, reunidos para examinar la situación en Honduras y emitir un
pronunciamiento al respecto–.
Nuestra sede
diplomática ha sido sometida a actos de acoso e intimidación por las autoridades
de facto, y esto constituye una clara violación de la Convención de Viena”,
concluyó Amorím, pidiendo al mismo tiempo una condena expresa para evitar
cualquier acto hostil.
Durante una
comunicación telefónica entre el presidente Zelaya y miembros del
Frente Nacional Contra el Golpe de Estado, a la cual Sirel tuvo
acceso en exclusiva, el mandatario confirmó lo que está ocurriendo en la
embajada brasileña.
“Estamos siendo
atacados y reprimidos constantemente, aparentemente con aparatos electrónicos,
para bloquear las comunicaciones por celular, para afectar nuestros oídos, y
también con algún producto químico, porque hay varias personas que tienen
mareos, fuertes dolores de garganta y de cabeza, vómitos y están sangrando por
la nariz –dijo Zelaya visiblemente preocupado–.
“Tenemos que
denunciar al mundo lo que está pasando, y sabemos que ya Brasil presentó
un reclamo muy duro. No podemos bajar la guardia con esta gente, ni un solo
momento, porque si no seremos sacrificados duramente y la lucha debe continuar.
Tenemos el
apoyo del mundo entero –continuó el Presidente hondureño–, y hoy Brasil
pidió una reunión específica del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
para ver el problema de Honduras.
Hoy más que
nunca la resistencia debe estar cohesionada, y tengan la plena seguridad de que
mantenemos una posición vertical, y estamos dispuestos a llegar hasta el fin
para concretar los propósitos que tenemos de devolver la paz al pueblo
hondureño.
A mi no me
interesa – agregó Zelaya– volver a ostentar un puesto, porque ya lo hice
como Presidente, sino que se revierta el golpe de Estado. Que Honduras
pase a ser un símbolo mundial, como el espejo de lo que no se deberá hacer nunca
más”, concluyó el presidente Zelaya.
La
gente está mal
Para averiguar
lo que efectivamente está ocurriendo en la embajada de Brasil en
Tegucigalpa, Sirel se contactó con Esteban Félix, fotógrafo de
Associated Press (AP), quien desde el pasado 21 de septiembre está
encerrado dentro de la embajada junto a otros periodistas.
“Hoy mucha
gente se despertó con un malestar general como dolores de garganta y de cabeza,
cansancio generalizado, dolores musculares y por lo menos dos personas
comenzaron a sangrar de la nariz –nos contó Felix–.
En mi caso,
tengo la garganta muy reseca y tengo un dolor que no es normal. Lo que se está
diciendo es que podría ser algo químico que nos está afectando y en este momento
el representante de Cruz Roja Internacional está reunido con el presidente
Zelaya, con tres doctores que más tarde nos van a visitar y con otras
personas.
Hubo un momento
de tensión cuando nos dimos cuenta de que la mayoría de nosotros teníamos estos
síntomas, pero ahora la situación se ha tranquilizado”, concluyó.
Ante esta
persistente provocación, acoso y violación de los derechos de las personas, son
muchas las voces que se han levantado para exigir el cese de esta actitud del
gobierno de facto y la definición de qué es lo que quiere verdaderamente.
Resulta
totalmente contradictorio el llamado que hizo el régimen de facto a un diálogo
con el presidente Zelaya y las declaraciones de querer respetar la
inviolabilidad de la embajada de Brasil, con la actitud de continuo
hostigamiento y violación que se está perpetrando a diario.
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